Ventanas insospechadas

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    Las dos esculturas que componen la exposición de Manfred Pernice en la Oficina de Proyectos Artísticos (OPA) son de esas piezas que llevan hasta sus más elásticos límites el propio concepto que las define. En ellas, la palabra “escultura” no se ciñe únicamente a las tres dimensiones, ni la materia sólida, ni la forma y el relieve: texto, sonido y pequeñas ventanas gráficas se agregan a la corporeidad, y expanden la experiencia estética.
    La principal de ellas es cub.-bird, un políptico de amarillos poliedros cuadriculados que rinden un homenaje en forma de deconstrucción al Pájaro amarillo de Mathias Goeritz, la escultura urbana que se ubica en el cruce de las avenidas Arcos e Inglaterra, en nuestra ciudad. Esta relación la establece claramente el boletín con que se recibe a los visitantes en la galería, pero la pieza en sí también muestra sus pistas: las grandes cajas vacías de aglomerado tienen como base unas varillas bífidas, de los costados salen varias bocinas, y de ellas la reproducción del silbido del tren que pasa por avenida Inglaterra, el chasquido de las ruedas sobre los rieles, el trinar de los árboles aledaños, la sensación de estar ahí, donde Goeritz había planeado una plaza que nuca se construyó.
    Manfred Pernice nació en Hildeseim, Alemania en 1963. En los ochenta estudió escultura y gráfica en Braunschweig, en los noventa fue a la Universidad de las Artes de Berlín, donde radica hasta la fecha. Sin embargo, los temas y los materiales de sus obras siempre han estado fuertemente relacionados con la arquitectura y el espacio urbano. Es por eso que el sonido se entrelaza con los dibujos de Evelyn Kuwertz, que se expanden en las superficies de la escultura como ventanas que se abren para el espectador —el exterior—, hacia un interior que es la pieza conjugada en sí misma.
    Una mujer dormida en el asiento del tren, una niña que la mira desde el pasillo entre butacas; un paisaje de la carretera paralela a las vías y el bosque detrás; un vecino hombre que camina entre una hilera de casas y los rieles… imágenes de una cotidianidad dentro y en torno al tren que en México emociona más por los umbrales que supone entre los niveles de significado de la obra, que por la relación personal con la experiencia ferroviaria, pues en 1997 se suspendió el servicio de pasajeros en nuestro país.
    En la terraza de la galería y protegida del clima por un tejado de lámina ex profeso, se encuentra la otra escultura de la exposición, alex+mix11. “Extasiado por un azul que aquí no es azul/ crece en tu interior el saber de un cercado de zarzamoras/ desde el centro del campo de Sinj,/ lamenta tu ausencia./ Consternado por imágenes que constantemente regresan […]”, con estos versos se funde en la pieza un poema de Irma Vrkljan, titulado “Un obrero yugoslavo escribe a su casa”. Ya la mezcla la habíamos conocido en cub.-bird, donde el poema “Cuento del bosque vienés” se suma a la estructura narrativa que los demás elementos de la escultura sugieren.
    Las ventanas de esta segunda pieza son fotografías de paseo. En algunas se alcanza a ver el interior del coche y espejo retrovisor, en otras la expresión de los transeúntes delatan la mirada intrusa: imágenes de paisajes citadinos, principalmente europeos. Por eso resalta inmediatamente la imagen que da nombre a esta construcción fragmentaria, la fachada con su anuncio de una barbería para caballeros que sin duda hemos visto por aquí, pero ¿dónde?
    Cub.-bird y alex+mix11 estarán en exhibición de lunes a viernes de 16:30 a 20:00 horas hasta el 10 de septiembre en la OPA, avenida 16 de Septiembre 730, piso 23.

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