Antioxidantes, ¿qué son y para qué sirven?

El Instituto Transdisciplinar de Investigación y Servicios organiza el curso-taller «Capacidad antioxidante. Teoría y práctica» 

Los antioxidantes tienen el efecto biológico de proteger a nuestro organismo y neutralizar a los radicales libres, que pueden causar daños a nivel celular. Y aunque nuestro cuerpo cuenta con moléculas que contrarrestan los radicales libres, existen fuentes naturales como algunas frutas (arándanos, fresa, berries), verduras (aguacate, jitomate), que nos ayudan a disminuir la presencia de los radicales libres, los cuales pueden contribuir a desarrollar algunos tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares o enfermedades degenerativas como el Alzheimer, explicó Alberto Anguiano Sevilla, jefe de Vinculación, del Instituto Transdisciplinar de Investigación y Servicios (ITRANS).

“Si nosotros involucramos la ingesta de estas moléculas que tengan capacidad antioxidante, vamos a reducir el efecto de los radicales libres y con esto se puede detener patologías y/o síndromes que puedan presentarse”.

Anguiano Sevilla compartió que los alimentos con propiedades antioxidantes al momento de ser procesados pueden llegar a perder cierto porcentaje de sus propiedades, ya que son termosensibles y les afectan temperaturas superiores a los 40 grados, además de ser fotosensibles, pues la exposición a la luz natural las degrada, lo que compromete su capacidad antioxidante.

Otro ejemplo de pérdida de propiedades puede observarse en la herbolaria, «cuando nos hacemos tisanas, tés, cafés estamos extrayendo sus compuestos con capacidades antioxidantes, ya sea con agua caliente o agua presurizada. Con esa exposición a temperaturas altas llega a existir una ligera degradación”.

El consumo de antioxidantes más que una moda, es darle su valor a algo que siempre hemos sabido que es bueno para el organismo, un alimento ingerido, un vegetal o fruta con el mínimo procesamiento industrial.

Y aunque sean moléculas aparentemente naturales, es necesario evaluar también su toxicidad. Natural no significa que no me pueda hacer daño. Hay que moderar su consumo porque el exceso también es malo y en lugar de tener un efecto benéfico nos puede dar un resultado no deseado, apuntó.

La recomendación es incluir en la dieta diferentes colores de alimentos y mientras más coloridos mucho mejor, siempre y cuando sean de origen natural y no tengan algún procesamiento. “A veces uno trata de tener una buena alimentación, suele ser complicado por la rutina diaria, sin embargo, tenemos que generar esa configuración de involucrar alimentos lo menos procesados posibles”.

Más sobre el tema, será abordado en el curso-taller «Capacidad antioxidante. Teoría y práctica», a impartirse del 19 al 23 de septiembre, en  las instalaciones del ITRANS.

El curso taller esta dirigido a químicos, nutriólogos, profesionales de la salud y de la industria alimentaria, estudiantes de posgrado, profesores e investigadores.

“El taller se enfoca justamente en hacer valoraciones puntuales, mediciones analíticas para determinar la capacidad que tiene cada fruta, verdura o alimento y, a su vez, un control de calidad para que puedan comercializarse u observar si sufrió alguna degradación, por exposición a la luz. Es evaluar si el procesamiento o ultraprocesamiento afectó las moléculas. Y lo más importante, que es cuando yo los ingiero cuál es la absorción y cómo pueden llegar a a tener un efecto biólogico”.

El curso taller permite tener un acercamiento a un instituto de investigación y a equipos de alta especialización para identificar, cuantificar y elucidar las moléculas de interés biológico.

El costo para representantes de la industria es de 7 mil pesos; para profesores 6 mil y estudiantes 5 mil pesos, más IVA. 

Para conocer más sobre el programa del curso se puede ingresar a la página:https://www.udg.mx/sites/default/files/curso_capacidad_antioxidante_teoria_y_practica2.pdf

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