Susanita yo

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Buscar metros de tela de un blanco resplandeciente, elegir la mejor mirada romántica para una noche en el Caribe, y pedir el milagro de tener fecha disponible en la iglesia, son sueños que algunas mujeres tienen desde pequeñas, y son pensamientos recurrentes en muchos hombres del planeta.
Según cifras del Registro Civil de Guadalajara, durante el año 2007 se registraron más de 40 mil matrimonios. La edad promedio al momento de contraer nupcias en los hombres fue de  27 años y las mujeres de 24. Y es que tanto hombres como mujeres en algún momento de su vida les entra la ansiedad por casarse. Algunos ya desde pequeños lo tienen definido, interiorizado, viven en función, no del “sueño americano”, más bien del “sueño sudamericano”.
Importado desde Argentina, emblematizado por la singular historieta de Quino, la célebre Susanita, la que sueña con llegar al altar con su príncipe azul, con muchos hijitos azules y a quien lo que menos le importa en el mundo es si el propio azul del planeta va desapareciendo. Esa Susanita que algunos llevan dentro, otros la esconden y unos buscan asesinarla a ratos.
La psicóloga Guadalupe Monserrat García Nuño, perteneciente al Centro de evaluación e investigación psicológica del CUCS de la UdeG, explica que las personas que sienten más necesidad de casarse son aquellas que crecieron en un núcleo familiar donde se valora el vínculo matrimonial, con una educación estricta, donde sus opiniones no fueron tomadas en cuenta.Â
Con 25 años de edad, Claudia Quereño busca el mejor vestido blanco que le acompañe a sus nupcias en el próximo mes de noviembre. Tanto su esposo como ella son profesionales, esperaran dos años para hacer crecer la familia. La acompaña su mejor amiga, Yésica Gutiérrez, quien asegura que antes de casarse está primero la escuela.
“Hay que estudiar, tener un proyecto de vida que asegure las comodidades que deseas tener como ser humano, no es lujo, es prepararse para esa nueva vida que vas a enfrentar”.
Según la socióloga Margarita Martín Montoro, fundadora el Programa de estudios de género en el CUCSH, y quien en la actualidad pertenece al Consejo Ciudadano Jalisciense de las Mujeres, cualquiera de los dos miembros de la pareja, actualmente esperan tener un desarrollo personal para casarse.
Desde Aguascalientes, Irene Guerra y Daniel Muñoz, con menos de 28 años, visitan la Perla de Occidente buscando los mejores detalles para su boda que planean con un año de antelación. Ella siempre soñó con su boda desde pequeña, a él casarse le vino a la mente hace tres años.Â
“Vivimos en una sociedad muy mocha, hay que casarse, no se puede vivir en pareja. Hay diferencias generacionales. A mi edad mis padres ya tenían un hijo, nosotros queremos los hijos para dentro de tres o cuatro años”.
Argumento que complementa la socióloga Martín Montoro, “sin importar el sexo, en la actualidad, ambos buscan posponer la fecha de matrimonio hasta que ya estén más adultos para asumir esa decisión. Muchas parejas contraen nupcias después de los 30 años,  es menos frecuente en Latinoamérica, pero en Estados Unidos y en Europa sucede en un 70 por ciento de la población”.Â
Añade que antes la mujer veía el matrimonio como un fin para  estabilizar su vida y enriquecer su función reproductiva. Ahora la mujer piensa en ser primero en una persona que se valga por sí misma, con libertad económica, de pensamiento, elige la persona con la que se va a casar. El cambio generacional es grande.
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Hijos sí, pero no ahora
Los internautas también han trascendido, es el caso de Yesenia Larios, quien conoció a su prometido de 29 años por internet, sus expectativas de vida no incluían matrimonio, pero se enamoró: “No quería casarme, mi meta era seguir estudiando, ahora pienso ver a mis hijos crecer como profesionales, ver que lleguen tan alto como ellos quieran: Hijos sí quiero, pero más adelante”.
Margarita Martín Montoro señala que es así como la mujer  piensa en tener su vida más sólida cuando se casa, no piensa sólo en un hombre que la respalde económicamente. “El hombre también ha cambiado, busca ahora hacer una planificación familiar con el respaldo social y económico de su pareja”.
Socialmente se acepta más que las mujeres busquen tener una pareja a través del matrimonio. Se piensa en la realización como mujer cuando se casa y tiene hijos.Â
Para la psicóloga García Nuño, el pensamiento “Susanita” ha cambiado, “ahora la sociedad acepta la independencia de la mujer, se ha generado un cambio en las costumbres y valores antes establecidos, ahora ella busca autorrealizarse, ver objetivos a futuro, postergar su maternidad y en algunos casos llega a obviar por completo el hecho de tener hijos porque no es su deseo”.

Medios y familia
Señala García Nuño que los medios de comunicación también venden situaciones de enlaces matrimoniales con el fin de promocionar un producto consumible.
“Los jóvenes toman influencia de los medios de comunicación, de los cómics, donde a veces el mensaje es que el vínculo matrimonial no es necesario ni el compromiso en pareja. Muestran prototipos de enseñanza de nuevas relaciones de pareja”.
Refiere la especialista en psicología del CUCS que muchas alumnas llegan a consulta con la necesidad de conciliar el deseo de mamá o papá de ver a sus hijas casadas con sus propios deseos de superación personal.
“Lamentablemente, algunas toman decisiones poco conscientes, no planeadas y que trae la insatisfacción personal. Lo mejor es sopesar y no satisfacer las expectativas de otros”.
Algunos lo tienen como una pesadilla. Pocos lo miran con más ilusión, sueñan como Susanita, llegar al altar con ese príncipe azul en un planeta cada día menos azul. Diría Sócrates “Le aconsejo que se case. Si lo hace, será un hombre feliz. Si no lo hace, será un filósofo”.
Entonces mejor filosofemos.

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