Foto: cortesía Ruta Wirárika.

La Ruta Wixárika por los Sitios Sagrados a Wirikuta fue recientemente incluida en la Lista del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), lo que representa una oportunidad histórica para fortalecer la defensa del territorio sagrado vinculado a las prácticas espirituales, rituales y culturales de los pueblos indígenas wixárika.

El escritor y lingüista en lengua wixárika —originario de la comunidad de Xatsitsarie, Nayarit—, Gabriel Pacheco Salvador, y académico del Departamento de Estudios en Lenguas Indígenas del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), celebró el reconocimiento para revitalizar la lengua y la cultura wixárika.

“Me parece un gran reconocimiento, buenísimo para el pueblo Wixárika, que hay que celebrarlo, pero sería todavía mucho mejor si el reconocimiento realmente ayudara a destrabar la enseñanza propia», reiteró el escritor.

En este sentido, consideró que el reconocimiento de la UNESCO debe traducirse en acciones concretas para evitar en general el deterioro de la cultura, y de los lugares y paisajes de importancia sagrada.

“Para que, una vez que se consigue este reconocimiento mundial, realmente ayude a romper las barreras y no cerrar más la enseñanza de la lengua, una cultura con un saber milenario que es guardado a través de la oralidad, pero esta oralidad tarde o temprano se puede perder”, reflexionó el escritor.

Además, el reconocimiento implica la protección de los sitios sagrados, pues la ruta hacia Wirikuta atraviesa tres regiones ecológicas relevantes, afectadas por la tala ilegal de los bosques y del híkuri, o peyote, y amenazas a la biodiversidad en general.

“Estamos en la Sierra Madre Occidental, un buen tramo está reconocido como área natural protegida. A pesar de esto, los gobiernos estatales dan permisos a los madereros, a quienes no les interesa si hay animales que siempre han pertenecido ahí, ni las aves o animales acuáticos”.

Pacheco Salvador destacó que el impulso comenzó con el Consejo Regional Wixárika, que reúne autoridades tradicionales como el Consejo Regional Wixárika para la Defensa de Wirikuta y Lugares Sagrados.

“El tema se abordó desde 2011 por una cuestión que ocurrió en la región de Wirikuta por las concesiones mineras canadienses, para que el gobierno no permitiera esto. El pueblo nunca bajó la guardia y promovió esta idea de conservar el lugar donde están las empresas”, precisó Pacheco Salvador.

A lo largo del trámite por la incorporación de la ruta, se sumaron el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), con el acompañamiento de Conservación Humana A.C.

De acuerdo con el INAH, el bien inscrito consta de 20 componentes o sitios sagrados, ubicados en el centro-norte de México: Tatei Haramara, en Nayarit; Huaxa Manaka, en Durango; Tuapurie, en Jalisco; Cuyetsarie, Xurahue Muyaca, Cupuri Mutiú, Cacai Mutijé, Macuipa, Tatei Nihuetúcame, en Zacatecas; Huahuatsari, Cuhixu Uheni, Tatei Matiniere, Nihuetaritsié, Natsitacua, Uxa Tequipa, Tuy Mayau, Huacuri Quitenie, Wiricuta: Mucyuahue; Wiricuta: Raúnax, y Wiricuta: Maxa Yaritsie, en San Luis Potosí.

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