Los jóvenes son quienes más consumen piratería en México

Académico del CUCSH expone en su investigación una serie de reflexiones para comprender los elementos socioculturales que están alrededor de este fenómeno

Para la mayoría de los jóvenes comprar unas gafas Versace, una blusa Saint Laurent o un bolso Givenchy, entre otros artículos exclusivos, implicaría un sacrificio extraordinario. Sin embargo, para cumplir con las expectativas dictadas por el consumo global y encontrar su lugar en el mundo, muchos recurren a la piratería.

El académico del Departamento de Historia del CUCSH, Carlos Rafael Hernández Vargas, publicó “El escape de Tántalo. La estrategia barroca en el consumo de mercaderías piratas” en Ediciones Navarra.

El texto juega con el consumo de piratería de los jóvenes con un personaje de la mitología griega, Tántalo. Condenado a contemplar manjares, al hambre y sed eterna por sacrificar a su hijo.

“Para quedar bien con los dioses les ofrece un banquete, pero se acaba la comida. Decide matar a su hijo como ofrenda. Pero los dioses se dan cuenta y lo condenan: debe vivir sumergido en un río rodeado de frutos y agua que le rehúyen al intentar tocarlos”, explicó el autor.

Tántalo, rodeado de riqueza y abundancia, es incapaz de saciar su sed y su hambre. Como el dios, el libro habla del mismo deseo de las juventudes latinoamericanas por objetos y accesorios de lujo.

“Podemos observar las mismas riquezas en los escaparates, redes sociales, programas de entretenimiento, cine, pero carecemos de la capacidad de compra. Entonces la piratería nos da la posibilidad de escapar de esa condena de Tántalo: no accedes a la misma marca, pero finalmente puedes tenerla, aunque sea pirata”, afirmó Hernández Vargas. 

La publicación fue el resultado de la tesis doctoral en el Doctorado en Ciencias Sociales cursado en el CUCSH. El texto ahonda en el consumo de la piratería de los jóvenes entre 18 a 30 años que cursan licenciaturas en universidades públicas y privadas. 

De acuerdo con el autor, los jóvenes son el grueso de la población que más consume piratería en México. Desde el inicio de la investigación sospechó que el consumo de la piratería iba más allá de lo económico.

“Hay una especie de discurso común que dice que la piratería existe porque la gente es pobre, tiene muchos hijos y les es difícil comprar cosas”, dijo.

Pero durante la investigación descubrió que las personas que abordaba no tenían familia ni las carencias que señala el discurso.

“A partir de ahí empecé a sospechar que la piratería iba más allá que un asunto económico y que el consumo de mercaderías piratas respondería a una especie de mandato o presión para que las personas consuman ciertas cosas”, explicó el académico del CUCSH.

El mandato refiere al interés de los jóvenes por demostrar una identidad y asumirse como alguien exitoso a través del uso de estos productos. Sin embargo, hay un precio en esa meta personal y colectiva.

Las personas van a sufrir presiones y discriminación, cosas realmente duras. Estamos hablando de cosas reales como sentir que no están a la altura de ese consumo”, precisó.

Destacó que todas las personas, independientemente de la edad y círculos profesionales en los que nos encontremos, nos vemos obligados a consumir cierto tipo de cosas en una lógica de identificación.

“Y cuando no logras tener acceso o te niegas a hacerlo sobreviene una marginación. Hay una especie de rechazo que, obviamente, no sólo tiene que ver con la vestimenta, sino que va más allá,”, dijo. 

En el fondo, es el deseo de alcanzar los niveles de vida e integración social con el consumo de piratería. De acuerdo con algunas personas que entrevistó desarrollan estrategias para alternar marcas originales y de origen pirata.

“Algunas compran dos o tres prendas originales para fiestas y reuniones importantes y, el resto, en el tianguis para el día a día en una especie de administración para saber que están cumpliendo con el dictado de las tendencias y la necesidad de sentirse integrado”, concluyó el académico.

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