Las inundaciones que ocurrieron en el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) durante el reciente temporal de lluvias no están asociadas con fenómenos meteorológicos atípicos, sino con la falta de una política pública tendiente a mitigar el impacto de la invasión de áreas naturales y la sustitución de cauces en los últimos años, coincidieron en conferencia de prensa especialistas adscritos a la Universidad de Guadalajara.

“La información la tiene la autoridad, las unidades municipales de protección civil; pero es importante que la autoridad, primero, reconozca que las inundaciones no están asociadas con fenómenos atípicos de lluvia, ni con el tema de la basura; eso lo agrava, pero sería el primer principio que la autoridad, al reconocerlo, tendrá que plantear al esquema técnico para incidir, digamos, en la mitigación de estas zonas más peligrosas”, afirmó Luis Valdivia Ornelas, investigador del Departamento de Geografía y Ordenación Territorial, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH).

Puntualizó que las recientes inundaciones provocadas por los desbordamientos del Arroyo Seco, en Tlajomulco, y en dos ocasiones del Arroyo Hondo, que es el canal que cruza por La Martinica, en Zapopan, son un ejemplo de lo que causa la urbanización de zonas naturales en las partes altas de la ciudad, que impide la absorción natural del agua y provoca que ésta se acumule en mayor volumen y que vaya hacia abajo.

Valdivia Ornelas aseguró que el AMG está en una zona altamente vulnerable en la que cada año ocurren tormentas intensas durante todo el temporal.

“Estamos en zonas donde las tormentas son muy intensas. En esta temporada hubo un poco más, pero es un patrón normal que se precipiten 30, 40 y hasta 50 milímetros, y se necesita un programa de intervención inmediata durante el temporal”, subrayó.

“Desafortunadamente, la mayor cantidad de tormentas que se presentan es entre las dos de la tarde y la medianoche, que es cuando la población se mueve de manera más intensa; entonces, tendrá que hacerse un programa de intervención en el momento de que se presenten las tormentas”.

Agregó que este año la ciudadanía constató que las inundaciones ya no están sólo en un sector, sino que suceden en casi toda la ciudad, con las afectaciones que esto implica.

“Ahora estamos observando que ya son masivas, no abarcan una parte de la ciudad, abarcan sectores amplios, que hace que, entonces, se vea interrumpida completamente la actividad económica y la movilidad, y exponga a la población a verse afectada”, indicó Valdivia Ornelas.

Jorge Fernández Acosta, profesor del Departamento de Proyectos Urbanísticos del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), señaló que la ciudad está rebasada, pues la infraestructura es insuficiente, además de que no hay programas para la mitigación y tampoco para informar a la población de los lugares más peligrosos o cómo actuar ante una tormenta severa o una inundación.

Los especialistas recordaron que en el último siglo, a partir de la desaparición del Río San Juan de Dios para sustituirlo por un colector, las autoridades han secado al menos siete cauces importantes que transportaban el agua de manera natural a las partes más bajas para evitar su concentración en un punto.

Se refirieron a la posible invasión de cinco hectáreas del Bosque Pedagógico del Agua en Colomos para convertirlas en áreas urbanizadas, lo que aumentaría el volumen de agua que escurre desde el Bosque Colomos hasta la zona de Plaza Patria, con el colapso continuo de la avenida Patria, que anteriormente ha presentado inundaciones severas y que es considerada un área altamente peligrosa.

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