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Rodrigo García Barcha construye en su relato, fragmentario y aparentemente anecdótico, la base de un discurso más amplio y profundo de lo que parece a simple vista. Dicen que el cine mexicano no hace más que comedias románticas y películas de denuncia social, pero esto no es ni remotamente cierto y una cinta como Las locuras es el ejemplo perfecto de ello.

En formato de historias entretejidas, el cineasta recorre un día en la vida de distintos personajes, en los cuales destaca como eje central la protagonista interpretada por una extraordinaria Cassandra Ciangherotti (Las niñas bien) la cual representa la palabra “locura” de la forma más estereotípica posible, pero que termina degradándose y adoptándose por los personajes protagonistas de las demás historias, hasta lograr construir la premisa de “un día es suficiente para volverse loco”. Claro que los argumentos del director como de sus personajes no son tan sencillos ni tan directos, sino más bien sarcásticos y oscuros.

García Barcha juega con las formas de vernos y de entendernos, todo desde momentos cargados de simbolismo y un atisbo de teatralidad que no deja de parecerme genial. De lo mejor del cine mexicano en la última década sin lugar a dudas.