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Un símbolo de búsqueda y resistencia

Punto neurálgico de la ciudad, construida hace más de 70 años como homenaje a la Patria, la ahora Glorieta de las y los desaparecidos es un testigo vigilante de cambios y manifestaciones que conmocionan a la ciudad 

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Cada día miles de vehículos confundidos se arremolinan a su alrededor. En su base, decenas de retratos silenciosos observan al tráfico, recordatorio de búsqueda y resistencia, mientras en las alturas la Patria observa a la ciudad, fragmentada por la historia y el tiempo.

Al Sur de Avenida Chapultepec, la columna de cantera rosa erigida en memoria de los Niños Héroes reposa solemne en su glorieta, como un testigo inerte de muchos cambios: edificios que caen y resurgen, calles que celebran triunfos y derrotas, historias que se hacen cotidianas.

Bautizada hace más de 70 años en honor a aquellos niños que murieron por la patria, renombrada ahora la Glorieta de las y los desaparecidos, ya no sólo atrae miradas durante septiembre, sino que cada día invita a voltear los ojos hacia ella.

A sus faldas dos pequeños árboles sobreviven en sus macetas, respirando los olores de una ciudad que olvida los detalles. Más adelante, un par de rampas se apiadan de los pocos curiosos que se atreven a acercarse.

Foto: Abraham Aréchiga

Sobre la explanada, una pálida columna emerge como una planta que busca el sol, y a sus pies, seis jóvenes cadetes con nombres de escuelas públicas amagan atacar con sus armas de bronce. Parecen dispuestos a volver a morir por la Patria, a ser víctimas de otra guerra.

Más arriba, un manto de bloques rosa que forma el basamento, luce adornado con el águila devorando una serpiente, símbolo inequívoco de lo mexicano, con todos los claroscuros que esto representa. 

Cerca del cielo, la Patria corona este pilar. Cubierta con el velo de piedra, una figura femenina que sostiene rosas petrificadas se mantiene inmóvil, vigilante, con la vista hacia el Norte, hacia un escenario que poco a poco se llena de edificios y letreros de “Se renta”.

En esa zona que parece no dormir nunca, la Glorieta cumple su función y expulsa a miles de vehículos que la bordean y se pierden por las diferentes arterias de la ciudad que allí convergen.

Foto: Abraham Aréchiga

Algunos se alejan hacia el Sur, otros más eligen el camino opuesto y se pierden entre tráfico y bares, esquivando el eterno vaivén de los peatones distraídos.

Conforme avanza el sol, la sombra de la Patria se convierte en un escudo contra el calor. Aunque pocos se atreven a acercarse, hay días en los que la gente encuentra en ese lugar un sitio para hacerse oír, para festejar, para disfrutar su canción favorita, o para recordar la búsqueda.

La Glorieta sigue y seguirá ahí con cualquiera de sus nombres; hay quienes reconocen el lugar por el histórico mito de seis jóvenes cadetes que murieron por la patria; pero también hay quienes la hacen suya por el recuerdo de Marco, Daniel, Salomón y más de 14 mil personas desaparecidas que aún no están con sus familias.

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