El cáncer de mama (CaMa) es una enfermedad que tiene relación con factores biológicos, psicológicos, ambientales y sociales. Dentro de estos últimos son relevantes las cuestiones culturales, educativas y las relacionadas con la oportunidad, calidad y calidez de los servicios de salud.
Varios de los estilos de vida no saludables que predominan actualmente, como fumar, beber alcohol, consumir alimentos poco balanceados y la inactividad física, influyen en la aparición cada vez más frecuente de diagnósticos positivos de CaMa, cuestión que deberíamos estar personal y socialmente tratando de modificar.
Varias investigaciones sobre el tema han permitido ver que entre las barreras por las cuales las mujeres no tienen acceso a la detección oportuna de CaMa, se encuentran las siguientes: las políticas públicas no abordan integralmente el problema, al no considerar su complejidad multifactorial, tanto en su ocurrencia como en su diagnóstico y tratamiento oportuno; la población está poco informada, sensibilizada y consciente sobre el peligro que corre de padecer CaMa; el desconocimiento o los datos confusos y el miedo sobre el CaMa y su diagnóstico y tratamiento son aspectos comunes en las mujeres. También las cuestiones culturales de género, como: la vergüenza que se inculca en hombres y mujeres con respecto a explorar su cuerpo, conocerlo y tocarlo o que el personal de salud les vea y les toque al realizar una revisión clínica y la influencia del hombre, que como pareja intimida, manipula, atemoriza y coacciona sentimental o económicamente para evitar que ella se realice oportunamente exámenes clínicos para detectarlo.
Otras son: la idea errónea de que enterarse del diagnóstico puede llegar a deteriorar aún más la salud que si no se tuviera conocimiento de padecer la enfermedad; las deficiencias en la disponibilidad, acceso, cobertura y calidad de los servicios; la aún incipiente e insuficiente existencia de procesos de navegación (apoyo y orientación para saber qué hacer, a dónde acudir y para conseguir atención) y de acompañamiento emocional.
Es de vital importancia que visualicemos que el CaMa es una enfermedad que podemos padecerla, que los estilos de vida saludable pueden ayudar a evitarla, que si se detecta oportunamente y se trata adecuadamente, puede llegar a ser plenamente curable, y que la disminución de casos nuevos y muertes por esta causa es un tema de carácter multifactorial y de importancia social y educativa, en que la ciudadanía, la iniciativa privada, las instituciones públicas, así como el sector salud debemos conformar un equipo para combatirla.
Cambiar los pensamiento culturales de miedo y de no prevención ni detección oportuna, conlleva a acciones positivas y estas acciones, pequeñas o grandes, personales y sociales, seguramente darán cabida a un futuro diferente
¡Trabajemos en unión para que logremos un gran cambio! ¡Pongámosle un alto definitivo al sufrimiento que provoca el CaMa! ¡Cambiemos el miedo por la esperanza!