Blindaje contra falsificaciones

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    Un diseño electrónico mediante el uso de nanopartículas es el hito científico que podría ser aplicado para la detección de billetes falsos en México. El hallazgo resultó del tema de tesis desarrollado por Jesús Israel Campos Villalobos, ingeniero en Electrónica y Computación, del Centro Universitario de los Lagos (CULagos) y coordinado por Rubén Arturo Rodríguez Rojas, profesor investigador del plantel.

    “Queríamos encontrar una técnica más segura para evitar la falsificación. Nadie había utilizado la luz infrarroja. Solamente nosotros, como diseñadores de esta nanopartícula, sabemos la intensidad de luz y el color que deben tener”, explicó Rodríguez Rojas.

    La investigación, realizada de 2011 a 2013, nació con la intención de resolver la alta incidencia de falsificación de billetes en el país.

    De acuerdo con el Banco de México (Banxico), en 2016 se registraron 61.8 piezas falsas por cada millón de auténticas en circulación. Las denominaciones más falsificadas fueron los billetes de cien, doscientos y mil pesos.

    Los hallazgos del estudio nanotecnológico los publicó la revista científica Journal of luminescence, en 2014 y el prototipo fue realizado para una empresa en colaboración con el Centro de Investigaciones en Óptica de León, Guanajuato.

    La técnica, que consiste en verificadores de luz infrarroja y la aplicación de nanopartículas de “tierras raras”, como el iterbio (Yb) y erbio (Er), funcionaría para detectar un billete adulterado.

    La aplicación de una capa gruesa de 10 miligramos, más la técnica del blindaje con nanopartículas, costaría aproximadamente de cinco a 10 pesos por billete.

    “Utilizamos la upconversion, lo que significa que cuando aplicamos luz infrarroja al material nos produce luz visible y se puede sintonizar el tipo de luz, y tener desde luz verde, amarilla o roja”.

    Mediante diversos tipos de aplicación, ya sea con un polímero, laca o el diseño de un nuevo billete que encapsule las nanopartículas, se podría poner en funcionamiento el blindaje científico.

    El prototipo de verificación de billetes con nanopartículas mediante un detector de luz visible podría perfeccionar las medidas de seguridad vigentes en los billetes, como las marcas de agua, el hilo 3D o figuras que cambian de color.

    Nanotecnología, la nueva era de la ciencia
    La nanotecnología, de acuerdo con Rodríguez Rojas, marca una nueva etapa en la ciencia, cuya característica es ser invisible a los ojos.

    A los materiales obtenidos de elementos de la naturaleza se les da un tratamiento químico para crear “tierras raras”, que en tamaño de un millón de veces menor que del grosor de un cabello tienen multiplicidad de aplicaciones.

    “La más comercial está en los aparatos electrónicos, donde puedes encontrar discos duros de un tera del tamaño de la cabeza de un alfiler o pantallas de celulares, computadoras o televisores que son del grosor de un acetato, que incluso puedes doblar y no se distorsiona la imagen”, comentó el investigador del departamento de Ciencias Exactas y Tecnología de CULagos.

    Para el estudio de formas y tamaños de las nanopartículas, con una longitud de una mil millonésima parte de un metro, Rodriguez Rojas mencionó que se utilizan microscopios electrónicos que tienen un costo aproximado de 10 millones de pesos.

    De acuerdo con el catálogo nacional de instituciones de investigación con actividades en nanociencias y nanotecnología que realizó la Universidad Nacional Autónoma de México en 2016, la Universidad de Guadalajara forma parte de las 29 instituciones en el país dedicadas a esta área del conocimiento.

    Los 25 profesores que trabajan líneas de investigación afines a la nanociencia y nanotecnología, de los cuales  21 pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores, desarrollan sus estudios en los siete laboratorios con los que cuenta la UdeG, distribuidos en los centros universitarios de los Valles (CUValles), de la Ciénega (CUCiénega), de los Altos (CUAltos) y en la zona metropolitana, de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI) y Tonalá (CUTonalá).

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