Un detective a lo Humphrey Bogart

1310

La cinematografía ha mantenido una estrecha relación con la literatura desde sus inicios; sin embargo, algunos géneros guardan una correspondencia esencial con la narrativa literaria de la que han emanado, como es el caso del cine negro. Una relación que será abordada en el VIII Foro de Novela Negra, que se celebrará del 22 al 24 de abril en Casa Zuno, en el que participarán expertos de uno de los géneros más socorridos del siglo XX tanto en el papel como en la gran pantalla. Roberto Herrera, Edna Montes, Rogelio Vega, Vanessa García Leyva, Encarni López, Bernardo Fernández Bef, Hilario Peña e Iván Farías ofrecerán un recorrido por la novela negra británica, la literatura policiaca y el cine negro, en un ciclo de charlas que serán inauguradas con la proyección del filme clásico de John Huston, El halcón maltés (1941).

El clásico de Hammett
“Rueda el libro”, le aconsejó el entonces consagrado director de Scarface Howard Hawks a John Huston cuando la Warner Bros le encomendó realizar la adaptación de la novela El halcón maltés de Dashiell Hammett a la pantalla grande: “No tienes que agregar nada, simplemente rueda el libro”. Era la tercera ocasión en que la novela de Hammett era llevada al cine: la primera en 1931, había sido dirigida por Roy Del Ruth mientras la segunda de 1936 por William Dieterle; no obstante, en ninguna de ellas Sam Spade, el perspicaz detective protagonista, parecía tener la relajada contundencia del pesimismo que Hammett le había construido en el libro.

Quizás era de esperarse, la literatura hacía tiempo se había adentrado con agudeza en la novela negra. En cambio, el séptimo arte había abordado la decadencia social y política desde otras perspectivas, de modo que las historias de detectives filmadas desde los años veinte respondían más a la influencia de las revistas “pulp”, de temática criminal y violenta, cargadas de acciones aunque con escasa profundidad psicológica. Con esta influencia, el detective de la versión de 1931 del Halcón maltés era, de hecho, demasiado carismático y galante para tomárselo en serio.

En 1941 John Huston —claramente influenciado por las lecturas de Dashiell Hammett, Raymond Chandler, Horace McCoy y James M. Cain— inauguraba sin saberlo un patrón de actuación y narración (basado esencialmente en el discurso verbal, aunque más tarde se emplearía también la voz en off y el flash back),  en el que el personaje masculino Sam Spade (Humphrey Bogart) atenderá con ingenio a su instinto incluso si debe contravenir a la ley, priorizando la investigación por encima de sus propias pasiones. Y las pasiones, por si fuera poco, no son un tema menor, sino un peligro latente que se entrelaza con el arquetipo de la sensualidad y la inteligencia letal de la mujer, Ruth Wonderly (Mary Astor).

Los motivos realistas, aunque con una estética estilizada que marcaría desde entonces la concepción del detective o policía encubierto que se tendría en el cine de Hollywood (elegante, fumador, pausado), encontraron en el filme de Huston la profundidad psicológica que acusaba una adaptación puntual de la novela de Hammett y que era esencial para generar la curiosidad que sobrepasara el límite de la seguridad; esencial por ejemplo para rastrear una reliquia millonaria, (la estatua de un halcón, repleta de incrustaciones de piedras preciosas, tributo de los Caballeros de Malta al rey Carlos V) bajo riesgo de muerte y volcar en una guerra fría internacional a un codicioso coleccionista, una dulce e insidiosa dama y un astuto detective.

Con la herencia que los filmes de gánsteres preludiaban sobre un incipiente antihéroe que es perseguido por una autoridad a la que se la mira como amenazante, o el antecedente de los filmes policiacos de los años treinta en los que el protagonista representa una sorprendente excepción a la regla ética e intelectual de su gremio, el cine negro (films noir) surge realista, pesimista y oscuro, reflejo de un sueño americano que se convertía en pesadilla, cargado, como lo ha apuntado Juan Carlos Paredes, de una influencia literaria proveniente del anglosajón realismo crítico del siglo XIX y de la novela criminal estadounidense del siglo XX.

Artículo anteriorEl Día Mundial del Libro se llenará de maravillas
Artículo siguienteResultados Programa Especial de Reconocimiento a la Superación y Desarrollo del Personal Académico de Carrera