Diego Enrique Osorno, el periodista que se convirtió en cineasta

Durante XIX Encuentro Internacional de Periodistas realizan charla “Cine y periodismo. La realidad de apropia el streaming”

Diego Enrique Osorno dedicaba su labor periodística a escribir textos donde daba cuenta de hechos noticiosos. Primero fueron notas, luego crónicas y después sintió que los espacios en los diarios no eran más que barreras para transmitir todo aquello que percibía en las coberturas. Entonces encontró el cine, y sus investigaciones periodísticas se convirtieron en documentales que han llegado a salas de cine y plataformas, medios que le permitieron alcanzar otras audiencias.

 

La experiencia de dicho realizador se escuchó de viva voz este jueves, durante la primera jornada del XIX Encuentro Internacional de Periodistas (EIP), “De la caja negra al libro blanco”, donde participó en la charla “Cine y periodismo. La realidad se apropia el streaming”.

 

En el Salón México III del Hotel Barceló, Osorno fue entrevistado por la periodista Alejandra Guillén ante asistentes, entre los que se encontraban estudiantes de Periodismo de los centros universitarios de la Ciénega (CUCiénega) del Sur (CUSur) de la UdeG.

 

“Siempre, en las redacciones había estas peleas por conseguir espacios para contar y narrar lo que estaba viendo, y me costaba trabajo sintetizar todo lo que veía en una nota o una crónica. En los periódicos no había mecanismos para profundizar la cobertura”, contó.

 

“Luego, llegaron revistas como Gatopardo y Letras Libres, que empezaron a ofrecer espacios para profundizar historias en el contexto de la guerra contra el narco, por ejemplo”, agregó.

 

El periodista contó que a finales de la década de los 2000 llegaron las conversaciones con Canana, la entonces casa productora de Gael García Bernal. Tiempo después nació el documental El poder de la silla (en Prime Video) y El Alcalde (en Filminlatino) sobre un empresario y excéntrico político que parte de una crónica que Osorno escribió para Gatopardo.

 

Encontré en el mundo audiovisual la posibilidad de burlar la censura y seguir contando historias”, recalcó.

 

Alejandra Guillén cuestionó al cineasta sobre cómo se configuran las historias en cuanto a la gramática audiovisual que se diferencia a lo que se escribe. Él respondió que es muy distinto hacer textos que quizás sólo cuentan con la compañía del editor, a hacer películas, donde hay todo un equipo de trabajo. “Y vamos encontrando el gozo de colaborar con un montón de gente”, relató Osorno.

 

Algunas de las series que ha hecho es 1994 (que está en Netflix), sobre el contexto sociopolítico de México en dicho año, abundando en el salinismo, el zapatismo y el asesinato del candidato Luis Donaldo Colosio.

 

También creó el documental La muñeca tetona (Filminlatino) sobre el Expresidente Carlos Salinas de Gortari y su relación con el mundo de los intelectuales.

 

De igual forma creó la seie El show (en Vix), acerca del asesinato del conductor Paco Stanley. “En ese trayecto donde conoces la historia de ‘Mayito’, amigo de Paco, hay otros desvíos donde hay información que permite entender el tipo de sociedad que somos”, describió.

 

En todos sus filmes él y su equipo buscan desclasificar la información vía transparencia, entrevistas, investigación y más.

 

Recientemente, la película El norte sobre el vacío, producida por el cineasta, ganó el Premio Ariel 2023.

 

“Son series que también son personajes, que aunque tienen un proceso industrial, los abordo de manera personal. Hasta ahora no he hecho algo que no me importe”, confesó.

 

“Las posibilidades del periodismo fuera de los periódicos trascendió, hay periodismo bueno o malo, hay ciudadano, hay militante, y lo hay en el mundo digital”.

 

Recalcó que la industria audiovisual actualmente busca periodistas para integrarlos en sus equipos de trabajo. “El cine sí se vuelve un espacio riesgoso porque es una industria del entretenimiento, pero sí hay posibilidad de hacer periodismo en las plataformas”, recalcó.

 

Al finalizar la charla, la producción del EIP le tuvo una sorpresa a Diego Enrique Osorno: un pastel de cumpleaños, para festejar sus 43 años.

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