Transportar la fatiga

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Desde hace siete años, Juan Ortiz (nombre ficticio) conduce 12 horas diarias un autobús foráneo. Su jornada inicia a las 6:00, “siempre con el ánimo de hacer lo que me gusta”, dice antes de subir al autobús de la empresa Guadalajara Chapala, en la antigua Central Camionera, en Guadalajara, a punto de comenzar la tercera vuelta del día hacia El Zapote, a donde transporta a por lo menos 60 personas en cada viaje de una hora de ida y otra de regreso.

El rol de Juan consiste en trabajar 10 días seguidos y descansar uno o trabajar 20 y descansar dos, “cosa a la que te acostumbras, si es que te gusta. Como mi padre y mis abuelos han sido choferes, desde los siete años empecé de la colilla, peine o acompañante de mi papá, en sus viajes a Mezcala”.

Para el chofer, los accidentes suceden por cansancio: “Si tú tomas la conciencia de ‘es mi jale y que vengo a hacerlo con gusto’, lo tomas como deporte y entonces, ¿para qué estresarte? Es cosa de resignarte y saber que es tu trabajo”.

De acuerdo a la Comisión Nacional de Seguridad, de la Secretaría de Gobernación, el conductor, el vehículo y el estado físico de la carretera, así como los factores del clima, son los elementos que interactúan entre sí en los accidentes carreteros.

La comisión detalló que en la red carretera federal —que asciende a 48 mil 300 kilómetros—, en 2014 se registraron 17 mil 939 accidentes. En lo que va de 2015 han ocurrido dos mil 666. Añaden que el 80 por ciento de los casos se debieron al conductor, en siete por ciento al vehículo, en nueve por ciento a los agentes naturales y en cuatro por ciento a las condiciones del camino.

Conducir más de tres horas diarias conlleva un riesgo mayor de sufrir un accidente, explica el investigador de la Universidad de Guadalajara, Alfredo de Jesús Celis de la Rosa, quien opina que las autoridades “no le han puesto la suficiente atención a la parte de la fatiga”.

“La causa más importante al interior del autobús que representa un riesgo es el conductor. Uno de los factores de riesgo más importante en los accidentes de tráfico es la fatiga y un chofer que maneja más de tres horas continuas, tiene fatiga. Por eso es indispensable que los autobuses tengan un relevo, particularmente cuando realizan viajes de más de tres horas. Algunas líneas de autobús las tienen, pero son pocas”.

En menos de 10 minutos, Juan partirá con su camión de la Central Camionera, pero antes se dirige a un área médica, donde le realizan una revisión general: se trata del servicio médico gratuito que les brinda la Secretaría de Movilidad. En este módulo revisan el estado de salud de los choferes y determinan si su condición es apta o no para continuar operando.

Aproximadamente efectúan mil 100 corridas al día, informó Francisco Salas, responsable de este servicio médico. Explica que antes de cada corrida, los operadores deben visitar el área, donde se les da el visto bueno.

“Entre las cosas que les checamos es el estado de fatiga, saber cuántas horas llevan laborando, pues la mayoría trabaja 10 días y descansa uno, o 20 y descansan dos. Checamos los reflejos, la presión, si presentan fiebre o aliento alcohólico”.

Informó que tienen la facultad de impedir que un chofer siga laborando en caso de que no supere el control, lo que se presenta tres o cuatro veces al día.

Juan gana un salario fijo de dos mil 500 pesos a la semana, ya que no debe competir por los pasajeros o boletos con otros conductores, pero “las personas, por seis pesos nos estregan su vida. Bendito sea Dios, hasta ahorita puras descomposturas del autobús, pero siempre manteniendo la calma”, cuenta Juan, quien, a la menor sospecha, revisa su camión.

Entonces, ¿usted sabe mecánica? “No es que yo sepa de mecánica, pero simplemente con darle una vuelta a la cuadra sé qué le hace falta al camión. Cómo ande depende de ti mismo”, responde.

Celis de la Rosa ejemplificó que en algunos países de Europa, “viajar en autobús es más seguro que viajar en automóvil, de acuerdo al número de lesionados que se registran”, mientras que en Noruega, un país con unos 10 millones de habitantes, se han propuesto reducir a cero el número de muertes por accidentes en carretera. En el caso de Jalisco, con siete millones de personas, este “registra mil 500 defunciones al año”.

La mayoría se deben a choques, seguidos de salidas del camino, volcaduras y atropellamientos. En números menores se reportan incendios, desprendimientos de ruedas, caídas de carga, desprendimiento del remolque y caída de algún ocupante, indica la Comisión Nacional de Seguridad.

