Un “OrguYo” caro

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140209 CIUDAD Y REGION GUADALAJARA FESTEJO, MA„ANITAS, PICON Y CHOCOLATE POR EL ANIVERSARIO DE LA CIUDAD EN EL AYUNTAMIENTO DE GUADALAJARA FOTO: LUZ VAZQUEZ

Javier trabaja los sábados y domingos recogiendo chatarra. Veinticuatro horas cada semana es el tiempo de sus jornadas que inician con frío a las ocho de la mañana y termina a las veinte horas, cuando comienza la oscuridad de la noche.
Él es uno de los 2 mil 163 trabajadores eventuales contratados por el ayuntamiento de Guadalajara que forman parte del programa de empleo emergente en la campaña “OrguYo Tapatío“, en la cual se invirtieron 35 millones de pesos. Campaña que necesitó de 5 millones 418 mil 456.69 pesos (sin IVA), para su difusión en medios masivos.
A sus 20 años, tiene que soportar el sol, el “cotorreo” de sus compañeros más viejos y las miradas de las personas que no entienden su necesidad de trabajo. De sus actividades detesta cuando recoge fierros viejos y retorcidos, pero ama lo que hace cada quincena, cobrar los 2 mil 400 pesos por esas 48 horas.
“Lo chido es que cuando sacamos cobre, televisiones, refris que sirvan. Lo vendemos y nos repartimos las ganancias. En ocasiones, hemos encontrado dinero entre los cojines de sillones viejos. En una semana he sacado más de dos mil baros”, se ufana Javier mientras dice que llegó por error al ayuntamiento, que su único lujo es un celular que le costo 8 mil 400 pesos, tener la obligación de conseguir dinero para la escuela y pagar los 300 pesos del Internet al mes.
El sueldo de Javier es parte de los 26 millones 400 mil pesos de sueldos, destinados para los trabajadores eventuales.
Él no usa uniforme adecuado para su trabajo ni tiene más protección que la bendición de su madre cuando sale de casa todos los fines de semana.
En la “chamba” le dieron afiliación en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la cual tuvo un costo de 3 millones 850 mil pesos para asegurar a los trabajadores eventuales, de acuerdo a la información proporcionada por la Unidad de Transparencia del ayuntamiento tapatío con solicitud vía Infomex, Folio 00631809-002 y contestada el 17 de agosto de 2009.
Javier no sabe nada de estas cifras. No le interesa, pero luce una de las tantas playeras verdes, con el logo del ayuntamiento, repartidas con motivo de la campaña; y aún cuando su contrato vence en días próximos, tiene la incertidumbre de si la próxima administración con afiliación priísta, le dará “chamba” y la posibilidad de poder continuar con sus estudios de ingeniería en comunicaciones y electrónica, en la Universidad de Guadalajara.
“En enero dijeron que iba a haber recontrataciones, eso he escuchado, quizá no vaya a haber plazas, pero ojala que Aristóteles cumpla lo que dijo”.
Dice que no saldrá del ayuntamiento, que el poder que le otorga su gafete es demasiado como para perderlo, prefiere intentar ser paramédico en la Cruz Verde y esperar el mes de enero “para que Aristóteles se de cuenta de que sí hacemos que la ciudad se vea más bonita”, y si no, por lo menos estará haciendo relaciones con los del PRI, “que al cabo que ya ganaron”.
Te contrato un ratito
“Con un periodo tan corto (El programa de empleo emergente), la falta total y absoluta de planeación, de diseño de la propia política y del análisis de problema, no ayuda a resolver nada. Incluso no se puede considerar una política pública porque no resuelve el problema de fondo, que es dar empleo con certidumbre a los ciudadanos. Asegurarles un contrato definitivo o un empleo cuando más se pueda necesitar”, señaló Angélica Cazares Alvarado, investigadora del Departamento de políticas públicas, del Centro Universitario de Ciencias Económico y Administrativas (CUCEA).
Lo que también es cierto es que dicho programa se presta para la suspicacia, porque hablar de una política que duró pocos meses en tiempo preelectoral y con una inmediatez donde se vencen los contratos al último día de octubre, podría leerse que tiene toques electorales, comentó Cázares Alvarado.
La académica apuntó que las próximas administraciones de los diferentes ayuntamientos de la zona metropolitana, que entrarán en funciones desde el primer día del 2010, aún están a tiempo para planear ya que, ahí es donde se pueden ir resolviendo los conflictos.
Lo anterior, para que no se vuelva a “estar experimentando con la ciudadanía ni estar jugando a te contrato un ratito, pues eso no te permite tener claridad ni certeza en lo que se busca: la responsabilidad [del gobierno] en la calidad de vida”.

Cinco minutos con un funcionario
“Fue un éxito el programa” dijo el licenciado Carlos Santoscoy Gutiérrez, director general de recursos humanos del ayuntamiento de Guadalajara, quien sólo accedió a dar la entrevista por teléfono. No quería hablar del tema por otro medio, para el funcionario hablar del programa de empleo ya no era vigente.
En la entrevista comentó que el programa de empleo emergente que funcionó únicamente cinco meses y medio brindó trabajo a 2 mil 163 personas, de las cuales exclusivamente quedan 130 contratos vigentes hasta el 31 de octubre.
Cuando se le pregunta sobre el futuro de los empleados quienes a partir de octubre quedarán sin trabajo, su voz ya no es la misma “este, pues nosotros ya cumplimos”.
Santoscoy Gutiérrez, licenciado en relaciones industriales, según su currículo encontrado en el portal del ayuntamiento tapatío, a la pregunta de si cree que sería benéfico seguir con programas de este tipo me responde con un monosílabo: “No”. Se queda callado para después rematar, “no me corresponde a mi contestar ese tipo de cuestionamientos”.

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