Redes de cómputo en nuestras vidas

17227

Al principio de los 50 del siglo pasado, cuando iniciaban las redes de cómputo, ninguno de los pioneros se imaginaron el auge y beneficio que tendrían las redes de computadoras en nuestras vidas, a tal grado que han modificado la propia conducta humana.
La sociedad actual depende del uso de nuevas tecnologías que giran en torno a la conectividad y disponibilidad de acceso. Esto nos permite una toma de decisiones eficiente, trabajo colaborativo, educación a distancia, entre otros aspectos. Lo que antes era ciencia ficción, hoy resulta una realidad a causa del avance vertiginoso en el desarrollo de hardware y software de los sistemas. El envío de correspondencia electrónica es prácticamente inmediata, lo cual no era factible hace un par de décadas. No debemos olvidar que en el siglo pasado, la comunicación se basaba en el envío de correspondencia, lo cual podría tardar hasta dos meses en recibir respuesta.
Las redes sociales nos han permitido convivir de una manera virtual con otros usuarios por grado de afinidad o intereses comunes, alejándonos cada vez más de una interacción presencial. Las mismas no se están empleando adecuadamente a toda su capacidad. Idealmente se deberían emplear para compartir conocimiento; sin embargo, lo que se difunde mayormente son vivencias cotidianas y se está al pendiente de lo que publican sus contactos.
Todavía hace una década era común ver a los niños jugar a las canicas, trompos, escondidas, entre otros juegos. Actualmente, a temprana edad, existe una dependencia tecnológica en los juegos infantiles. Todavía no se conocen los efectos negativos que tendrá en las generaciones venideras el uso excesivo de las nuevas tecnologías. Por otro lado, la tendencia en la educación radica en la implementación de las mismas para tener una mayor cobertura y un mejor nivel educativo. No se concibe una sociedad al margen del uso de las redes de computadoras como un cuarto medio de comunicación (terrestre, marítimo, aéreo y digital).
Como sociedad tenemos la responsabilidad de legislar los abusos en internet y la confidencialidad de la información. En México carecemos de una ley que promueva estos derechos.
Definir lo que es el acceso a la información privada, puede ser una tarea sutil, porque la mayoría de servicios gratuitos funcionan vendiendo publicidad y comercializando el registro histórico de las preferencias virtuales del usuario. Intrínsecamente uno autoriza el acceso a la información generada al momento de aceptar/suscribirse al servicio elegido.
Estas nuevas tecnologías son un nuevo elemento en los sistemas educativos, en que las redes de computadoras son las arterias principales sobre las cuales se conduce el conocimiento digital, siendo las redes sociales el corazón de este nuevo sistema. Internet y sus actores, tanto usuarios como desarrolladores, no son la respuesta final a un problema educativo. Por el contrario, representan elementos de apoyo para la adquisición del conocimiento a nivel masivo.
En la actualidad existe una controversia acerca de la efectividad de este nuevo elemento. No obstante, no podemos dejar a un lado el uso de las nuevas tecnologías, porque el conocimiento generado a nivel mundial está fuertemente basado en el uso de internet con redes sociales de colaboración.

Artículo anteriorEl tacto como principio
Artículo siguienteDelincuencia organizada