“Pobre México, ¡tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos!”, se dice que son las palabras que nuestro ex presidente Porfirio Díaz alguna vez mencionó. Nuestra nación tiene la fortuna o la desgracia de tener frontera con una de las potencias mundiales: Estados Unidos. Muchas veces, nos resulta fácil dejarnos llevar por la corriente a veces tan agresiva a que E.U.A. lleva.
Pienso que es importante recordar nuestras raíces, lo que nos hace ser mexicanos, y sentirnos orgullosos de eso; ya que a pesar de las muchas deficiencias que nuestro país puede tener y de las cuales nos quejamos (llámese corrupción, contaminación, injusticias, etcétera.), es el país en el que nacimos. Siendo nuestro país, tenemos la responsabilidad de tratar de mejorarlo por más difícil que sea, y de tratar de hacerlo un mejor lugar para vivir para nuestros hijos y para nosotros mismos.
Recordemos nuestra cultura y nuestras tradiciones: la música, la comida, los paisajes, la calidez que nos caracteriza. Recordemos el patriotismo y hagámoslo nuestro todos los días, para que no olvidemos de dónde venimos.