Del Paso en el olimpo de los escritores hispanos

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A México se le ve mejor desde afuera. Quien dijo esto, en una reciente entrevista para este medio, es alguien que estuvo años en lo que él define un “exilio voluntario” en el extranjero, pero que nunca ha dejado de reflexionar y analizar sobre su país, porque, desde lejos, “uno está más tranquilo para considerar los defectos y las virtudes”.

Fernando del Paso (Ciudad de México, 1 de abril de 1935), después de haber vivido un largo tiempo en Europa, donde fue diplomático en Francia y locutor de la BBC de Londres en español, regresa este próximo fin de semana al Viejo Continente para recibir el más importante reconocimiento literario del mundo hispano: el Premio Cervantes.

“Siempre quise mucho a España, y me conmueve que la madre patria, que nos dio la lengua en que escribimos y hablamos, siga interesándose en lo que se hace aquí en América Latina”, dijo Del Paso en una rueda de prensa ofrecida en el paraninfo Enrique Díaz de León, después de que se diera el anuncio del premio.

Galardón que, reiteró en varias ocasiones, ya estaba esperando desde por lo menos hace siete años. “Me ha halagado mucho, supe de la posibilidad de que me lo dieran, porque sabía que he figurado antes en varias ternas finalistas, y recién me lo dieron. Pero nunca escribí para ganar premios, y los he ganado, lo cual me anima mucho y me compensa de tantos años de escribir y de sacrificios que he hecho para hacer mis novelas”, agregó al respecto en la reciente entrevista realizada en la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz, de la que es director desde 1992.

Entre esos reconocimientos que ha recibido a lo largo de su trayectoria, destacan la Beca Guggenheim (1971 y 1981), el
Premio Nacional de Lingüística y Literatura (1991), el
Premio Fil de Literatura (2007) y el Premio Internacional Alfonso Reyes (2014).

Por parte de la Universidad de Guadalajara, ha sido nombrado Maestro Emérito en 2005 y recibió el Doctorado Honoris Causa en 2013. En cuanto a su cargo al frente del la biblioteca, reconoció que ha sido el motivo de su regreso al país.

“Yo trabajaba en París, era Cónsul general de México cuando conocí al exrector Raúl Padilla López, y como yo le expresé mi deseo de regresar a México después de un exilio voluntario de más de veinte años, él me ofreció este puesto. Esperé más o menos un año y luego me vine para acá. Eso fue hace más de veinte años, que es lo que tengo trabajando para la Universidad”.

Explica que cuando llegó a la biblioteca estaba recién fundada, “tenía un año de edad, y conté con la ayuda de funcionarios de la Universidad, y con ellos aprendí el destino y la función de la Universidad de Guadalajara, y esta biblioteca ha ido floreciendo con el tiempo y ahora le da servicio a más de quince mil usuarios anuales. Tenemos un departamento para personas con problemas de la vista, un departamento para niños, con mucho éxito, pues la biblioteca ha progresado mucho en estos años”.

¿Qué emociones trae a usted este recinto?
“A mí me emociona mucho porque he pasado casi tres años enfermo, incluso esta todavía no es la voz que he tenido, y últimamente he faltado por la enfermedad, y este recinto me trae recuerdos muy agradables de mi llegada a Guadalajara, de mi instalación y de toda mi familia, y esta ciudad también ha sido muy hospitalaria”.

Sobre Octavio Paz, que da el nombre a la biblioteca, dice que “fue uno de los más grandes poetas que ha tenido México y un ensayista realmente excepcional, porque tenía una gran cultura y una gran erudición que supo aprovechar para hacer análisis de la literatura de tiempos presentes y pasados, tanto mexicana como extranjera”.

Del Paso es además promotor de la cultura. A la pregunta de cuáles recomendaciones daría para elevar los bajos índices de lectura que hay en México, dice que “realmente yo no tengo una solución, si no ya la hubiera propuesto. El problema es complejo, pero creo que la base de todos nuestros males es la injusticia social y económica, porque si eso mejorara, mejoraría todo, indiscutiblemente”.

En este sentido, el escritor ha recopilado una de las tres colecciones que el programa de la Universidad de Guadajara “Letras para volar” puso a disposicion de jóvenes preparatorianos. Las otras dos estuvieron a cargo de Carlos Vevia y Hugo Gutiérrez Vega, poeta jalisciense recién fallecido el año pasado y a quien Del Paso recuerda con cariño y admiración.

“Yo lo conocí hace muchos años, casi cincuenta, en Londres, él era el Consejero cultural, y con su esposa Lucinda nos recibieron a Socorro y a mí como grandes amigos, como príncipes, y tuvimos una muy buena y sólida amistad con ellos, y aprendí muchísimo de él, tanto de literatura como de diplomacia; y de gastronomía también, él conocía mucho la cocina de la India, que es deliciosa, me introdujo a los misterios de esa cocina. Después lo veía esporádicamente nada más, pero con gran gusto, siempre fue mi amigo y sobre todo mi maestro, y fue, además de gran poeta, un magnífico difusor de la cultura mexicana en el extranjero y de la extranjera en México”.

Además de la pintura (una exposición de su obra se instaló recientemente en la ciudad), la gastronomía es una de las grandes aficiones de Del Paso, sobre la que escribió libros con su esposa Socorro, y que, como dijo, lo ligó a Gutiérrez Vega, que recordó en un sentido homenaje en la pasada edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, de la que el escritor guarda innumerables recuerdos.

“La primera vez que asistí a la FIL vivía yo en París, y la entonces directora, Margarita Sierra, me invitó por parte del rector, y me asombré de sus dimensiones y de lo bien que estaba organizada, del numeroso público que atrae, y me gustó mucho porque a pesar de vivir en Europa, nunca había asistido a una feria del libro de tal éxito y de tal magnitud. Yo vine a la segunda o a la tercera”.

¿Qué momentos destaca de su paso por la FIL en estos años?
“Es difícil, yo destacaría todo. La feria me dio la oportunidad de conocer a escritores que yo admiraba mucho, y a escritores que después yo admiré porque yo no los conocía, y eso es invaluable para un escritor: lo mismo atender a la difusión de los libros nuevos como los viejos también, a través de todas las actividades de presentación en la feria”.

Gran aficionado de la Historia —con la H mayúscula,  que es “siempre la historia del pasado, no del presente o el futuro”, dijo en una anterior entrevista para La gaceta—, materia viva de sus grandes novelas (entre ellas, Noticias del Imperio, Palinuro de México y José Trigo), actualmente Del Paso está trabajando en el segundo libro de Bajo la sombra de la historia, ensayo sobre el  judaísmo, el cristianismo y el islamismo.

Pero, asimismo, sigue siendo un agudo analista y crítico de la situación que vive México, sobre el que no pierde ocasión de evidenciar su crisis institucional y social. “Creo que nuestro país está en decadencia política desde hace muchos años, lenta pero imparable. Creo que las universidades tienen el deber de orientar a los alumnos en este aspecto, pero para eso necesitan orientar a los profesores, y esto es lo que no sé si está sucediendo, si realmente contamos con profesores y catedráticos que estén conscientes de las cosas mal hechas y criminales que suceden en este país”.

Ahora, de nuevo tendrá la oportunidad de ver a México desde afuera, quizás sólo por unos cuantos días, y observarlo desde la tranquilidad de la lejanía, pero sobre todo, desde el olimpo donde entran solamente los mejores escritores del mundo hispano.

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