Un museo de ciencia para Guadalajara o el abandono del Planetario

2743

Inaugurado el 18 de diciembre de 1982, el Centro de Ciencia y Tecnología Planetario “Severo Díaz Galindo” cubrió una necesidad natural de la población de la zona conurbada de Guadalajara, de tener un espacio equipado para conocer de las ciencias de una manera lúdica, en particular de la astronomía y la física. Incluso llegó a tener presencia en el ámbito nacional, al ser la sede, en 2005, del XX Encuentro nacional de divulgación científica auspiciado por la Sociedad Mexicana de Física.
¿Cómo un espacio e institución de tanta utilidad cayó en el olvido?

El declive del Planetario
Los cambios en las direcciones y estructura organizacional, así como su figura jurídica, de una u otra forma incidieron en el declive de sus actividades. Al respecto el documento titulado “Encargado del taller de física, informe de actividades profesionales que para obtener el título de licenciado en física presenta Marcos Ramón Gómez Ortega, CUCEI-UdeG”, dice: “En un inicio el Planetario fue administrado por el H. Ayuntamiento de Guadalajara. Las administraciones municipales pasaron y dejaron al olvido al Planetario. La infraestructura fue decayendo notablemente, al punto de mostrar el inminente paso del tiempo”.
A pesar de tener un compromiso a través de la cartera de cultura de la administración municipal, hubo una intervención del ejecutivo del estado, quien por medio del decreto 17349 (30 de enero de 1998), crea el organismo público descentralizado Patronato del Centro de Ciencia y Tecnología, con su ley respectiva.
No obstante este esfuerzo que conjuntó entre otras a las instituciones de educación superior y de investigación científica de la entidad, la situación en las salas de exhibición no mejoró, pues como consigna María Alejandra Sánchez Vázquez, en su tesis doctoral titulada “Scientific indifference: Understanding science in a Mexican planetarium” (Faculty of Social Sciences and Law, University of Manchester, 2004): “Tuve tiempo de escuchar las historias de los años buenos de algunas de las salas y exposiciones viejas. Se me dijo que mucho de lo que ocurre dentro de las paredes del Planetario depende del interés que muestran empresarios u hombres de estado en el Planetario y sus actividades. Por ejemplo, la Sociedad de Astronomía Amateur perdió el interés en el espacio bajo su cuidado cuando un director interesado en la astronomía dejó el centro. Los industriales del tequila dejaron de financiar eventos y exposiciones en las ferias de la ciencia en el mismo año en que los confiteros locales perdieron el interés en financiar una exposición temporal de sus procesos industriales”.
De nuevo la administración municipal de Guadalajara incidiría en el funcionamiento y existencia del Planetario, cuando, a instancias del médico especialista Alfonso Petersen Farah –presidente municipal en funciones–, se aprueba y emite un decreto y ordenamiento municipal que extingue “el Organismo Público Descentralizado de la Administración Pública Municipal denominado Patronato del Centro de Ciencias y Tecnología ‘Planetario Severo Díaz Galindo’”.
En ese momento se integra el patrimonio que detentaba dicho patronato a la Dirección General de Cultura del Ayuntamiento de Guadalajara, que en el transcurrir del tiempo prácticamente lo dispersó entre bodegas municipales y “donaciones” de dudosa utilidad pública, como consigna Cecilia Durán en una nota publicada en La Jornada Jalisco, del 23 de julio de 2009: “El Ayuntamiento de Guadalajara inició el desmantelamiento del Planetario Severo Díaz Galindo. Poco a poco las piezas emblemáticas se van acomodando en otros municipios y en bodegas municipales. […] La regidora Claudia Delgadillo, presidenta de la Comisión de Patrimonio del gobierno municipal, aseguró que algunas piezas y mobiliario del Planetario serán donadas, otras entregadas en comodato y la mayoría se guardará en las bodegas municipales”.
A la fecha no queda clara la intervención, tanto del ayuntamiento de Guadalajara como de la empresa española Mecano, responsable esta última del proyecto denominado Puerta Guadalajara, para la remodelación y reactivación del Planetario “Severo Díaz Galindo”.

¿Qué aprendimos?
Observamos que el Planetario “Severo Díaz Galindo” fue un ejemplo exitoso y temprano (recordemos que lo inauguraron en 1982), que transcendió la mera exhibición de una colección. A través del rescate de los documentos y sus testimonios nos dimos cuenta de cómo fue pereciendo. Así observamos: decreto municipal que afecta la estructura administrativa en sus funciones sustantivas y, que le imposibilita obtener recursos económicos propios; una dirección que abandona el perfil de su eje temático: la astronomía; abandono de la sede, como espacio de discusión y foros especializados; cierre al público; desmembramiento de la colección. Como resultado: un elefante blanco, fuera de los planes urbanos, dejando una isleta, que puede generar zonas de conflicto social.
El Planetario “Severo Díaz Galindo” ahora también es un ejemplo de cómo se pierde un museo. No sólo en las guerras y en los desastres naturales se pierden y son desmantelados, como lo plantea el ICOM, sino que lamentablemente son víctimas de la ignorancia, la codicia, el desinterés y las malas decisiones políticas. Los museos también deben rescatarse de la orfandad jurídica en la que son creados.

*Instituto de Astronomía y Meteorología.
**Dirección de Investigaciones Estéticas, Secretaría de Cultura, Gobierno del estado de Jalisco.

Artículo anteriorLeonardo da Jandra
Artículo siguienteLa edad de la plenitud