Filosofía con compromiso: in memoriam del doctor Enrique Dussel

Fue uno de los más prestigiados críticos sociales y pensadores filosóficos del siglo XX, comprometido con los sectores más desfavorecidos. En 2018, la UdeG le otorgó el título de Doctor Honoris Causa

Federico Ledesma Zaldívar*

Al anochecer de este domingo 5 de noviembre, circulaba desde la Asociación de Filosofía y Liberación un mensaje en que comunicaban la partida del doctor Enrique Domingo Dussel Ambrossini. También su hijo, el destacado economista Enrique Dussel Peters, había dado la noticia.

Una gran odisea iniciada al pie de los andes argentinos, en un pueblito de la provincia de Mendoza en diciembre de 1934, y que había pasado por todos los continentes, llegaba a su fin en la Ciudad de México, su lugar del exilio y luego casa desde hace más de 45 años.

El pequeño Enrique llegó a este planeta en medio de una familia en que el padre era médico y ayudaba a los que no tenían servicios de salud, y su madre participaba de las actividades en favor de los más desfavorecidos y los ayudaba con otras necesidades. Ambos, en alguna medida, contribuían a la vida y al desarrollo de la vida de los demás. Décadas más tarde, en la primera gran obra de madurez de Dussel, su Ética de la liberación «amarilla» (como él la llamaba, por el color de la portada), el primer principio de la ética que propuso es el material universal, definiendo una ética de contenido, desde aquellos que, cuando todo funciona bien, sufren la imposibilidad de vivir o de desarrollar su vida.

La preocupación por los demás se convirtió desde el inicio en un hilo conductor de su vida, que se tejió en cada etapa de su amplísima obra filosófica, histórica y teológica.

Los autores que lo influyeron cambiaron de etapa en etapa y le dieron herramientas y material de reflexión importante, pero la preocupación por los otros-desfavorecidos, se mantuvo como un faro en cada periodo. Así, vemos a Maritain en la primera formación; Heidegger y Ricoeur ya en Europa, cuando se adentraba en el ser de América Latina para proyectarlo al futuro; Levinas cuando fue necesario pensar la alteridad a profundidad; Marx, ya en México, que le dio cuerpo a esa alteridad y desde el que fue definiendo que su ética sería material, de la vida; Apel y otros con los que mantuvo diálogos en los años noventa, y con quienes discutió, y rescató lo que sería el principio formal (de consenso) de la ética.

Autores latinoamericanos, como Salazar Bondy y sus propios compañeros filósofos de la liberación, los dependentistas y otros, fueron también parte de diálogos provechosos.

Su obra intelectual fue acompañada del compromiso práctico, de lo que algunos episodios dan fe. La decisión colegiada de jóvenes filósofos argentinos de emprender una filosofía liberadora, en medio de la dictadura de Onganía (1966-1973), les costó intranquilidad, agresión y exilio. En el caso de Dussel, la bomba que explotó en su biblioteca provocó su salida del país. Mucho más tarde, en México, puso en práctica su filosofía al destrabar el conflicto que amenazaba con desaparecer la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Avanzó hacia las barricadas de los alumnos, desprovisto del aparato de protección gubernamental y estableció un diálogo cara a cara con los alumnos.

Su obra amplísima, de más de sesenta libros (dos fueron publicados por nuestra universidad en 1993) y cientos de artículos y conferencias, construyó un sistema que está abierto y es una inspiración y referencia para quienes quieren emprender un viaje a un pensamiento crítico desde Latinoamérica, con alcance para el mundo. Su pensamiento y ejemplo de compromiso viven y crecen.

Desde aquí agradecemos la vida del querido maestro Enrique Dussel y también agradecemos a su compañera, Johanna Peters, sin cuyo apoyo no habría podido ser tan grande la obra, y acompañamos a la distancia el dolor de su familia.

 

*Profesor del Departamento de Filosofía y presidente de la Academia de Filosofía Latinoamericana, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades

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