Las galas del Festival Internacional de Cine en Guadalajara son un clásico que el Teatro Diana trae anualmente con el fin de diversificar la oferta cinematográfica de la ciudad y, además, ayudar a distintas instituciones de Guadalajara. El costo de los boletos es de 100 pesos y lo que se recabe será para ayudar a asociaciones como Nosotros por los niños con cáncer, Mesón de la misericordia divina, A. C., Cruz Roja Mexicana, delegación Jalisco, Fundación Hospitales Civiles de Guadalajara, A. C. y Centro de Equitación Terapéutica Limón, A. C., entre otras.
Algunas de las películas que forman parte de la gala fueron El artista y la modelo, de Fernando Trueba y Ciudadano Buelna, de Felipe Cazals, entre otras que seguirán en cartelera durante la semana del festival.
Hoy (lunes) se presenta Dom över död man (La última palabra), una película del homenajeado cineasta sueco Jan Troell, quien muestra a través de este filme en blanco y negro a uno de los periodistas más destacados del siglo XX, Torgny Segerstedt, peleando contra el nazismo y contra Hitler durante toda su vida. La Suecia de la Segunda Guerra mundial se enmarca en una historia de amor y drama.
El martes el género policial lleva al teatro a un grupo de oficiales que no tienen mucho interés en guardar la ética y las formas para ejercer su labor. Grupo 7, la película del director español Alberto Rodríguez Librero, cuenta la historia de un grupo que, para limpiar las calles de Sevilla de la prostitución y el tráfico de drogas, utiliza un método poco convencional, basado en la violencia y el allanamiento forzado, en el contexto de la Exposición Mundial de 1992.
El bien y el mal se encuentran en la figura de dos compañeros de trabajo: Ángel, un joven compasivo que quiere trabajar de manera limpia y legal, y Rafael, un arrogante policía que lleva a cabo su dinámica de trabajo de una manera ruda e imprudente.
Alberto Rodríguez es conocido por cintas como 7 Vírgenes, ganadora de la Concha de Plata en el Festival de San Sebastián y seis nominaciones en los premios Goya, y After, proyectada en el Festival Internacional de Cine de Roma y que recibió tres nominaciones a los Goya.
El filme portugués Centro histórico guarda el enigma para los cinéfilos que el miércoles 6 de marzo se acerquen al teatro, ya que sus directores, Manoel de Oliveira, Aki Kaurismäki, Victor Erice, Pedro Costa, han querido mostrar la percepción que hay en cada una de sus mentes sobre la ciudad de Guimaraes, cuna de la nación portuguesa y Capital europea de la cultura en 2012.
La función se extenderá 90 minutos que, como lo define Aki Kaurismäki, es lo máximo que debe durar una película. El director es conocido por cintas que en general no superan los 70 minutos.
Al final de las galas se presenta el documental Madre, de la actriz, presentadora de televisión y directora, Mabel Lozano, que cuenta el proceso de gestación del embarazo en cinco mujeres de diferentes ciudades de España, acompañándolas en la cotidianidad y en la modificación de cuerpos, psicologías y hormonas de las protagonistas. La idea de este documental es la reivindicación del embarazo como hecho y experiencia única para cada mujer.
Lozano inició su trayectoria como directora en 2007, con el documental Voces contra la trata de mujeres. En 2010 escribió, produjo y dirigió el corto Escúchame, sobre la trata de mujeres y niñas y en 2011 dirigió el cortometraje documental Y todavía hay tiempo para verbenas, sobre el cáncer de mama.
La semana cierra con la cinta de la directora argentina Ana Piterbarg, Todos tenemos un plan, en la que el actor Vigo Mortensen vuelve a Argentina, el país que lo vio crecer, para encarnar a un hombre que busca escapar de la rutina tomando el lugar de su difunto hermano y situándose en un entorno oscuro y criminal, del que su hermano era parte. Acompaña al actor Soledad Villamil, protagonista de la película ganadora del Oscar como mejor película extranjera en 2012: El secreto de sus ojos.
La cinta que trae suspenso y drama al Teatro Diana será el broche de oro para esta semana de galas, que además de calidad, llevan consigo la labor filantrópica que el FICG se propone.
