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Mucho antes de RuPaul, e incluso antes de que existiera el término Drag Queen, hubo alguien adelantada a su tiempo. Alguien que sentó las bases queer, de la rebeldía y la contracultura tal como la conocemos hoy. Una figura que creó un estilo musical, transformó el cine independiente y desafió todas las normas establecidas.

Si tuviéramos que definir la palabra transgresión, Glenn Milstead la encarnó sin siquiera proponérselo. En plena década de los 60 y 70, un período profundamente conservador, Divine eligió ser radical. En lugar de adaptarse, rompió esquemas. Con ese gesto de rebeldía se convirtió en leyenda: ícono no solo de la comunidad LGBTTTIQ+, sino también de la música y del cine underground.

Milstead nació en Baltimore, en el seno de una familia adinerada y conservadora. Su incursión en el drag comenzó cuando entró a trabajar en una peluquería, donde fue moldeando, poco a poco, un personaje que aún no tenía nombre. Fue en 1961, siendo aún joven, cuando conoció al mítico director John Waters. Esa alianza marcaría su destino, pues Waters no solo sería su mayor colaborador artístico, sino quien le daría el nombre que la llevó a la eternidad. Un nombre que sin saberlo la convertiría en leyenda: Divine.

A la par del cine y cuando Divine parecía estar en su mejor momento, a finales de los 70, las discotecas americanas vivían una liberación sexual. Con el aumento de los beats por minuto en las pistas de baile, en 1983 nacería el High–energy. Divine, creó la estética de este género en los clubs nocturnos haciendo de “You Think You’re a Man” y “Shake it up” sus más grandes éxitos.

El auge del punk estaba terminando, los sintetizadores y secuenciadores originarían nuevos géneros musicales no solo en la música electrónica sino incluso nacerían nuevas vertientes dentro del rock. Mientras eso ocurría, Divine se apropiaba de los centros nocturnos con su extravagancia e irreverencia haciendo todo, menos lo “políticamente correcto” por la época.

Este 28 de junio, en el Día internacional del Orgullo LGBTTTIQ+, rememoramos a Divine como figura clave en el movimiento queer, alguien que desafió lo establecido y siguió su instinto tanto artístico como humano para ser quien quisiera ser sin importar lo demás. Murió sin saber que ya era un icono incluso en vida, la fama parecía no importarle, lo que sí supo, es que fue y por siempre será, divina.