Mario Alberto Reyes Lozano

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    Desde los siete años está en el agua. A partir de esa edad comenzó a competir en diferentes eventos locales, estatales, nacionales, centroamericanos y hasta en una competencia mundial.
    Ahora es el encargado de la alberca Olímpica de la Universidad de Guadalajara, por lo que a diario puede vérsele vigilar que todos los profesores e instructores cumplan su labor y por la tarde hasta se da el lujo de impartir clases de natación para adultos.
    A sus 26 años ya cuenta con una larga experiencia. Lleva 10 dedicado a impartir clases de natación, después de haber laborado en el Code Jalisco, en el Country Club Guadalajara y en otras albercas privadas.
    Comenta que lo ideal para ser un maestro de natación es tener las bases para enseñar, haber competido en algún evento deportivo de cierta calidad, poseer experiencia en albercas con alumnos de diferentes edades y, sobre todo, saber manejar bien a las personas en su ámbito.
    “Los adultos suelen ser los alumnos más difíciles, porque trabajan, llegan cansados a clases, además de que tienen los músculos rígidos. Un niño aprende rápido. Mientras éste en un mes aprende a flotar y a nadar, los mayores pueden tardar hasta dos meses.
    “Lo más difícil es cuidar a los niños: que no se suban a los trampolines, que no corran y sobre todo, evitarles riesgos. A un niño nunca debemos darle la espalda, porque si es principiante, se nos puede ahogar. Hay que tener mucho cuidado con ellos”.

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