Un vistazo al mundo náhuatl

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Los caminos rurales de Cuzalapa se llenan de turistas entre los meses de abril y mayo. No se distingue la brecha del resto de la vegetación debido a la masa humana que acompaña a la imagen de las Vírgenes de Zacoalpan, Culuapan y Ayotitlán. Fieles y observadores recorren las comunidades de El Durazno, Las Gardenias, La Pareja y La Rosa, sobre la Sierra de Manantlán, mientras resuenan los tambores de baqueta.
Los danzantes mueven sus cuerpos ofreciendo alabanzas a las imágenes religiosas y “el mandante”, quien ofreció una promesa a las vírgenes, se encarga de ofrecer comida en cocinas públicas a los visitantes. A este ritual asisten turistas de Estados Unidos, Canadá y diversas regiones de México. Es la llamada “Fiesta de las tres Vírgenes”. Las tradiciones indígenas son potencial económico que se explota año tras año, además del comercio de productos orgánicos y el ecoturismo que han generado recursos y la sustentabilidad en la comunidad indígena de Cuzalapa.
Caminar entre fresnos, pinos, cedros; sentir el viento fresco de la sierra, escuchar el canto de las aves y recorrer los cafetales, es para muchos una atracción turística, pero para otros es parte de su rutina diaria.
En Cuzalapa, donde habitan los descendientes nahuas, al suroeste de Jalisco, en el municipio de Cuautitlán, dentro de la reserva de la biósfera en la Sierra de Manantlán, el ecoturismo se convirtió en una alternativa para conseguir ser una comunidad sustentable. Recorridos por los cafetales y por los sembradíos de calabaza, maíz, frijol y tomate. Descansos a la sombra de árboles frutales, además de caminar por la sierra, observar aves y aprender sobre la cultura y tradiciones de los nahuas comienza a generar beneficios para la comunidad.
Fue a partir de 2007 cuando se formalizó el proyecto turístico. Desde entonces han llegado grupos de estudiantes y de otras regiones que buscan aprender el método para también aprovechar sus recursos y disfrutar de las bondades de esta comunidad náhuatl.
Comenta Maritza Gutiérrez, investigadora del Centro Universitario de la Costa Sur (CUCSur) y coordinadora del proyecto turístico, que los recorridos se realizan en todo un día. “Los visitantes llegan aproximadamente a las nueve de la mañana al centro de visitantes, se les da de desayunar, después se les da el recorrido, y de regreso se les da la comida y se les explica cómo se trabaja ahí, cómo se procesan los productos”.
El objetivo es “que la gente conozca en su estado natural todas las cualidades de la cultura náhuatl. Se eligieron estas rutas porque muestra en cuanto a lo natural y a lo cultural cómo se vive en la comunidad y qué es lo que hay ahí”.
Además de los recorridos turísticos, el comercio de productos orgánicos como jamaica, maíz, frijol y principalmente el café, y productos como pipián y semillas de calabaza, se convirtió en la más importante de las actividades económicas de la comunidad, seguida de la ganadería en menor escala, la venta de bordados en manta y la recolección de frutos como guayabilla (o arrayán), capulín y mango. Los productos orgánicos están disponibles en tiendas naturistas de la región de la costa sur, principalmente en Melaque, La Manzanilla y Autlán. En Guadalajara se encuentran en la tienda de la RASA (Red de Alternativas Sustentables Agropecuarias).
Los beneficios del comercio llegaron hace más de 10 años a la comunidad, a partir de que sus integrantes se organizaron. La iniciativa surgió de un grupo de 12 mujeres indígenas que se hacen llamar “El color de la tierra”. Todas ellas, de origen náhuatl, están preocupadas por generar recursos, proteger su comunidad y difundir su cultura y tradiciones.
Doña Rosa, una integrante de “El color de la tierra”, comenta cómo fueron los inicios. “La misma situación, la necesidad de auto emplearnos en algo que nos dejara económicamente. Y otra cosa es salvar los cafetales, porque a raíz de que bajó el precio a escala nacional e internacional, el café se dejó de cortar, entonces principalmente fue eso, para salvar los cafetales y auto emplearnos. Aquí producimos el café de la mejor calidad”, comentó espontáneamente otra integrante del grupo durante una entrevista para su propio sitio web: www.cafecuzalapa.com
Las tradicionales fiestas de los nahuas también atraen a cientos de turistas. Esta comunidad con cerca de mil habitantes recibe a casi dos mil visitantes cuando se realiza la Fiesta de las tres Vírgenes. Así lo comenta el investigador Víctor Manuel Villalvazo López, quien ha trabajado en el área de desarrollo comunitario del departamento de Ecología y Recursos Naturales del CUCSur. Estas fiestas se realizan desde hace 400 años.
Cuzalapa es una comunidad fervientemente católica, pero conserva sus tradiciones y rituales indígenas. A pesar de que conservan sus rasgos físicos, los habitantes de esta comunidad ya no son náhuatls de raza pura, comentó el investigador, pero los descendientes buscan preservar sus prácticas como la medicina herbolaria y la lengua náhuatl. “Antes se les enseñaba en náhuatl en la primaria, pero ya no”. Ahora estos descendientes buscan preservar la lengua ancestral de boca en boca.
La cultura, el comercio y los recorridos turísticos han dotado de sustentabilidad a esta comunidad indígena que con sus propios medios, y por iniciativa de sus habitantes comienza a generar recursos y a mejorar su calidad de vida.

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