
La incertidumbre de las primeras decisiones, la graduación y el «¿ahora qué?», el tocar puertas con la esperanza de que una se abra… La entrada al mundo laboral, las fallas, los aprendizajes, el conocimiento; todo eso es parte de un proceso que, con constancia y perseveranza, lleva al crecimiento profesional
Mi nombre es Néstor Erubey Guillén Rodríguez, orgulloso egresado de la carrera de Mecatrónica del Centro Universitario de la Costa Sur. Hoy, ya trabajando en la industria, quiero compartir parte de mi historia. No una versión perfecta ni idealizada, sino el recorrido real, con dudas, tropiezos y aprendizajes, que me llevó del aula al mundo profesional. Ojalá que este testimonio sirva a quienes están por egresar o acaban de hacerlo, para recordarles que el camino es retador… pero también profundamente valioso.
El salto que lo cambió todo. Dejar mi hogar en Baja California Sur para venir a Jalisco a estudiar Mecatrónica en el Centro Universitario de la Costa Sur fue una de esas decisiones que te sacuden el alma. Ser foráneo no solo significa distancia: significa aprender a crecer lejos, a valerte por ti mismo y a convertir la incertidumbre en impulso. Ese viaje no solo me llevó a Autlán, también me llevó a conocer una versión mía que aún no sabía que existía.
La graduación. Ilusión mezclada con incertidumbre. Cuando terminé la carrera traía una emoción enorme, pero también esa pregunta que se clava en la mente del recién egresado: ¿y ahora qué? Tienes conocimientos, tienes sueños inmensos… pero el mundo real no siempre te recibe con los brazos abiertos. Y ese silencio, ese “no” disfrazado de nada, pesa más de lo que uno admite.
Cuando las puertas no se abren. Hubo momentos en los que dudé. En los que parecía que nada avanzaba. En los que sentí que las oportunidades estaban muy lejos y yo muy cerca de rendirme. Esa etapa duele: duele el rechazo, duele la espera, y duele darte cuenta de que no basta con quererlo mucho; hay que insistir más de lo que imaginabas.
La lección que me sostuvo: seguir tocando. Con el tiempo entendí algo que me marcó: tocar puertas siempre funciona, aunque algunas nunca se abran. Lo importante es no detenerse. No dejar que la falta de respuesta se convierta en miedo. Porque cuando tú sigues, cuando perseveras, aparece esa oportunidad que cambia todo.
Se abrió una puerta. Hoy trabajo en una empresa integradora enfocada en automatización de procesos. Y cada día ahí me recuerda que valió la pena cada desvelo, cada duda y cada intento. Actualmente me desempeño como Ingeniero en Proyectos y estoy a punto de iniciar un área nueva dentro de la empresa, dedicada a redes industriales. Algo que nunca imaginé que llegaría tan pronto y que nunca imaginé que confiarían en mí para empezar desde cero.
El peso de los errores… y su valor. No voy a maquillar la realidad: la constancia duele. Hay errores, muchos. Hay días de estrés, cansancio, ojos rojos, horas extra, noches sin dormir. Pero entendí algo que quiero dejar muy claro: los errores no te detienen, te entrenan. Y si quieres llegar alto, primero tienes que fallar muchas veces.
El choque con la realidad industrial. También descubrí que lo que vemos en la escuela no siempre se parece a lo que te espera afuera. Puedes estudiar control en clase, pero cuando entras al mundo del control industrial, el panorama es otro: más complejo, más exigente, más real. Pero sin esa base escolar, tampoco podrías dar el salto.
Creer incluso cuando duele. Hoy, con orgullo, puedo decir que estoy construyendo la versión profesional que alguna vez soñé. Nada fue fácil, nada fue rápido y nada fue perfecto. Pero todo valió la pena. Las oportunidades existen, sí… pero hay que buscarlas, pelear por ellas y creer en uno mismo incluso cuando las dudas pesan más que la esperanza. Porque un día, cuando menos lo esperas, esa puerta que parecía imposible… se abre.
Este contenido es resultado del Programa Corresponsal Gaceta UdeG que tiene como objetivo potenciar la cobertura de las actividades de la Red Universitaria, con la participación del alumnado de esta Casa de Estudio como principal promotor de La gaceta de la Universidad de Guadalajara.
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