El caso White

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    Los tenían en la azotea y los ofrecían como si fuera “menú”.
    Durante más de dos años, un grupo de menores de edad permanecieron retenidos de su libertad y obligados a prostituirse con depravados que llegaban al edificio para ser atendidos.
    Los sujetos que los mantenían prisioneros, tenían fotografías de los chicos y los mostraban al “cliente”.
    Una vez que éste elegía al menor de su elección, lo traían a una alcoba para que brindara el “servicio”.
    En la red de prostitución infantil, los hacían pasar como sobrinos para enganchar otros menores para reclutarlos en el clan.
    Los integrantes de la banda que prostituía a los niños, fue desmembrada por la policía y fueron sujetos a proceso penal pero por separado. Nunca fueron juzgados por delincuencia organizada o por formar parte de una red de prostitución infantil.
    Uno de ellos, Alfonso Arciniega Bañuelos, ni siquiera fue involucrado en la averiguación criminal del grupo y fue juzgado y sentenciado por un delito aparte: la violación de un menor de 13 años.
    El individuo estaba enfermo de SIDA y pese a conocer de su padecimiento, no tuvo empacho en violar a este y otros menores “por coraje por haber sido a su vez infectado”, como él mismo admitiría.
    Pese a estos elementos, la juez que conoció del caso lo sentenció a poco más de seis años de prisión aunque la pena mayor era de 14 años.
    En sus considerandos, la juez lo calificó como un hombre “de baja peligrosidad”, que no fuma, no toma, no consume drogas y estaba ante su primer delito.
    Para la juez, no había antecedentes penales porque técnicamente no había sido sentenciado antes por lo que no tenía antecedentes penales.
    La Fundación Nacional de Niños Robados y Desaparecidos, recibió la denuncia sobre un grupo compuesto por mexicanos y extranjeros que ofrecían clases de inglés como un gancho para atraer menores y explotarlos y abusar sexualmente de estos.
    La organización presentó una denuncia por la que se abrió la averiguación previa 9538/2002 y elementos investigadores detendrían después a Alfonso Arciniega Bañuelos, de 48 años, cuando acababa de violar al niño de 12 años.
    El sujeto confesó todo y reveló que estaba infectado con VIH. En el lugar los agentes encontraron análisis de VIH positivos que el hombre reconoció como suyos.
    Al mismo tiempo, dos extranjeros cómplices de Arciniega fueron capturados por la Agencia Federal de Investigaciones y procesados por corrupción de menores. Recibirían 15 años de condena.
    Bajo causa criminal 332/2002, la juez cuarto de lo penal Felícitas Velázquez Serrano, sentencia al violador confeso Alfonso Arciniega Bañuelos, a seis años de prisión por el delito de violación, un año seis meses por el de corrupción de menores y a pagar 13 mil pesos por reparación del daño.
    La juzgadora concluye que el procesado es una persona de baja peligrosidad.
    Para la Fundación Nacional de Niños Robados y Desaparecidos, quien fue quien destapó todo el escándalo, se trató de una sentencia indignante ante este tipo de conductas aberrantes.
    Platiqué con el menor que habita una humilde finca de una colonia popular de calles polvorientas en Tonalá.
    La madre me dijo que el menor violado fue blanco de burlas y en dos ocasiones intentó suicidarse.
    Las pruebas de laboratorio por infección de VIH salieron negativas y al menos él está libre de haber sido contagiado.
    En aquella ocasión, la familia se quejó de que las autoridades no cumplieron con la ayuda prometida.
    El muchacho me narró que durante más de un año tuvo pesadillas donde el violador regresaba. Despertaba por las noches bañado en sudor y no podía apagar la luz.
    Me contó que él no fue el único menor atacado por Alfonso Arciniega Bañuelos, sino que hubo más.
    Localicé al menos a otro chico que incluso presentó una denuncia penal contra Arciniega por el delito de contagio.
    Pese a todo, para la juez cuarto de lo penal, Felícitas Velázquez Serrano, el violador Alfonso Arciniega Bañuelos, era un tipo de baja peligrosidad porque era el primer delito que cometía y no tenía antecedentes penales.
    Además, y aunque hubiera sido un agravante para dictar sentencia, dice la juez que no se pudo acreditar que Arciniega Bañuelos estuviera infectado con VIH.
    La juez me dijo que el violador tendrá que purgar toda la sentencia porque es un delito grave que no alcanzará el beneficio de la libertad bajo caución.
    Más allá de tecnicismos, hay algunos datos sobre los cuales reflexionar.
    Por ejemplo, cuando la juez emitió la sentencia, había al menos tres averiguaciones en contra de Arciniega Bañuelos.
    La primera, 9538/2002 por prostitución infantil y corrupción de menores, de la cual se derivó la investigación por la que fue detenido.
    Segunda, la 1211/2002 ante la PGR contra Arciniega y dos norteamericanos por prostitución infantil.
    Y la 1370/2003 ante la PGR contra el mismo Arciniega y dos norteamericanos por el delito de contagio de VIH.
    Por medio del oficio 2812 la PGR solicitó la orden de aprehensión contra Arciniega y coacusados por el delito de contagio en agravio de varios menores.
    Un juez de distrito de Guadalajara obsequió las órdenes de aprehensión incluida la de Arciniega, el mismo que para las autoridades estatales NO tiene VIH.
    Uno de los menores que fueron recluidos en la azotea donde se ofrecía servicio de sexo con menores, me contó parte de lo que ahí vivieron.
    Por ejemplo, me dijo que el 16 de junio de 2002, se practicó una prueba de VIH y salió positiva y acusó a Alfonso Arciniega Bañuelos de haberlo contagiado; hizo lo mismo en la averiguación 1211 ante la PGR por el delito de contagio.
    Vía telefónica, Armando, infectado por el VIH, me dijo que Alfonso Arciniega Bañuelos lo mantuvo secuestrado junto con tres menores más.
    Entre los clientes que acudían a ese edificio, hay gente conocida o por lo menos que presumía de “buenas relaciones con el gobierno”.

    *** *** ***

    Quise narrar este caso del violador hoy preso en Puente Grande, porque existen al menos sospechas de que el violador Thomas White detenido en Puerto Vallarta pueda librar las acusaciones que pesan en su contra.
    Se trata de un pederasta que formaba parte de una red de prostitución infantil que disfrazado de benefactor prostituyó a menores en Puerto Vallarta.
    Hoy ese destino turístico vive bajo el estigma de ser un sitio donde se pueda practicar el turismo sexual incluido el pederasta.
    Parte de esa historia la escribió White.
    Hombre poderoso, de amplios recursos, el sujeto libró ya una denuncia penal y podría conseguir salir libre bajo fianza por otros delitos que se le imputan que no son considerados graves.
    Me temo que como en el caso de Arciniega, los tecnicismos legales nos van a llevar a impedir que todo el peso de la ley caiga sobre un hombre que en su perversión jugó con la inocencia de muchos niños.
    Tal vez también nos digan que era su primer delito y por lo mismo un tipo de “baja peligrosidad”.

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