La movilidad como plagio

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Camino sobre la carretera 19 en Bogotá, o lo que para nosotros sería una avenida. Son las nueve de la mañana y los comerciantes ofrecen su menú para el desayuno: buñuelos colombianos, empanadas de pollo y carne, y arepas con queso. Por supuesto es la tierra del café. Al café oscuro le llaman “tinto” y al pedir uno, sin especirficar, me dan café con leche. Después del primer error sé que deseo un “tinto” de verdad.
Los estudiantes, maestros y obreros suben al transporte público. Se miran poco entre ellos. La prisa no permite cortesías. Creí que Bogotá era la tierra de la movilidad. Digamos que tiene un transporte admirable, pero con fallas.
En Bogotá el transporte está dividido en “bus”, lo que conocemos como camiones; “busetas” son más pequeñas y fueron unidades de los años 70. ¿Recuerda las combis que circularon en Guadalajara en los 80? Allá les llaman “colectivos”. Todavía circulan y las emplean no más de 15 personas a la vez. Las busetas no tienen paradas autorizadas. Incluso en el cuarto carril un pasajero aborda una unidad.
En esta capital implementaron el Transmilenio, con un carril exclusivo, como si fuera un metro por la superficie.
Edwin es estudiante y señala: “Yo uso bus, buseta, Transmilenio y taxi, porque necesito trasladarme de mi casa a la universidad, de la universidad al trabajo y así todos los días. Hay mucha congestión, porque tenemos muchas busetas”. En un “atracón” (congestionamiento vial), un tramo para recorrer en cinco minutos, obliga a emplear 40.
El salario mínimo en Colombia es de 461 mil 500 pesos colombianos al mes. Esto equivale a aproximadamente dos mil 600 pesos mexicanos. Edwin se queja: “Es caro si hablamos del salario mínimo. Digamos que no es culpa del conductor del bus, sino de Ecopetrol, que vende caro el combustible. Si tú, por ejemplo, tienes que usar tres buses, y además almorzar, no alcanzas”. ¿Es diferente esta queja a la de los usuarios del transporte en Guadalajara?
Para un trabajo a profundidad es necesario el mayor número de personas relacionadas con el tema. Quería saber la opinión de los chóferes, pero fue imposible, porque están apartados del pasaje por una pared. Por un orificio los usuarios ingresan los mil 100 o mil 200 pesos colombianos. Esto equivale a cinco o seis pesos mexicanos.
En la avenida El Dorado, una de las vías más importantes de Bogotá, hay una ciclovía, pero no en todas partes puede pedalear un ciclista con tranquilidad. Un señor que espera su buseta me describe que “es peligroso si se sale uno de las ciclovías. No lo respetan. Por eso sólo uso las ciclas (bicicletas) los domingos, porque ese día cierran las calles”.
El transmilenio, con sus 114 estaciones, está dividido por nueve zonas y 302 barrios son conectados. Esto es motivo de orgullo en Bogotá.
De Colombia llegará a Guadalajara este transporte, con el nombre de Macrobús. En Bogotá este sistema es ágil y ecológico, pero esta capital arrastra con problemas de movilidad. ¿Qué pasará en Guadalajara?

Entrevista con el ministro de Medio Ambiente en Colombia, Juan Lozano, integrante del gabinete del presidente ílvaro Uribe

¿Cómo califica la movilidad en Colombia, en especial en Bogotá?
Bogotá tiene un gran logro con el sistema de transporte masivo transmilenio, que ha funcionado ejemplarmente por la cultura que ha suscitado, por la reorganización de las rutas de tránsito. En lo demás, Bogotá tiene una sobreoferta de vehículos que genera un verdadero caos en el transporte público y en el privado. La movilidad en Bogotá se deterioró mucho en los últimos cuatro años, porque el buen funcionamiento del sistema transmilenio no estuvo acompañado de políticas adecuadas para el manejo del transporte público y del privado. Pero el transmilenio sí es motivo de orgullo para Bogotá. Sin el transmilenio los bogotanos estarían en un manicomio.

¿Cuál es el conflicto que provoca el uso constante de bus y busetas?
El problema es que la optimización del uso del combustible y del espacio de vía no se logra fácilmente si no hay un sistema articulado, integral y armónico. Entonces han reñido la libre iniciativa y la libre competencia, que permite a cualquier persona comprar un vehículo y afiliarlo a una empresa y ponerlo a rodar en las calles, por el derecho de los ciudadanos a tener una buena movilidad y un buen desplazamiento. Por eso hay una sobreoferta en el parque automotor. Por eso también se evidencia corrupción en el pasado, que permitió que entraran muchos vehículos de servicio público sin un estudio serio de la capacidad de la vías de esta ciudad.

¿Qué tanto contribuye a la contaminación el uso de bus y busetas ?
Sin duda que hay una afectación en la calidad del aire, por el exceso del parque automotor, porque no se optimiza el galón de combustible por pasajero transportado. Uno ve muchos buses y busetas viejos o en malas condiciones circulando con poquitos pasajeros. Todo ese combustible se utiliza para transportar a menos de 20 personas.

¿Podría tomarse como ejemplo la movilidad de Bogotá para otras ciudades?
Bogotá es un ejemplo con el Transmilenio. Esto es un orgullo para los bogotanos. Lo que nosotros añoramos es que ese buen desempeño del sistema se exprese en los otros transportes. Aprender del sistema de Transmilenio de Bogotá es interesante para aquellas ciudades que quieran replicarlo.

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