El conocimiento y sus conductos

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Close-up of magnifying glass focusing on two people --- Image by © Royalty-Free/Corbis

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), realizó en 1996 un estudio sobre las economías basadas en el conocimiento. El mismo destaca el papel múltiple de las universidades, centros y organismos públicos de investigación (OPI), cuya importancia creciente contribuye a tres funciones clave: la producción de nuevo conocimiento; su transmisión a la comunidad científica a través de las publicaciones y a los nuevos o futuros profesionales mediante la educación y difusión del conocimiento a los diversos agentes sociales, procurando resolver sus problemas y ofrecer nuevas soluciones a los mismos.
El concepto y puesta en práctica de la transferencia de conocimientos ha ido evolucionando en las recientes décadas. Además de ser más eficientes en la transmisión de los resultados de investigación al sector productivo, los organismos públicos de investigación y universidades se han convertido en uno de los principales responsables de que la ciudadanía esté capacitada para participar activamente en la gobernanza de sociedades cada vez más influidas por la ciencia y la tecnología, cumpliendo así una de las cuestiones tradicionalmente reclamadas a las instituciones encargadas de producir conocimiento.
El principal argumento para que los centros trasladen a la sociedad su actividad, se basa en que los grupos de investigación reciben financiamiento, en buena medida, de los fondos públicos. Por ello están obligados a explicar públicamente los proyectos que desarrollan, qué resultados obtienen y en qué medida dichos resultados ayudan a mejorar la vida.
Es una especie de “rendición de cuentas” que también ayuda al científico a conseguir apoyo social para su investigación. A su vez, el apoyo social puede contribuir a que los OPI y universidades obtengan mayores recursos económicos para avanzar en sus líneas de trabajo.
Conviene mencionar que la dedicación de investigadores con maestría y doctorado a la investigación, constituye una realidad cada vez más preocupante en el ámbito internacional. La falta de vocaciones científicas supone un grave problema, pues los grupos de investigación no se renuevan y, sin una nutrida comunidad científica, difícilmente se puede generar conocimiento.
Explicar de modo sencillo y ameno el trabajo realizado en una universidad u OPI, ayuda a despertar el interés en las nuevas generaciones por elegir la carrera científica como futuro profesional. Se trata, en términos comerciales, de pura estrategia de marketing, de una vía para captar la atención de los más jóvenes y aumentar los recursos humanos del sistema I+D, elemento imprescindible para su avance.
Es un hecho constatado que la mayoría de la información sobre ciencia que llega a la sociedad es la que tiene como conducto los medios de comunicación, y cada vez más, a través de los centros de divulgación de la ciencia, y no a través de la educación formal. Esta situación ocurre no sólo entre el público general. También la comunidad científica se informa por los medios de comunicación de los avances científicos.
No hay que olvidar el contexto vertiginoso en el que se encuentran las sociedades del conocimiento. En este entorno la información llega por innumerables canales a gran velocidad, y en muchas ocasiones está plagada de imprecisiones, interpretaciones erróneas o contextualizaciones mal formuladas. Esta situación se da con frecuencia en los contenidos relacionados con el ámbito científico y tecnológico.
Una adecuada labor desde los centros de investigación puede contribuir a que los mensajes lanzados a la sociedad sean rigurosos y estén bien contextualizados, disminuyendo la posibilidad de malas interpretaciones o valoraciones de la investigación.
Ya sabemos que si la actividad de investigación no es conocida públicamente, significará en el futuro la nula valoración de la sociedad y su consecuencia, la falta de imagen pública de la universidad u OPI de que se trate. Como afirmó el psicólogo experimental y escritor Steven Pinker: “La sociedad apreciaría mucho más los prodigios de la ciencia y la tecnología si más científicos compartieran su entusiasmo con el público y se tomaran en serio el duro trabajo de hacerlo accesible”.

*Divulgadora científica de la Unidad de Vinculación y Difusión. Estudiante del curso: Experta universitaria en cultura científica y divulgación, de la Universidad de Oviedo y la OEI.

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