El investigador puntualizó que los accidentes de tráfico representan un problema de salud pública, “que debería no ocurrir, ni en la zona urbana ni en carretera”. Veracruz, seguido de Jalisco, Guanajuato, Distrito Federal y Michoacán, son los cinco estados que registran el mayor número de accidentes en sus carreteras.

Para Óscar Domínguez, operador de autobuses de la línea El Salto, trabajar 12 horas seguidas en una jornada no es pesado, “una vez que ya te hiciste a la idea”. Él hace tres o cuatro corridas por turno y, en un buen día puede ganar hasta mil pesos, ya que también gana por comisión o boletaje.

“Estoy en esto principalmente por dinero, ya que nomás tengo la secundaria, y con eso no puedes ganar mucho casi en ningún lado, y aquí sí”.

En cuanto al tema de los accidentes, Óscar dice nunca haber pasado por uno, pero sí algunos de sus compañeros: “Lo que veo es que el estado de las unidades es muy malo. Desconozco de qué año sean, pero son unidades viejitas, deterioradas por el mismo uso, y por el pasaje que no las cuida”.

Mucho por mejorar
Todos los días, Angélica, de 32 años, sale de Mezcala en un autobús foráneo. Al día gasta 120 pesos en el transporte para venir a trabajar a Guadalajara, donde limpia casas. El servicio le parece adecuado, “aunque hay unos choferes que manejan muy acelerados”, reclama antes de abordar el autobús.

Junto a Gabriela se encuentra Enrique, estudiante de derecho en la UdeG, quien cada fin de semana, puente o vacaciones, regresa a Malpaso, localidad del municipio de Mascota, Jalisco.

“No voy diario, porque son tres horas de camino y porque el boleto cuesta 240 pesos, un precio que se me hace un poco bien, porque hasta ahorita nunca me ha pasado nada grave y los choferes son amables, aunque no tienen cinturón de seguridad”, menciona a punto de abordar el camión de la línea ATM (Autotransportes Mascota).

Para el investigador de la UdeG, existen normas que deben ser aplicadas a todo el transporte público foráneo y urbano, y una de las principales es el uso del cinturón de seguridad por parte de los pasajeros y durante el trayecto.

“Desde el punto de vista del vehículo, lo primero que debemos señalar es que deben tener cinturones de seguridad. Creo que la única que tiene es la línea ETN. Además, el mantenimiento mecánico de la unidad es fundamental”.

Lejos de la realidad que señala el investigador, se encuentra la unidad que maneja Rodrigo Fonseca (nombre ficticio), operador de la línea ATE (Autotransportes Etzatlán), que se dirige a la región Valles, hasta el municipio de San Marcos.

El autobús apenas sale de la ciudad —sobre todo en horas y días pico— por la carretera a Puerto Vallarta, y ya lleva todos los asientos ocupados, por lo que algunos usuarios que pagan hasta 100 pesos de pasaje por ir a San Marcos, tienen que ir de pie. Esta línea de autobuses es la única que opera en el corredor que va del municipio de Tala hasta los límites con Nayarit por la carretera libre, así que los usuarios no tienen otra alternativa más que “aguantarse”.

Es el caso de Tzitlalli López, quien trabaja cerca de la central de autobuses de Zapopan y diario debe trasladarse desde su casa. Cuando no consigue ride, no le queda de otra que usar el servicio.

“La verdad ya está súper caro. Pago 85 pesos hasta Ahualulco, y aparte de que retacan los camiones como autosardinas, se aprovechan y cobran lo que quieren. Como es la única línea”.

Por los altos costos de los pasajes, las condiciones mecánicas en el interior de algunas líneas de transporte foráneo, en las redes sociales se pueden encontrar grupos públicos en los que los usuarios organizan rides en distintas ciudades, tanto en autobuses como en camionetas particulares.

El investigador de la UdeG y director de la División de Disciplinas para el Desarrollo, Promoción y Preservación de la Salud, del CUCS, puntualizó que la mayoría de los accidentes de tráfico y los que más lesionados registran son entre automóviles, “aunque son más visibles los que involucran al transporte foráneo, pero no son los más frecuentes ni los más mortales”.

Mencionó que estas iniciativas no son las más seguras: “Son vehículos y rutas que no están reguladas. Generalmente el vehículo es propiedad del conductor y no tener la supervisión de una compañía es otro factor de riesgo. Para los usuarios es otra opción para transportarse, pero probablemente no sea la mejor”.

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