El lado B
de la maternidad

Socialmente se caracteriza la maternidad con amor y dulzura, pero la gestación y cuidado conllevan una serie de procesos de cambio en la vida de  las mujeres que, lejos de ser tiernos, impactan en su salud y cotidianeidad

Maternar es el oficio más antiguo de la mujer, en muchas culturas se considera como algo sagrado y se le ha colocado una serie de dotes que, lejos de mostrar la realidad de cambios físicos, hormonales, emocionales, laborales y personales, priorizan lo bello, amoroso y romántico que es gestar y procrear.

Desde la menarca o primera menstruación, que ocurre entre los 10 y 12 años, las mujeres y personas menstruantes pueden quedar embarazadas; el gobierno de México reporta que, en 2023, la Tasa Especifica de Fecundidad de Adolescentes (TEFA) fue de 60.3 nacimientos por cada mil adolescentes de 15 a 19 años, siendo el país latinoamericano con mayor índice de embarazos en la infancia y adolescencia.

Según la medicina, la etapa ideal para gestar es entre los 18 y 30 años, ya que es cuando los óvulos son más fértiles; sin embargo, actualmente muchas mujeres comienzan a pensar en maternar después de los 30, lo que hace los procesos de pregestación sena más complicados, pero más conscientes y abre la puerta a decidir cómo y con quien se quiere llevar a cabo el proceso de acompañamiento natal.

Pregestación y fecundidad

En el panorama ideal, se espera que las parejas o mujeres que desean tener bebé acudan a recibir un acompañamiento médico dentro de los 3 o 6 meses previos a la concepción, esto para saber cómo se encuentra su estado de salud, los niveles hormonales y platicar sobre los diversos cambios y síntomas que se esperan en el proceso de embarazo.

“Hoy en día las mujeres tienen como prioridad hacer una carrera profesional, lograr estabilidad económica o cumplir sueños antes de ser madres, esto nos lleva a encontrarnos con pacientes de 39 o 40 años con dificultades para embarazarse”, señala la encargada del área de salud reproductiva del Hospital Civil Fray Antonio Alcalde, Norma Patricia Ramos González.

Por ello, la medicina ha avanzado y parte del acompañamiento pregestacional se brinda en clínicas de fertilidad o espacios de salud reproductiva, como el del Hospital Civil, en el que se realizan estudios para saber los niveles hormonales de la mujer, la calidad y cantidad de espermatozoides de los hombres, si existen patologías o irregularidades en la menstruación que compliquen el proceso de fecundación.

“En general, para que se pueda concebir un embarazo es necesario que las personas implicadas se encuentren en buen estado de salud, la recomendación sería siempre hacer estudios previos, revisar niveles hormonales, eliminar alcohol y cigarro, tener una dieta balanceada, hacer ejercicio y suplementar tanto a la mujer como al hombre” dijo.

Añadió que en el tema de la fertilidad existen diversos factores que pueden reducirla o complicarla. Entre los primeros se encuentra la edad de la mujer, lo cual puede resolverse con tratamiento hormonal, donación de óvulos o congelando los propios durante los 25 a 30 años, para usarlos una vez que se desee embarazarse.

Otra de las complicaciones para concebir son enfermedades como el Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP) y la endometriosis. Estas patologías pueden ser diagnosticadas tempranamente y tratadas, en casos severos se opta por la realización de laparoscopias o histeroscopias y se realiza reproducción asistida, la cual lleva un proceso de preparación, que se puede realizar en el Hospital Civil, y posteriormente se acude a una clínica de in vitro.

Además de pensar en la fertilidad, la partera Paulette N. señala que es importante acompañar a las mujeres en aspectos emocionales; si bien el estado físico es sumamente importante, el anímico y la toma de decisiones es primordial para poder tener una gestación “positiva” o lo más amena posible.

En su labor de partera, Paulette le explica a las mujeres y sus parejas los cambios físicos, hormonales y emocionales que se podrán presentar; asimismo, cuando las personas se acercan a ella les da recomendaciones alimenticias y suplementarias, para que estén en un estado óptimo para lograr un embarazo.

Gestación, violencia obstétrica y abortos

Aunque el ideal de cualquier país es que los embarazos sean planeados y la maternidad sea decidida, en México nos encontramos con una cultura de escasa prevención y cuidado, así con una tasa significativa de violaciones, violencia obstétrica y abortos.

El jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Nuevo Hospital Civil de Guadalajara,  Alejandro Acosta Aguilar, señala que muchas veces los embarazos no son deseados y esto tiene una repercusión en la gestación y el postparto; de igual manera comparte que en el nosocomio se tienen alrededor de 800 defunciones fetales por año.

Agrega que los servicios médicos requieren modificar sus protocolos para efectuar un tratamiento médico más integral y con una cosmovisión más amplia, principalmente en servicios de maternidad en donde se debe explicar diferentes aspectos a las mujeres, tener tacto para hablar de embarazos de alto riesgo y dar noticias negativas, como podría ser la muerte fetal.

Paulette señala que, aunque no es muy común que las mujeres acudan con parteras, gran parte de las que lo hacen han sufrudo violencia obstetrica, han tenido abortos espontaneos o se han sentido inseguras o asustadas en los servicios hospitalarios.

“Las parteras tenemos una mayor cercanía con las pacientes, las conocemos y les dejamos conocernos, nosotras acompañamos y damos recomendaciones, estamos capacitadas para llevar un control natal, parto y proceso de posparto y cuando vemos necesario derivamos a servicios médicos a las pacientes”.

Sobre la violencia obstétrica, Acosta Aguilar menciona que “a los médicos no nos enseñan a dar buenos tratos, estamos capacitados para salvar vidas, pero trabajamos con humanos y debemos ser más cercanos y concientizar en las formas; algo bueno que nos dejó la pandemia fue la preocupación por la salud mental y emocional, de ahí comenzamos a crear protocolos de atención que ayudan a dar malas noticias o explicar procesos de formas más humanas y evitar culpar o ser arrogantes”.

En cuanto al fallecimiento de bebés, ya sea en la primera etapa del embarazo, al final o durante el parto, Acosta Aguilar menciona que “toda mujer que reciba la noticia de que está embarazada es madre, no importa que su bebé muera, sigue siendo madre y no se le debe pedir que no lleve un duelo como tal; somos padres y madres aún cuando un hijo se muere, nadie nos quita ese título”.

Expresó que en el Nuevo Hospital Civil se tiene el protocolo “Código mariposa”, el cual en Jalisco es ley y debe existir en todos los hospitales públicos y privados para atender a mujeres y familiares que sufren la pérdida de un bebé.

“Desde febrero de 2024 se genera el programa y a la fecha se han realizado más de 450 atenciones y abordajes en duelo gestacional. Con este ayudamos con terapia y acciones médicas a las mujeres y hacemos redes de apoyo entre aquellas que se encuentran en una misma situación” compartió.

Las redes de apoyo son un entramado que ha existido desde hace siglos, las parteras y en general las mujeres, suelen tejerse a partir de necesidades en común, por ello efectuarlos en la maternidad ayuda a compartir sentires, ideas, preocupaciones y acciones sin juicios.

Parto, placenta... ¿y después?

Uno de los miedos o preocupaciones más comunes en la mujer embarazada es el parto; existen distintas maneras de que ocurra,  natural o vaginal, inducido, en agua, instrumental, en casa y cesárea. En algunas ocasiones la madre puede elegir la forma en la que va a parir, en otras el médico o partera realizará recomendaciones y en casos de complicación será intervenida bajo el protocolo hospitalario.

Elegir la forma en la que se quiere parir es, sin duda alguna, el mayor triunfo de una madre, poder conocer las distintas formas e implicaciones que cada uno de estos tiene para su cuerpo, hormonas, emociones y bebé, puede hacer más llevadero el proceso.

Parte importante del parto tiene que ver con la placenta, “un órgano que se crea en el interior de la madre que eventualmente nutre y oxigena a bebés y es el único órgano ‘desechable’ por así decirlo, que en un hospital no se hacen conscientes las mujeres de que paren la placenta; para las parteras recuperar este evento es importante, como mujeres nos ayuda a ser conscientes del alumbramiento, se agradezca y se extraiga todos los nutrientes hasta el último momento”, dice Paulette.

