Un gineceo en la FIL

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Piensa en mujeres científicas. Haz una lista. Si la única que viene a tu mente es Marie Curie no es tu culpa. Quienes han escrito la historia se han encargado de que las aportaciones científicas de las mujeres queden en el olvido. Esa es la razón por la cual se abundó en la experiencia de tres científicas en el panel “Las mujeres y la ciencia”, del Sexto Coloquio Internacional de la Cultura Científica, que se realizó en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Un gineceo es la definición más adecuada que da Mariana Koppman del evento. Los gineceos eran lugares de la antigua Grecia donde las mujeres se reunían a discutir. El tema para debatir en la FIL: los obstáculos de la mujer en las ciencias duras.

Koppman es una de las participantes de la mesa, una mujer argentina que logró conjugar sus dos grandes pasiones: la bioquímica y la gastronomía. Ve en la empatía y el compañerismo una herramienta esencial para destruir cualquier indicio de comportamiento machista. Dirige una consultora en inocuidad alimentaria que maquina gracias a un personal mayoritariamente femenino.

Esta condición permite ayudarse unas a otras. Ella como jefa sabe que quienes eligieron la maternidad merecen un trato diferente, en los embarazos no se les asigna tareas que impliquen mucho esfuerzo físico y cuando tienen sus hijos hay un margen de tolerancia más amplio.

La única madre del panel comparte nacionalidad con Koppman, Valeria Edelsztein, doctora en Química que tiene un hijo de dos años. Cree en los juguetes como entes que forman parte de la educación, réplicas de concepciones sociales. Habló de la vida y obra de Hedy Lamarr, cuyas ideas fueron fundamentales para la creación de sistemas de amplio espectro como Wi-fi y Bluetooth.  Esas contribuciones no son de conocimiento de la sociedad porque la publicidad ha posicionado a la mujer como un ser torpe, afirma. Ejemplifica ambas posturas con el caso de Barbie y su “Math class is tough”, propaganda donde se estereotipaba a la mujer como alguien a quien no le gustan las matemáticas porque son complicadas.

Estereotipo desfalcado por Deborah Berebichez, la otra participante del panel  y primera mujer mexicana en obtener un doctorado en Física de la Universidad de Stanford. Narró una experiencia universitaria en la que un profesor no le permitió repetir un examen porque creía que la Física era un campo dominado por hombres. Esta discriminación fue motivo de impulso, primero para una demanda y después para el resto de su desempeño como científica.

Berebichez sostuvo, a la par del resto de los ponentes, que a la mujer se le tiene que cultivar ferozmente para que exija ser valorada en el mundo científico.

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