Laura Adriana Rueda

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Los primeros libros de historia que había en su casa los compró su padre: Historia gráfica de la Revolución Mexicana, de Agustín Casasola. Una colección con la cual se empezó a enterar de lo que ocurrió en el país durante esa época. Pero si bien le interesaba la literatura y quería ser maestra (como muchos niños) y abogada, no se imaginaba como historiadora.
La maestra Laura Adriana Rueda, catedrática del Departamento de Estudios Políticos, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), quien fue distinguida con la presea González Gallo, concedida por el ayuntamiento de Yahualica, Jalisco y Conaculta, en reconocimiento a sus estudios sobre la región sur de los Altos de Jalisco, atribuye a su abuelo su inquietud de hacer rescate histórico, pues él gustaba de recopilar datos e hizo un diario.

¿Qué la motivó a estudiar la región sur de los Altos de Jalisco?
Soy originaria de Yahualica de González Gallo, Jalisco, y es una zona que no fue muy estudiada. Ha estado abandonada. Es una región que por lo menos en la literatura ha contribuido mucho a las letras universales. Recordemos a Agustín Yáñez. La he estudiado desde hace años, y aunque actualmente no lo hago, creo que el reconocimiento, además de por mi labor académica, obedece también a un trabajo que hice sobre “La migración tardía española a finales del siglo XVIII” y la relación entre los rancheros españoles y después los criollos y las pocas comunidades indígenas que había en la región.

¿Cuáles fueron los resultados de su investigación?
Reconocer la importancia de este período, y el dinamismo que desarrollaron los propietarios de la tierra, tanto criollos y rancheros por el dominio del espacio, desdibujando la presencia indígena en el territorio que después sería el primer Cantón de Jalisco, específicamente el pueblo de Yahualica. Ahí la población indígena quedó completamente borrada en el consciente colectivo de la región. Y no sólo de la jurisdicción municipal, sino de los Altos, donde ocurrió un fenómeno en donde prácticamente se vivió un exterminio y es visible en cuanto a que los alteños no reconocen ningún lazo hereditario de los pueblos nativos de la región, sino que ellos se reconocen como producto de generaciones de criollos y como producto de la incursión francesa.

¿Se puede adjudicar a esta parte de la historia algún tipo de racismo existente en esa región?
Sí. Los dichos y el lenguaje cotidiano que utiliza la gente tiene formas verbales despectivas, sobre todo manejan palabras como “el indio, lo indio, la indiada” y esa es una expresión que se da en muchas comunidades, no solo en la región Altos Sur, sino también Altos Norte, en la zona del Bajío guanajuatense y en una gran parte de Michoacán. Esto se da porque la población primero española y luego criolla no produjo un mestizaje étnico, mejor dicho, biológico. Los centros de población y los ranchos quedaron separados, dominando así la economía de la república de españoles y despreciando a la población indígena, hasta borrarla de la memoria histórica. En algunas comunidades esto viene desde el siglo XVII.

¿Qué otras líneas de investigación ha trabajado?
La historia del abasto urbano en Guadalajara desde el siglo XVI hasta 1965. Es un tema sobre cómo surgen los tianguis, los mercados y cómo se dan los primeros contactos de intercambio comercial en una ciudad española asentada en el Valle de Atemajac desde el 14 de febrero de 1942. Es importante porque a los jaliscienses y en específico a Jalisco, lo identifican a nivel nacional e internacional por su actividad económica comercial, siendo Guadalajara la capital del comercio en el noroccidente de México desde el siglo XVII.

¿Qué piensa de los historiadores?
Creo que su labor ennoblece el espíritu humano, porque tratamos de rescatar la memoria perdida de los grupos sociales y de la población. Tenemos que entender y trabajar la disciplina con mucho respecto, objetividad, pero sobre todo con mucho compromiso y responsabilidad, porque manejamos de alguna manera el conocimiento que luego es heredado a las generaciones presentes y futuras, entonces somos también actores responsables y activos en las construcciones de la cultura regional y nacional.

¿Los jóvenes tratan la historia con ese mismo respeto del que habla?
En mi experiencia he encontrado alumnos brillantes y sí, tratan por lo menos de conocer y después empiezan a vincular el pasado con el presente y a encontrar respuestas y en base a eso vislumbran la utilidad de la historia. Hay que tener un espíritu sensible para estudiar la historia.

Primera persona
Laura Adriana Rueda Ruvalcaba es investigadora del Departamento de Estudios Políticos del CUCSH. Por sus estudios sobre la región sur de los Altos de Jalisco, recibió la presea González Gallo que otorga el ayuntamiento de Yahualica, Jalisco y Conaculta.

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