Sobre la importancia de la placenta en el momento del parto, la  la Coordinadora de Enseñanza de la especialidad de Neonatología del Fray Antonio Alcalde, Elisa García Morales, expresa que la acción de los médicos de “prácticamente arrancar la placenta y tirarla, ese retiro abrupto, hace que haya una caída de muchas de las hormonas que desprende la placenta y esta caída brusca puede no ser muy tolerada por algunas mujeres, por lo que pueden desarrollar problemas depresivos”.

La depresión posparto es un tema que está relacionado con un cambio hormonal posterior a que nace un bebé. Esto independientemente si el bebé nace vivo o nace muerto”, comenta Acosta Aguilar.

Además de esto, el parto es un momento en el que no simpre toda la familia puede ser parte, los hospitales solo permiten a la pareja o familiar cercano entre a quirófano y una vez que nace bebé se les suele pedir que se retiren y sigan a las enfermeras o pediatras para visualizar el espacio donde se queda el recién nacido y a la mujer se le deja sola con los doctores.

En el caso de los partos asistidos por las parteras esto es muy distinto, todos los miembros de la familia juegan un rol importante en el alumbramiento, incluso se permite a los hermanos de bebé ser parte y colaborar; esto hace un nacimiento más cercano y con corresponsabilidad.

Automáticamente después del parto comienza la etapa posparto, en esta las mujeres requieren recuperar nutrientes y estabilizar hormonas; el proceso de estabilización hormonal y de recuperación del cuerpo puede durar de 9 meses a 2 años, comentan Acosta Aguilar y García Morales. 

Durante esta etapa puede aparecer la depresión posparto, haber una serie de complicaciones en torno a la salud y se instaura el periodo de lactancia, el cual es importante para la madre y el bebé.

La lactancia tiene muchos beneficios para la mujer, en primer instancia disminuye el riesgo de cáncer de mama y ovario; también, se tiene beneficios en la composición corporal, el cuerpo se prepara para producir leche, entonces almacena grasa en la parte de la espalda, alrededor de las axilas y en toda el área circundante a la glándula mamaria. Esto con la finalidad de que la leche tenga las características que necesita el recién nacido; si no amamantamos la grasa generada se va a quedar ahí porque no se está convirtiendo en leche” dijó García Morales.

Añadió que la lactancia también puede ayudar a la salud esquelética y disminuye el riesgo de osteoporosis, esto siempre y cuando se lleve una dieta saludable y una nutrición complementaria. Otro punto importante mencionado por la doctora, es que “el cuerpo se preparó nueve meses y tuvo diversos cambios, no podemos esperar que estos cambios se revierten rápido, si me tomó nueve meses cambiar mi composición corporal, me va a tomar por lo menos otros 9 en recuperarla”.

Explicó también que, aunque se ve a los pediatras neonatólogos durante o después del parto, el acercamiento debería ser desde el periodo pregestacional, esto para explicar las necesidades del bebé en todas las etapas del embarazo, tocar dudas de lactancia o primeros cuidados y tomar consciencia del cuidado.

“Lamentablemente en los hospitales públicos conocemos a la mamá una vez que ingresa a parto. Como pediatra recomendaría que si se busca la maternidad se acerquen tres meses antes del embarazo para poder cubrir los primeros mil días de vida del bebé, los cuales son 9 meses de embarazo y los dos primeros años de vida, y se resuelvan todas las dudas de la maternidad que tienen que ver con el bebé”.

Maternidad

“Ser mamá es el único taller en el que nos dan certificado sin haber tomado el curso. Nadie nos enseña a ser mamás, por eso no hay que compararnos, porque nos puede llevar a sitios dolorosos y desagradables”, compartió García Morales.

Si bien el proceso de maternidad está ligado a lo biológico y natural de las mujeres y personas gestantes, se tiene que tener claro que tanto la medicina como la partería contemplan que sea un evento querido.

Socialmente se nos sigue diciendo que la maternidad es parte de la vida de las mujeres, pero continúan fuera del discurso parámetros que no solo modifican el estilo de vida, sino que repercuten en la salud emocional y promueven cambios físicos.

Además de esto, maternar también puede ser no solo gestar, sino elegir cuidar y brindar un hogar desde la adopción, el hacer tribu o acompañar. La concepción de la madre es un concepto que a lo largo del tiempo se volvió mutable, lo que permite llegar a cosmovisiones diversas y respetuosas con la gestación, el parto, posparto y la acción de maternar.

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