
Regresar. Estar de nuevo en el Festival de Guadalajara es increíble. Es la segunda vez que vengo y, como la primera, me siento muy emocionado de reencontrarme con amigos, ver lo que se está gestando en la industria, tanto a nivel nacional como internacional. Aunque esta vez sólo pude quedarme dos días y medio por trabajo, estoy tratando de ver todo lo posible. Este festival sigue creciendo, sigue celebrando el cine, y eso se agradece. Esperanza. Siento que el cine mexicano está en un gran momento. Durante mucho tiempo nos encasillamos en ciertos estilos y narrativas, donde incluso el público ya sabía lo que venía: sexo, drogas, violencia. Pero ahora hay una exploración más libre, más abierta. Estamos viendo propuestas en géneros que antes casi no se tocaban, se están derribando las barreras entre lo autoral y lo comercial. Se apuesta por nuevas caras, nuevos relatos, y lo mejor es que el cine mexicano ya suena fuerte en todo el mundo. Eso da mucho orgullo. Trayectoria. Mi camino fue de poco a poco, sin contactos, sin padrinos. Acepté todo lo que se me fue presentando. Yo quería hacer cine, pero las series fueron mi puerta. Gracias a ellas pude entrar, trabajar, aprender. Y aunque he hecho más series que películas, mi meta siempre ha sido el cine. Agradezco el recorrido, pero ahora tengo ganas de enfocarme más en lo que realmente me apasiona: contar historias desde la pantalla grande. Consejo. A los jóvenes que quieren dedicarse a esto, lo primero que les diría es que hay que trabajar muchísimo. Esta es una industria maravillosa, pero también puede ser abrasiva, competitiva, y te confronta contigo mismo. Es fundamental preguntarse constantemente: ¿por qué hago esto?, ¿para quién lo hago?, ¿desde dónde lo hago? Son preguntas que me han acompañado y que me han guiado cada vez que me siento perdido. Futuro. Quiero dirigir. Ese es mi próximo gran paso. Estoy planeando producir y dirigir mi primer cortometraje, ojalá a finales de este año. Me da vértigo, claro, pero también siento la necesidad urgente de hacerlo. Quiero que las decisiones en mi carrera estén guiadas por una responsabilidad social y un compromiso artístico. Miedo. No hay que luchar contra el miedo como si fuera el enemigo. Hay que sentirlo, usarlo, dejar que nos mueva. Un maestro decía: “La disciplina es hacer las cosas cuando quieres y también cuando no quieres”. Yo creo mucho en eso. Esta profesión es como caminar con una linterna que sólo alumbra uno o dos pasos. No puedes verlo todo. Pero si avanzas, si sigues contando historias desde la verdad, la luz aparece.