Quebradoras en el CUCSH

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Desafortunadamente a la lucha libre mexicana no se le ha dado la fuerza y prestigio que merece dentro de las fronteras del país; en cambio, en el extranjero sí. La lucha libre mexicana es producto de exportación. Si tuviera la misma promoción y popularidad que el futbol, México sería en este deporte lo que Brasil es al futbol, afirmó el luchador Apolo Dantés.
En este país hay campeones de este deporte que son imitados en todo el mundo. “Contra japoneses, puertorriqueños y norteamericanos, los mexicanos siempre hacen muy buen papel”.
Apolo Dantés, con 19 años como profesional en la lucha libre, ha obtenido 13 cabelleras. Entre las que figuran la de Javier Cruz, Bestia Salvaje, Araña Atómica, Asesino Negro y Comando Ruso.
Dante Rodríguez, Apolo Dantés, Carmelo Reyes “Cien Caras” y Adolfo García participaron en el panel “La lucha libre, perspectiva de análisis de expresiones culturales y deportivas”. El evento tuvo lugar en el auditorio Salvador Allende, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH).
Los panelistas indicaron que la lucha libre es a la vez un deporte y un espectáculo. Esta es catalogada como un teatro, una farsa, pero es un deporte como el beisbol y futbol, ya que los luchadores tienen que entrenar, correr, hacer pesas y abdominales.
“Los luchadores no son vedettes, como en el futbol. La lucha libre es de hombres recios y fuertes”, agregó Adolfo García, coleccionista de máscaras y aficionado a este deporte.
Hay niños que entrenan para lucha libre y caen enfermos ocho días con calentura. La exigencia física es mucha. “Hay personas que opinan que la lucha libre es para gente vulgar y corriente, pero están equivocadas. Echen un vistazo a la lucha libre y otro a un partido de futbol para que se den cuenta dónde está la gente más corriente y más vulgar”.
La lucha libre es un espectáculo hecho por atletas –agregó Apolo Dantés–. “No podemos separar una cosa de la otra. Es muy difícil que alguien se suba a un ring por muy actor que sea y trate de imitar a un luchador. Se ve burdo, le da a uno risa verlos, porque los movimientos físico atléticos no los saben. Entonces, simplemente con una cara agresiva o de niño bonito o una máscara bien puesta no basta”.
El ring está en el centro, el público alrededor. Hay luces, un vestuario… es un escenario. El vestuario se ha modificado mucho. Antes era una trusa, calzón, un par de botas negras o rojas. Hoy todo es más complejo.
“El que ve lucha libre en vivo a lo mejor espera gritos, mordidas y sangre, pero independientemente de cuáles sean las acciones que se desempeñen en el cuadrilátero, difícilmente los luchadores van a dejar un mal sabor de boca a los aficionados, porque se brindan al máximo”, indicó Dante Damián Rodríguez, quien además de destacarse en el ring es cronista deportivo.
La lucha libre es un espectáculo de carácter dramático-deportivo por la personificación de los valores morales que le transmiten una serie de emociones encontradas al público, desde risa, llanto, angustias, enojos; sobre todo éstos últimos. “Para eso está el ring, para hacer enojar a la gente”.

Lucha libre en el Salvador Allende
La explanada anexa al auditorio Salvador Allende se convirtió en un ring de lucha libre. Rudos y técnicos pelearon. El ruido de los cuerpos al caer en el suelo era ahogado por los enardecidos gritos de los estudiantes: “¡Duro, duro, dale duro!”, “¡Córtale esas greñas!”, “¡Dense un repegón!”
Gritos, rechiflas, palabrotas, risotadas, todo se entremezclaba en un rumor uniforme. La explanada estaba a reventar de jóvenes que no llegaban a los 30 años. Virgo y Guerrero Inca, técnico y rudo se enfrentaron cuerpo a cuerpo.
Virgo saca a Guerrero Inca del ring. El luchador cae en el suelo y de una marometa se pone de nuevo de pie, a pesar del dolor que le ocasiona el golpe recibido por el impacto.
Ya dentro del ring parece que se van a dar la mano en aparente señal de amistad. El público grita: “¡Ay sí, ¿no que deporte de muy hombres?” Los dos rivales aprovechan para lanzarse uno contra el otro con todo su peso. Virgo cae. El público ruge: “¡Córtale las greñas, córtale las greñas!”.
Guerrero Inca logra tumbar a Virgo, quien alcanza el suelo con los pies abiertos. El rudo aprovecha para subir a las cuerdas del ring y caer justo entre las dos extremidades inferiores. De nueva cuenta el úblico: “¡Lo dejaron sin huevos, lo dejaron sin huevos!”.
Esta vez los estudiantes se dividieron en dos bandos: los que apoyaban a técnicos y los que le iban a los rudos. Cuando el luchador preferido era derribado insultaban al oponente. Los jóvenes estaban borrachos de euforia. A un lado dejaron las presiones escolares. Olvidaron maestros, tareas y exámenes y se entregaron a las emociones que desata la lucha libre.
Después de varias caídas, Virgo al fin sale triunfante. El árbitro alza la mano del técnico. En ese mismo ring se enfrentaron los técnicos Metatrón y íngel de Oro con los rudos Infierno y Ébola, así como Impostor y Dinamik.

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