Habana mon amour

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A pesar de las actuales distancias y las pifias de las autoridades federales en sus relaciones diplomáticas, los vínculos de México con Cuba son indestructibles. Ambas naciones han compartido cinco siglos de historia, lo que ha generado entre sus habitantes una relación entrañable que ningún funcionario podrá romper, de acuerdo con el libro México y Cuba, siglos de historia compartida, que coordinó la doctora Gladys Lizama Silva, historiadora de la Universidad de Guadalajara.
Este “muestra la unión tan estrecha que ambos países han sostenido desde el siglo XVI y que sorprendería a muchos lectores”, explicó.
El texto, editado en 2005 por la División de Estudios Históricos y Humanos, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), y que consta de cuatro partes, narra en sus primeros capítulos el importante papel que jugaron los puertos de La Habana y la Nueva España en el comercio de maderas y metales preciosos, durante los siglos XVI, XVII y hasta fines del XVIII.
En la segunda parte, los historiadores Horacio Crespo, Sergio Valerio Ulloa, Óscar Zanetti Lecuona y Olga Cabrera abordan la historia que cruza la economía cubana y que en la mexicana ha jugado un papel estratégico de primera importancia: la producción y comercialización del azúcar, tanto a escala nacional como internacional.
La tercera parte está centrada en los contactos que personajes de la historia de México y Cuba han tenido a lo largo y ancho de las épocas de dominio colonial y republicano. Los artículos de Sergio Guerra Vilaboy y Carlos Martínez Assad analizan las principales etapas y hechos en los que la migración y el exilio han jugado un papel de primera importancia.
La última parte del libro está abocada a conocer el pensamiento de dos grandes historiadores contemporáneos de México y Cuba: Daniel Cosío Villegas y Manuel Moreno Fraginals, “que son las partes medulares del libro, y en la que puede generarse alguna querencia o animadversión por los lectores, a consecuencia del análisis crítico e histórico que hacen de los últimos años”.
La investigadora chilena, que llegó a México hace 25 años y desde hace 14 trabaja para la Universidad de Guadalajara, explica que la influencia popular que hay de Cuba en nuestro país es innegable en áreas como el arte, la música, el deporte, el baile y el pensamiento en todos sus órdenes.
“Espero que la historia plasmada en este libro despierte el interés entre los lectores por conocer los vínculos entre ambos países, y contribuya a una mejor comprensión de temas tan importantes como el comercio colonial, el papel que jugaron La Habana y Veracruz, la producción azucarera, la migración y los exilios de importantes personajes en su historia”.

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