Los grandes espectáculos posibles

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Isaac Hernández baila desde siempre. Lo hacía cuando niño en el patio de su casa de la colonia Seattle, porque tanto su padre como su madre fueron bailarines y después de ver su talento en la danza clásica, lo apoyaron desde el primer momento. Hoy ese niño nacido en Guadalajara, tiene veintiséis años y es primer bailarín del English National Ballet, pero además produce uno de los espectáculos más ambiciosos que se hayan presentado en México: Despertares, que reúne a los más grandes representantes del ballet clásico alrededor del mundo en un solo escenario.

La razón por la que el bailarín mexicano, considerado como el más destacado de esta generación, ha combinado durante los últimos tres años sus ensayos en las grandes compañías del mundo con la preparación de un show especial para presentarse en México, tiene que ver con “llevar un poco de lo que vivo, de regreso”, comenta.

“Estoy malabareando con mi agenda en la compañía, porque estamos creando un espectáculo cien por ciento moderno. Es difícil encontrar el tiempo para ensayar todo lo clásico que voy a estar bailando y alternar constantemente entre lo moderno y lo clásico, pero tengo preparándome para Despertares todo el año. Hago más de cien funciones al año, así que cuando llega el momento del espectáculo ya tengo el repertorio bien definido. He aprendido a manejar el físico, que responde de una manera increíble, y también se va formando y te demuestra una fuerza que no esperas”, dijo.

Despertares, después de varias presentaciones en años pasados en la Ciudad de México, llega por fin a Guadalajara este mes. Entre las sorpresas que la gala internacional ofrecerá se encuentra un amplio repertorio que conforma sobre todo el San Francisco Ballet, además de Tamara Rojo, la directora del English National Ballet, y el hermano de Isaac, Esteban Hernández: “Este año me siento muy orgulloso del programa de Despertares, logré traer piezas que había querido incluir en otras ediciones. Siempre fui muy ambicioso con este proyecto, porque no quería que fuera una gala de ballet como hay varias que se hacen, quería que fuera muy especial e irrepetible”, comenta Isaac.

Ésta es tan sólo una de las iniciativas que Hernández planea para incentivar la danza y las artes en general en nuestro país. “Con esta clase de espectáculares hemos logrado crear un tipo de interés diferente por el ballet y posicionarlo en lugares donde nunca se había posicionado antes, lo estamos poniendo en un plano de discusión nacional, y también estamos posicionando a México en el extranjero como un lugar en el que este tipo de espectáculos son posibles”, comenta.

La situación que vive la cultura mexicana es una pregunta a la que, en su papel, no puede escapar, y responde: “Hoy veo a mucha más gente interesada en el tema, y a más padres, por ejemplo, satisfechos con que sus hijos dediquen la vida al arte; pero la realidad de la danza en México no va a cambiar hasta que la mentalidad de la sociedad cambie acerca de lo que significa ser bailarín y de las expectativas que se pueden cumplir dedicando tu vida al arte, hay muchos clichés que les impiden a los artistas seguir su pasión, y eso está haciendo una sociedad mucho más triste, inconforme e infeliz”.

La cara de Isaac Hernández hoy se encuentra en todos lados. Despertares la ha llevado a espectaculares, a la televisión y a los periódicos. Sin despegarse de ese personaje que interpreta todos los días, dice que cada noche se va a dormir con la conciencia tranquila, porque lo que hace va más allá de cuestiones egocéntricas. “Me da mucho gusto porque trato de que mi mensaje llegue a la mayor cantidad posible de personas y que ese mensaje sea lo más honesto posible. Quiero que por medio de este personaje pueda llegar a cambiar la vida de alguien que quiera seguir sus sueños y, al mismo tiempo, cambiar un poco la mentalidad de la sociedad sobre ciertas costumbres culturales; entonces es raro, pero claro que me identifico con el personaje, creo en ello y sé que es un proyecto que va más allá de estar en los posters o en la televisión, que tiene un impacto directo con las personas”.

El sueño de ese niño que ensayaba en su patio, entonces, ha cambiado: hoy más allá de bailar en la Ópera de París, por mencionar el ejemplo más reciente, la misión del joven bailarín tiene que ver directamente con el ballet en México, sus talentos y su público. “Depende de nosotros que la danza siga adelante en México”, dice, “de todos los que estamos dentro de ese medio para hacer que los grandes espectáculos aquí sean posibles”.

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