
El centro universitario organizó por octava ocasión un espacio académico donde estudiantes, profesores y especialistas comparten experiencias y herramientas para el desarrollo de proyectos que combinen innovación, viabilidad económica y responsabilidad social
La creatividad se convirtió en iniciativa y el emprendimiento en acción ambiental durante la 8ª Semana del Emprendimiento del Centro Universitario de la Costa (CUCosta), durante la cual estudiantes presentaron, en la explanada del quiosco del centro, proyectos con enfoque social y sustentable. Entre ellos destacó un stand que llamó la atención por darle una segunda vida al vidrio: transformar botellas desechadas en vasos funcionales.
El proyecto, liderado por Dana Ponce, estudiante de segundo semester de Contaduría Pública, mostró no solo un producto terminado, sino el proceso completo: desde la recolección de botellas donadas por restaurantes y hoteles, hasta la fabricación manual de cada pieza mediante corte, tratamiento térmico, lijado y pulido de los bordes para garantizar su seguridad. “Lo que buscamos es darle una segunda vida a las botellas que normalmente se tiran. Las cortamos, las lijamos y las dejamos listas para usarse como un vaso normal”, explicó Dana.
Una de las particularidades de este proyecto fue que no solo se exhibían los vasos terminados: los visitantes podían participar directamente en un taller de decoración y personalización, donde se les ofrecían pinturas especiales para vidrio, selladores y materiales para intervenirlos con ilustraciones, flores, frases o diseños propios. La idea no era únicamente reciclar, sino también convertir cada vaso en una pieza única, acercando al público a la experiencia de crear y apreciar el valor del proceso artesanal.
“Queríamos que la gente se involucrara, que viera que reciclar también puede ser creativo y divertido. Mucha gente se sorprendió al ver lo fácil que es darle una nueva vida a algo que normalmente se desecha”, comentó Dana. El taller funcionó como un espacio de convivencia, aprendizaje y reflexión sobre el consumo cotidiano de vidrio y los materiales que se desechan sin pensarlo.
El equipo señaló que la intención del proyecto es demostrar que es posible emprender sin perder de vista el impacto ambiental. “Se generan muchas botellas que se desperdician, y queríamos demostrar que también pueden convertirse en un negocio sustentable”, explicaron. Incluso adelantaron que su objetivo es llevar este proceso fuera de la feria mediante talleres impartidos en escuelas y espacios comunitarios.
La feria ofreció más iniciativas con visión ecológica y enfoque social. Paloma Romero, estudiante de Biología de octavo semestre, presentó un proyecto de papel encerado para sustituir el uso de plásticos en la conservación de alimentos. “Normalmente guardamos alimentos en plástico, pero eso genera mucha basura. Con el papel encerado logramos sustituir esos materiales y fomentar un consumo más responsable”, señaló Paloma. Además, destacó algunas de las ventajas que surgen de la feria: “Está increíble que tengamos este espacio. Te retas, te muestras y aprendes a defender tu proyecto”.
En el área ambiental también se presentó el cultivo de albahaca en sistemas de acuaponía, impulsado por Cristina Rubio, estudiante de Biología de octavo semestre. Su proyecto incluía la elaboración de pesto a partir de cultivos sustentables con menor gasto de agua.
“Lo que queremos es que la gente vea que se puede producir de forma sustentable y con menos recursos. Brindar estos espacios hace que el trabajo no se quede solo en el salón de clases, sino que tenga un alcance real”, comentó Cristina.
La misma línea siguió el proyecto de mini huertos urbanos, presentado por Itzel Ávila, de quinto semestre de la carrera de Turismo. Su iniciativa buscaba demostrar que cualquiera puede sembrar plantas, incluso viviendo en espacios reducidos. También destacó que “participar significa superar el miedo a hablar en público y aprender a explicar tu proyecto en poco tiempo. Además, es una forma de darles nueva vida a materiales que ya no se usan”.
Es así como se demuestra la finalidad del evento: convertir conocimientos en acciones, promover la innovación y ofrecer a estudiantes un primer contacto con la realidad del emprendimiento. Los proyectos exhibidos comparten un hilo conductor: pensar soluciones que sean útiles, vendibles y respetuosas con el entorno.
Con propuestas como los vasos reciclados, el papel encerado, la albahaca acuapónica y los mini huertos, los estudiantes del CUCosta demostraron que emprender no solo es vender: también es pensar en el entorno, en la comunidad y en las posibilidades de transformar lo cotidiano.
En esta octava edición, las ideas no se quedaron en papel: se cortaron, se lijaron, se pintaron, se sembraron y se compartieron con la comunidad universitaria.
Este contenido es resultado del Programa Corresponsal Gaceta UdeG que tiene como objetivo potenciar la cobertura de las actividades de la Red Universitaria, con la participación del alumnado de esta Casa de Estudio como principal promotor de La gaceta de la Universidad de Guadalajara.
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