Martes 11 de Noviembre de 2025

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Jousef: la calma en el movimiento

A este estudiante de Biología el tochito le ha dado disciplina para aplacar su mente, equipo para sanar su individualismo, una comunidad que lo abraza cuando se equivoca y un espacio para crecer como jugador y persona

Fotos: Candy Juliet Arias Rivas

El despertador suena a las 3:30 de la madrugada.
Mientras la ciudad todavía duerme, Jousef Jaled Sandoval —alumno de tercer semestre dela carrera de Biología del CUCBA— ya está de pie, preparando avena, un licuado de plátano y el lonche que lo acompañará todo el día. “Desayuno y me hago mi comida porque así no gasto en la escuela”, comenta entre risas. Es lunes, y como cualquier mañana, le esperan clases a las 7:00 am, un trayecto largo y cuatro días dedicados al taller de tochito bandera.

Afuera, el silencio es fresco.
Sale de casa entre 5:30 y 5:40 para caminar dos cuadras hacia la parada del camión, esperando que no pase tan lleno como para que no se detenga. A veces hace 40 minutos. A veces más de una hora. Pero llegar temprano al CUCBA siempre vale la pena. Cuando atraviesa el estacionamiento camino a las canchas, el aire frío lo despierta por completo. 

“Me gusta mucho cómo se siente el CUCBA por las mañanas. Es fresco, tranquilo… y llegar a las canchas me hace sentir seguro».

El área deportiva, dice, se ha convertido en un espacio de convivencia real, donde el responsable del lugar ha logrado mantener armonía y respeto entre los alumnos. Antes de las 9:00, Jousef ya está ahí: conviviendo con sus compañeros, estirando los brazos por inercia, respirando profundo.

Es hora del taller.
“Romper”: el inicio del juego. “Lo primero que hago es romper”, explica Jousef, usando el término que él mismo adoptó para marcar el momento en que comienza la disciplina: revisar que todos traigan tenis adecuados, ropa deportiva, bloqueador, agua. Después vienen los cinturones, el calentamiento y las estrategias. Lo cuenta con una madurez que sorprende, sobre todo cuando habla de sus inicios: “Al principio fue difícil por mi hiperactividad. Yo prefería mil veces competir y estar activo que hacer tareas o ir a clases”.

La energía siempre fue su brújula, y su abuela lo sabía bien: “Me decía: ‘ya no te aguanto, eres muy inquieto’, así que desde niño me mandaban hacer deporte y desde entonces llegué a practicar basquetbol, voleibol, atletismo, fútbol… y ahora tochito”.

Llegó al taller por los puntos de formación integral. Se quedó porque encontró un deporte que lo retó, lo ordenó y lo encaminó. Y terminó como tallerista porque, al egresar sus compañeros anteriores, alguien tenía que tomar el liderazgo. Él ya tenía más de un semestre practicando tocho, y su coach lo invitó a un equipo externo que lo llevó a torneos y competencias.

“Eso me ayudó muchísimo. El equipo de Agaveros me dio asesorías en liderazgo, primeros auxilios, trabajo en equipo… y eso me formó más allá del deporte”.

El jugador que aprendió a no jugar solo 

Jousef actualmente juega en la posición de defensa backer, aunque puede cubrir otras posiciones sin problema. Lleva casi dos años practicando tocho y cuatro meses siendo tallerista. Y aunque habla con seguridad, hay algo que confiesa con honestidad: “Yo estaba acostumbrado a querer hacer todo a mi manera. Me frustraba trabajar en equipo”.

Su coach (un mentor más que entrenador) fue clave en ese proceso. Le enseñó a aceptar roles, a manejar la frustración, a entender que la fuerza individual nunca supera a la estrategia grupal. Una de sus anécdotas lo explica mejor: “En mis primeros play offs perdimos por mi culpa. Yo me sentí fatal, pero mi equipo me arropó. Me dijeron: ‘No pasa nada, tú tranquilo’, ‘aquí todos perdimos’, ‘podemos mejorar las estrategias’. Eso me marcó. Me sentí parte de una unidad”.

Años después llegó el contraste perfecto: “En otra eliminatoria íbamos perdiendo. Teníamos todo en contra. Pero nadie bajó la guardia. Remontamos, ganamos la semifinal y luego la final. Ese día me hizo entender por qué sigo aquí”.

El cuerpo se mueve, la mente encuentra calma

Durante los entrenamientos, su energía parece inagotable. “Al principio siento pereza, pero en cuanto se activa mi cuerpo, tengo una energía imparable”, admite entre risas. La hiperactividad que de niño lo hacía “insoportable”, hoy lo convierte en un jugador veloz, atento y difícil de superar.

Los partidos lo mantienen alerta: “Los deportes tienen muchas sorpresas. Nunca hay que subestimar a ningún equipo”. Y al terminar, mientras otros siguen con la adrenalina al tope, él baja las revoluciones: Respira, relaja músculos, analiza errores… “Como capitán, sé que debo transmitir tranquilidad al equipo”.

Entre la Biología y el tochito

Ser alumno de 3er semestre no le deja demasiado margen para improvisar. Los laboratorios, los reportes, las prácticas de campo… y los cuatro días de taller. Por eso este semestre tomó la decisión de inscribir dos materias menos. Los fines de semana estudia. Entre semana entrena. Aunque ha enfrentado dificultades económicas —“mi abuela a veces no podía ayudarme y practicar un deporte implica gastos”—, hoy siente que todo está más equilibrado.

Y agradece a su coach, al encargado del área, Daniel Fernández y a sus compañeros. “No solo me han ayudado en lo deportivo, también en temas personales. Son parte de mi red de apoyo”.

Lo que el tocho deja

Cuando la cancha queda vacía, cuando el pasto deja de crujir bajo los pies y las banderas vuelven a guardarse, Jousef piensa en todo lo que este deporte le ha dado. Movimiento para calmar su mente, equipo para sanar su individualismo, una comunidad que lo abraza cuando se equivoca y un espacio para crecer como estudiante, como jugador y como persona.

Su mensaje final es simple, pero profundo: “Si ves a alguien que no la está pasando bien, ayúdalo. Ten empatía. A veces el deporte puede sanar cosas que traemos dentro.”

Y quizá por eso, cuando se despide del campo del CUCBA, sabe que volverá mañana. Porque correr, para él, no es escapar. Es encontrarse.

Este contenido es resultado del Programa Corresponsal Gaceta UdeG que tiene como objetivo potenciar la cobertura de las actividades de la Red Universitaria, con la participación del alumnado de esta Casa de Estudio como principal promotor de La gaceta de la Universidad de Guadalajara.

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