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Han pasado 27 años desde la publicación de The Miseducation of Lauryn Hill, un disco considerado por la crítica especializada no solo como una obra maestra del rap, sino uno de los mejores álbumes de la historia.

A Ms. Lauryn Hill le bastó un solo álbum de estudio para marcar un antes y un después en la música. Sin embargo, también ha tenido que lidiar con la presión mediática constante de lanzar un nuevo trabajo. Para ella, crear música no es un proceso que deba tomarse a la ligera. Como ha expresado en varias ocasiones, una obra musical debe tener sustancia, y esta, solo puede surgir de experiencias reales y significativas.

En contraste, lo curioso de Simbiatu Abisola —mejor conocida como Little Simz— es que no ha dejado de crear. Su más reciente trabajo es todo menos que decepcionante, aunque el riesgo de lanzar material de tanta calidad es que dejas la vara alta para lo que viene después. Pero Simz lo logra una vez más, la simbiosis entre Simbi (la persona) y Simz (la artista) la ha llevado al lugar que merece ocupar. Y no es para menos: ha compartido escenario con una de sus más grandes ídolas, la legendaria Ms. Lauryn Hill. Que una de las máximas embajadoras del rap mundial ponga la mirada en ti, es señal de que estás haciendo las cosas muy bien.

Posicionar el rap británico a nivel internacional no ha sido una tarea sencilla. Nombres pioneros como London Posse y Cookie Crew allanaron el camino para que este género, nacido en tierras americanas, pudiera ser exportado con éxito. Hoy, raperos como Simbiatu, Loyle Carner y Sampha han logrado consolidar esa internacionalización, reivindicando las raíces africanas que comparten con buena parte de la música contemporánea.

El nuevo trabajo de Little Simz incorpora sonidos del llamado “continente madre” con una instrumentación cuidada y espectacular. Esta riqueza sonora, sumada a sus versos íntimos y personales, convierten a Lotus en la pieza que faltaba para redondear la ya sólida propuesta artística de L. Simz.

El título del álbum no es una elección al azar, refleja tanto la conceptualización como la narrativa del disco. En el budismo, la flor de loto representa el despertar espiritual, el emerger desde la oscuridad hacia la luz. A pesar de nacer en aguas turbias, esta flor conserva siempre su belleza intacta.

La pluma de Little Simz está más afilada que nunca. Sus experiencias personales han dado origen a sus versos como si fueran el florecer de su propia flor de loto. Y con ello nos recuerda que, incluso desde el caos, puede brotar algo que realmente valga la pena.