Las aventuras de una futura turismóloga

La convocatoria para el Día del Turismo se convirtió en una experiencia educativa para una estudiante de CUNorte, quien pudo descubrir lugares turísticos en su región que, como profesional, podrá dedicarse a promover y rescatar

Santa María de los Ángeles es un pueblo del Norte de Jalisco. Ubicado entre Colotlán y Huejucar, se le conoce por sus textiles y bordados de pita en vaqueta para elaborar cintos, además de su historia y gastronomía, entre otros aspectos importantes. Aquí es donde ocurrió la aventura de la futura turismóloga.

Todo comienza en mi universidad, el Centro Universitario del Norte, donde estudio la licenciatura en Turismo. El día 6 de septiembre, a las 10:52 am, la coordinadora de la carrera nos envió un par de convocatorias por el Día Mundial del Turismo. No pensábamos participar. Sin embargo, mis compañeras y yo recibimos demasiadas ofertas persuasivas.

“Chicas, si participan, les daremos un punto extra”, dijeron varios profesores. Aunque no me siento orgullosa de contarlo, así fue que nos decidimos; en ese momento nos pareció buena idea participar. La convocatoria y concurso que elegimos fue “Exposición de secuencias fotográficas”, la cual consistía en justamente realizar una secuencia de fotos de alguna tradición de la región Norte de Jalisco y Sur de Zacatecas, con el fin de capturar su belleza y mostrarla mediante las imágenes, para después presentarla con una breve explicación del atractivo turístico a los respectivos jueces, quienes escogerían primero, segundo y tercer lugar.

Elegimos, mis cuatro cpmpañeras y yo, Santa María de los Ángeles. También, teníamos que escoger a un/a docente como asesor/a, que para nosotros fue la maestra Sandy Vargas, quien en ese momento nos estaba dando clase de “Turismo rural”.

Lo siguiente fue dividir el trabajo por partes: tomar las fotos e imprimirlas en papel fotográfico, hacer la decoración para el caballete y buscar la información de los lugares a los que íbamos a ir -todas- a tomar las fotografías. Pese a que no era mucho trabajo, allí fue donde empezaron los problemas.

“Yo no puedo ir a tomar fotos ese día, tengo que ir a trabajar”, dijo una compañera; “Yo estoy haciendo el servicio social, no puedo”, dijo otra compañera. Por lo que quedamos con la asesora en repartirnos el trabajo: quienes tomarían las fotos, otras la decoración y las que faltaban la investigación y recabarían información.

Escogimos un martes para realizar el recorrido, acompañadas por la asesora, quien era la única que conocía al pueblo. Llega el día, son las 12:30 pm y vemos entrar a la maestra al salón. “¿Ya están listas para ir a Santa María?”, dijo con el entusiasmo que la caracteriza. Ya ninguna de mis compañeras podía ir. Buscamos otro día, nada. ¿El siguiente martes? No, ¡la exposición era ya el lunes!

“Si quieren yo voy a tomar las fotografías y ustedes hacen lo demás”, les dije yo al final. Todas dijeron que sí y en eso quedamos. Desde allí comienza mi aventura por Santa María.

El día sábado fui al pueblo con mi pareja Felipe, quien se ofreció a acompañarme. Eran las 10:00 am y ya tenía enlistados los lugares que debía fotografiar: “La presa vieja”, “Plaza Hidalgo”, “El jardín principal”, “Los arcos” y el “Edificio de la Esmeralda”. 

Un poco nerviosa de estar en un lugar que no conocía, llegamos a la primera plaza del pueblo, en que se encuentra la presidencia y al no saber cómo se llamaba, vimos lo que parecía una tienda de abarrotes. Allí estaban dos señoras sentadas y optamos por hacerlo a la antigua, así que les preguntamos a ellas sobre los lugares a los que teníamos que ir.

“Cuál es el Jardín Principal?”, les pregunté. Después de verme un poco raro, supuse que porque nunca me habían visto por el pueblo, la más anciana me preguntó: “¿Para qué necesitas saber?”. Claro, no lo había pensado, por allí debí empezar: “Es un trabajo para la escuela, señora, vine a tomar fotografías”. “Pues creo que este es el jardín principal”, dijo entonces la otra mujer.

¿Creo?, dije entre mí. Después de que no dieron respuestas concretas, fuimos a otra tienda de abarrotes, la “Casa Robles”. Allí preguntamos lo mismo, y después de una larga respuesta y demasiadas direcciones nos dijeron cual era el Jardín principal y todos los demás lugares. Pero antes de ir, aproveché y tomé unas 10 fotografías de la plaza a la que habíamos llegado, que, ahí me di cuenta por una placa y por una estatua que había del prócer, era la “Plaza Juárez”, con un quiosco adornado bellamente con motivo de la feria regional.

Nos subimos a la motocicleta y a dos calles estaba el Jardín principal: una plaza pequeña, pero con mucho que rescatar para mis fotografías, detrás de la cual se yergue el Templo de Nuestra Señora de los Ángeles. Luego utilizamos Google maps para saber dónde estaban exactamente “Los arcos”. Llegamos rápido con la moto, saqué la cámara y ese fue el lugar que más me gustó. Estuvimos 10 minutos ahí, fue el último lugar que fotografié y nos regresamos a Colotlán.

Llegamos a las 12:00 pm aproximadamente y descargué las fotografías para mandarselas por un documento en Drive a la compañera que se encargó de imprimirlas. Y en ese momento, terminó mi aventura por Santa María.

Y no los voy a dejar con la duda: ¿que cómo nos fue el día del concurso? No muy bien que digamos. En realidad porque la nuestra no fue propiamente una secuencia fotográfica, pero por lo menos ganamos el tercer lugar. Así que ¿valió la pena pasearme en Santa María por dos horas? Claro que sí, finalmente aprendí mucho y es a lo que probablemente me pueda dedicar en un futuro como turismóloga: rescatar los lugares turísticos que hay en nuestra región que tal vez no conocemos, pero que finalmente son parte de nuestra cultura y patrimonio.

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Este contenido es resultado del Programa Corresponsal Gaceta UdeG que tiene como objetivo potenciar la cobertura de las actividades de la Red Universitaria, con la participación del alumnado de esta Casa de Estudio como principal promotor del medio oficial de comunicación de la Universidad de Guadalajara.

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