Y la investigación ¿para qué?

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Después de meses, y en ocasiones años de trabajo, la investigación está lista. Cómo garantizar que es un producto de calidad, cómo aprovecharlo. Al respecto la doctora María de Ibarrola Nicolín, especialista en investigación educativa del Cinvestav, opinó que cada vez hay más obstáculos para formar investigadores en el país. Las constantes reformas y diversas políticas educativas, además de la falta de apoyo a los proyectos por parte de las instituciones —tanto públicas como privadas—, ha convertido a los investigadores “casi en héroes”.
En su conferencia “La formación de investigadores en México”, efectuada en el marco de la FIL, dijo que un conflicto al que más se enfrentan los investigadores del país es la carga académica que por lo regular asumen.
Generalmente en las universidades, aseguró la doctora, se da por entendido que el investigador es también docente, por lo que divide su tiempo entre las aulas y la investigación, aunque finalmente no le es suficiente. “Un docente no puede ser investigador en automático”. Sin embargo, comentó que percibe un escenario positivo acerca del compromiso de los investigadores al desarrollar líneas de trabajo comprometidas con la justicia social y la equidad. Asimismo, hay muchos estudiantes que se sienten motivados para aportar conocimiento a su país.
Afirmó que en la parte académica también existen conflictos. El principal: ¿Qué tipo de investigación puede ser mejor aplicada?, ¿la investigación cuantitativa o la cualitativa?
De Ibarrola refirió que en cuanto a la investigación cuantitativa las encuestas resultan costosas, y la investigación cualitativa ha sido desacreditada por algunos académicos. “Quien hace una investigación cualitativa concluye mediante la interpretación sus resultados, entonces no es una investigación”,
La también integrante de la Comisión Evaluadora del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), señaló que se debe de investigar todo lo que se pueda, pues el método, si se realiza cuidadosamente, siempre va a aportar algo positivo, pero comenta que existen pros y contras para cada metodología.
Quienes son reconocidos como investigadores tienen que cumplir con algunos requisitos. Además de ser doctores en algunas de las áreas del conocimiento, comenta la doctora que es necesario haber publicado sus resultados en algunas revistas académicas. Pero este método en muchas ocasiones desvía la atención de la calidad del contenido de la investigación, pues la acreditación del investigador se realiza en base a la evaluación que los investigadores de más alto nivel realicen sobre su trabajo.
“En México la discusión académica se da poco y lo que sí se ha dado mucho es la evaluación. Difícilmente se va a encontrar a un evaluador que lea su trabajo de pies a cabeza, sobre todo por los 18 trabajos que presenta un investigador para que lo clasifiquen como tal. El evaluador se va por los indirectos: quién lo publicó, cuándo lo publicó, quién lo revisó”. Ésta, entre otras, es la razón por la que la investigación en México no da los resultados que el país requiere.
Ante un panorama así, los estudiantes caen en la interrogante —como lo hicieron durante la conferencia—: ¿Y la investigación para qué? A lo que respondió la doctora que a pesar de los obstáculos, la falta de recursos y la escasa aplicación, “se ha logrado bastante, pero en relación con la problemática educativa que tenemos, la investigación es escasa”, y concluye que “la propia satisfacción de trabajo va dotando de curiosidad intelectual”.

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