Una ciudadanía participativa de la niñez y las juventudes, desde el sentido de reconocerles como integrantes plenos de la comunidad; que deben tener los mismos derechos que los demás y las mismas oportunidades de influir en el destino del país, es indispensable, porque eso les va a permitir desarrollar su autonomía progresiva y las habilidades sociales al ejercer sus derechos y compartir las pautas de convivencia comunitarias.

Lo anterior lo expresó Juan Martín Pérez, coordinador regional de Tejiendo Redes Infancia en América Latina y El Caribe, en la conferencia “Ciudadanía, paradigmas y desafíos regionales de la Convención de los Derechos de la Niñez”.

En el marco del foro A 35 años de la Convención de los Derechos de la Niñez en México, que tuvo como sede el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la UdeG, Martín Pérez invitó a reflexionar sobre cómo se educa en México y en el mundo frente a la brecha tecnológica y cultural que separa a personas adultas de las infancias actuales.

Lamentó que a pesar de que se cuenta con avances normativos e institucionales, las violencias contra las infancias y juventudes siguen creciendo debido a diversos factores como las desigualdades, el adultocentrimso y el machismo.

“Las violencias hacia infancias y juventudes se explican, en parte, por sistemas de desigualdad. Estamos en un sistema social, económico y político basado en desigualdades, y esas desigualdades las reproducimos las personas”, declaró.

Foto: Abraham Aréchiga

Añadió que el adultocentrismo es la base de múltiples formas de violencia contra la niñez porque invisibiliza sus voces y niega su epistemología, y destacó el papel de productos culturales y del sistema patriarcal en la normalización de la violencia y la pedagogía de la crueldad.

“Las redes de macro-criminalidad se conforman por nudos: fuerzas de seguridad, operadores criminales, empresarios, políticos y como expresión de ello, las víctimas”, apuntó.

Puntualizó que es necesario no resignarnos a escenarios que perpetúan desigualdades y trabajar con ética intergeneracional, lo que implica priorizar el bienestar colectivo y proteger el derecho al futuro.

En materia de algoritmos, dijo que éstos están literalmente controlando nuestra vida, ya que todo lo que se busca o a lo que le pone like lo entregamos en los términos de referencia.

El problema es el capitalismo, el sistema. No somos dueños de nuestros datos, y esto requiere gobernanza global y acciones desde lo local”, precisó.

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