
Catalejo digital
La década de 1970 fue testigo del surgimiento de géneros musicales trascendentales para la música. El punk, disco, progresivo y el metal, empezarían a gestarse en un mundo que estaba viviendo muchos cambios sociales y culturales.
Hubo uno que no llamó tanto la atención a comparación de los supergéneros, pero fue inspiración de muchas bandas y artistas tanto clásicos como actuales.
El downtempo, la música impresionista o mejor conocida como “ambient”, nació en 1973 gracias a la experimentación sonora, de interpretar la música de diferente forma, componente de un todo y no de algo en específico.
Macie Stewart, toma las bases del ambient y las traduce de manera excepcional en su más reciente material, “When the distance is blue”. El downtempo siempre ha sido encasillado como música terapéutica o meditativa y aunque si bien esto es cierto, va más allá que solo tener un fin específico como la relajación.
Stewart, grabó durante un año los paisajes sonoros creados alrededor de un mercado y un aeropuerto, creando así, una especie de audiodiario de los viajes que realizaba. Teniendo estos elementos, eligió la contemplación y el anhelo como conceptos básicos para abordar su disco a través de sonidos ambientales que parecen unirse con la cotidianidad.
Lo que podría parecer falta de estructura, convierte al minimalismo musical en un espacio seguro que parece abandonado pero cobra vida con las atonalidades de los instrumentos. Violín, viola, chelo y contra bajo, se unen para producir sensaciones de profundidad y consciencia, generando una conversación entre la autora y el escucha.
Este álbum es la muestra autentica de la música ambient como traducción y reproducción sonora de nuestro entorno.
“Disintegration” culmina el disco de manera magistral, crea el equilibrio perfecto entre lo que ya pasó y pasará, manteniendo interés en las notas alargadas de un piano que te dirige a lo realmente importante, el ahora.
Texto: Gustavo Alfonzo.
Recuerdo aquel árbol de granada que me cubrió del sol durante toda mi niñez; era grande, viejo y lleno de frutos deliciosos. Cuando crecí, talaron aquel tronco y nunca más volví a comer una granada, pero aún recuerdo el sabor, la textura y el color de aquel fruto.
Así recuerdo también, las canciones fantásticas que remontan a la inexperiencia, y creatividad que se desbordaba por mis venas durante los primeros años.
¿Será cierto que estamos todos tratando de sobrevivir a lo vivido en aquellos años o los poetas también se equivocan?
1. Mi niñez – Joan Manuel Serrat
Creo que entonces yo era feliz
Con la increíble literalidad que define a Serrat, esta canción es un paseo por las memorias del autor pero también las propias, ¿Los tiempos pasados eran mejores o tenemos que limpiar la nostalgia de nuestros anteojos?
2. Detener el tiempo – Nacho Vegas
De pequeño frente a un calendario pregunté: «En diciembre, el 31, ¿se acabará el mundo?»
La idea de querer vivir tiempos mejores o incluso detener las buenas vivencias, se impregnan perfectamente dentro de esta canción.
3. The fool on the hill – The Beatles
The man with the foolish grin is keeping perfectly still
Observar todo desde la ingenuidad, el desconocimiento y aún así poder ser capaz de disfrutarlo y sentirlo en su totalidad se describe a través de la letra metafórica de los siempre
recomendados Beatles.
Anashely Elizondo
La librería Carlos Fuentes tiene a disposición de los lectores en preventa la más reciente publicación del escritor y guionista mexicano Guillermo Arriaga.
Se trata de la novela polifónica El hombre que presenta la vida Henry Lloyd, quien junto con su ejército de esclavos libertos y sus dos hijos mulatos, Lloyd invade tierras, saquea, asesina.
El libro explora los orígenes del capitalismo, la conformación de los Estados Unidos, la lacerante pérdida de más de la mitad del territorio mexicano, las batallas entre apaches, mexicanos y texanos, y la herida profunda de la esclavitud.
Los claxons. Gira de 20 Aniversario
Mayo 3, 21:00 horas
Teatro Diana
In-significantes
8, 16 y 30 de mayo, 19:00 horas
Estudio Diana
En vivo desde el MET: Salomé de Strauss
Mayo 17, 11:00 horas
Conjunto Santander de Artes Escénicas
Horizontes culturales. El legado de Raúl Padilla López
Hasta el 11 de mayo
Martes a sábados de 10:00 a 18:00 horas y domingos de 10:00 a 15:00 horas
MUSA
El cine tailandés se ha ido abriendo un hueco entre las cinematografías con propuestas más interesantes en la última década, teniendo una mayor difusión entre el público occidental gracias a las plataformas de streaming. Al igual que el caso del cine coreano, el cine tailandés ha modificado en parte su forma de presentar sus historias, teniendo dos vertientes encontradas pero igual interesantes, una de ellas es la que se centra en presentar cintas con narrativas más parecidas a los estrenos estadounidenses, y la otra con propuestas que se mantienen en su registro nacional.
Como ser millonario antes de que muera la abuela es un ejemplo de la segunda vertiente, fiel a las formas más adscritas del cine tailandés, nos presenta una comedia dramática exquisitamente trabajada, con personajes entrañables pero también con un valor cultural innegable.
La trama gira en torno a un chico que busca ser el heredero de la casa de su abuela, con esa premisa tan simple pareciera que no ofrece más que gags y algún momento solemne, pero la película ahonda en reflexiones profundas, crítica al estado actual del consumismo y la búsqueda de tener más dinero a costa de los demás. Una belleza de película.
Jair Ponce
La vida misma
Lo que a mi me gusta y me fascina del teatro es poder seguir exponiendo las historias para que lleguen a la gente y que las voces de todos sean escuchadas y expuestas para ser compartidas.
Texto: Valeria Jiménez
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