Donde va el imperio va la lengua

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    “A pesar de que en México existen más de 62 lenguas indígenas, los mexicanos no nos asumimos como plurilingí¼es. Aceptar la diversidad lingí¼ística es aceptar la diversidad cultural, pero la ‘cultura de los beneficios’ no quiere ceder terreno a las otras culturas, porque, como dice un viejo adagio, ‘donde va el imperio va la lengua’”.
    Así lo destaca la doctora Patricia Córdova Abundis, coordinadora de docencia del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), de la Universidad de Guadalajara, quien añadió que muchos esfuerzos por conservar variantes de la lengua en el propio idioma tiene una implicación política, una lucha por el poder.
    “En México hay una especie de actitud ahistórica hacia la lengua, que es asumida desde una perspectiva pragmática, y cuando ésta requiere ser tratada desde la normativa, utiliza las normas de España, por lo que, desafortunadamente, muchas variaciones linguísticas del dialecto español mexicano entran en contradicción con las españolas”.
    En su opinión, en México faltan libros sobre idioma que atiendan nuestra propia escritura y manera de hablar, para evitar que los profesores obliguen a los estudiantes a utilizar palabras como las usan en otros países, cuyas variantes son ajenas a nosotros, ya que la identidad lingí¼ística forma parte de la identidad cultural.
    “Tenemos un dialecto generalizable, que guarda relación con distintos niveles de la lengua, es decir, incide en el ámbito fonético, morfológico, sintáctico y léxico. Por supuesto que el léxico es el más fácil de comprender, porque hay palabras que nos caracterizan, ya que decimos ‘refrigerador’ y no ‘frigorífico’, ‘computadora’ y no ‘ordenador’, ‘cerillo’ y no ‘fósforo’, ‘encencedor’ y no ‘mechero’.
    “Las palabras que acabo de mencionar no son ‘pintorescas’, pero hay otras que recogen el ‘sustrato de las lenguas indígenas’, palabras que tienen relación directa con el náhuatl o con el maya, como por ejemplo, ‘chilango’, que viene del maya ‘chilam’, que significa ‘hombre de pelos parados y crespos’”.
    La investigadora comenta que hay palabras que forman parte de un dialecto mexicano, por lo que una lengua puede explicarse a partir de las lenguas que la han influido, “como pueden ser las lenguas indígenas o a partir de su uso.”

    Palabras en desuso

    Córdova Abundis explica que hay palabras anacrónicas, es decir, que ya no son utilizadas en otros sitios y en México sí, “porque el tiempo de los países también es diferente. Pensemos en palabras como ‘prieto’, ‘mande’, ‘a sus órdenes’, ya no usadas en España. Cuando nosotros las pronunciamos, les remiten a tiempos bastante antiguos”.
    “El habla mexicana en general se caracteriza por variantes linguísticas usadas aquí, pero también por las variantes de lenguas como el náhuatl y maya, que nos han heredado un léxico enorme, como ‘chocolate’, ‘mecate’, ‘huarache’ o el mismo vocablo ‘naco’, que proviene del otomí”.
    —¿Cada país debería tener sus propios manuales de estilo?
    —Las normas que propone la Real Academia de la Lengua siempre están en controversia, porque los territorios son bastante amplios y éstas no pueden abarcar de manera particular a cada región y, sobre todo, porque la lengua está viva y un libro de estilo, el diccionario o la misma gramática siempre estarán más atrasados que la lengua misma.
    “Es necesario que haya libros de estilo o de gramática, pero lo interesante será dejar siempre espacios para que los filólogos, lingí¼istas, periodistas y todos los involucrados en esto, puedan establecer controversias o una crítica constructiva para argumentar por qué debe utilizarse o no una palabra nueva o emplearla de esta o de la otra forma”.
    Comentó que los medios de información juegan un papel primordial para difundir entre la población de los diferentes países, sus variantes lingí¼ísticas.

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