Suicidios periodismo con ética

741

Cuando Ana González escuchó el nombre de su marido en una nota de una televisora local que detallaba la manera en que se había suicidado una noche antes, sintió la rabia y la tristeza más profundas de su vida. “¿Con qué derecho publicaron el nombre de mi esposo, su edad, la dirección de nuestra casa, y la manera y el lugar donde se quitó la vida?”, pregunta la mujer, quien pidió que cambiáramos su nombre en este artículo.

El mismo día, la noticia también fue difundida en las redes sociales de una radiodifusora de corte musical y en un periódico de Guadalajara, en un cuarto de página. En los tres casos mencionaban los detalles del suicidio y los nombres, edad y dirección de los familiares que habían identificado al cuerpo.

Ninguna nota hablaba sobre cómo es posible ayudar a una persona con tentativa de suicidio o proporcionaba datos de alguna institución que atiende estos casos o a los familiares; únicamente daban pormenores de cómo había ocurrido el hecho.

Durante el pasado enero, en Jalisco hubo mayor cobertura mediática por el aparente aumento en el número de suicidios. Muchos medios enfatizaron los casos suscitados en lugares públicos, como una iglesia y un cine. Titulares como “Imparable la ola de suicidios en el estado”, “Cuatro suicidas en las últimas horas en Guadalajara”, “Suicida se acuesta para que camión lo arrolle”, “Se ahorca mamá por infidelidad” o “Doctora se suicida con inyección letal”, pueden ser leídos en internet y medios impresos.

La sensibilidad y el sentido común son dos factores que deben ser atendidos en la cobertura mediática de un caso de este tipo, según propone el consultorio de ética de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).

El periodista y docente de la Universidad de Guadalajara, Sergio René de Dios Corona, afirma que antes de publicar es necesario evaluar los sucesos y hacer una investigación a fondo: “Cada palabra del titular impacta. En todos los casos hay que ser cuidadosos. Habría que ver el contexto”.

Agrega que “si es un personaje, es noticia, y si es un problema de salud pública, es noticia, y habría que tratarlo con pinzas. Pero tampoco hay que quedarnos en la mera nota. Hay que buscar opiniones fundadas sobre el suicidio”.

En cuanto a los pasos que habría que seguir, De Dios Corona menciona un protocolo básico: “No publicar el nombre del suicida, para no lastimar su imagen ni herir más a su familia o amigos. No solazarte en los detalles de cómo se suicidó. Evitar el morbo en textos e imágenes. Respetar su decisión. No mostrarlos como monstruos, sino verlo desde la óptica de un problema de salud pública con opiniones de expertos. No condenarlos ni opinar al respecto”.

En este tema, la responsable del área de Atención Psicológica en Desastres y Emergencias (Apside), de la Cruz Roja, Lizette Salcedo González, opinó que en la medida de lo posible los medios de comunicación deben evitar publicar estas noticias, que pueden influir en las decisiones de otras personas que consideran la posibilidad de quitarse la vida y también porque afecta a las víctimas de quinto grado, es decir, quienes se enteran a través de los medios.

“Personalmente optaría por comunicar lo menos posible las tentativas de suicidio, porque para algunas personas es abrirles la puerta a una nueva idea de cómo hacerlo. Son actos que pueden llamar la atención a otras personas que tienen algún tipo de crisis, aparte de que los medios juegan con la privacidad de las personas y utilizan un lenguaje agresivo a partir de un suceso tan doloroso”.

Mencionó que Apside y los 23 psicólogos de emergencias (profesionales que salvaguardan la calidad de vida de la sociedad y que están capacitados para intervenir en una tentativa de suicidio, crisis o en notificaciones de fallecimiento, por mencionar algunas áreas), atendieron en 2014, setenta intentos de suicidio, de los cuales dos se consumaron.

“Cuando llega al área de emergencias una tentativa de suicidio, primero el médico debe abordar al paciente. También podemos ingresar con el médico, dependiendo de la gravedad, porque primero hay que ver la vida. Es importante abordar a los familiares, hay que indagar qué es lo que sabe el familiar, pero en ningún caso nosotros damos la notificación de fallecimiento. Eso legalmente lo debe hacer el médico”.

Por conducto del trabajo de investigación que realizan en Apside, concluyeron que es posible salvar la salud mental de los familiares hasta en un 90 por ciento y prevenir un duelo patológico por medio del apoyo del psicólogo de emergencias. Ahí radica la relevancia de que un familiar no lea o se entere a través de los medios de comunicación sobre el suicidio de un ser querido, ya que esta circunstancia podría modificar el proceso de duelo y ocasionar una nueva crisis.

En esto coincide Luz María Coronado, directora del Instituto Jalisciense de Salud Mental (Salme), quien exhortó a los medios de comunicación a ser más cautelosos y a pensar que alarmar a la sociedad respecto a estos temas es peligroso, ya que la sobreexposición de los casos podría repercutir directamente en los ciudadanos con tendencias suicidas. Prueba de ello es que en el mes pasado, más personas han asistido a Salme a recibir atención porque se han sentido vulnerables.

“Que tengan cuidado y consideren el impacto, que incluyan en sus notas ayuda e informes sobre las maneras de prevenir las tendencias que podrían significar un riesgo para la salud mental y puedan llevar al suicidio. La cifra no ha aumentado significativamente, pero no significa que debemos dejar de preocuparnos y tomar medidas”.

Por ello, en la cobertura las implicaciones deben ser claras, añade De Dios Corona: “Cada medio tiene su visión. Ofrecer información y análisis del caso o morbo son los extremos. Casi a diario hay suicidios. Yo no los metería, salvo que fuera un personaje relevante o estuviera ligado a otro asunto grave. En todos los casos hay que ser cuidadoso, pero en general es algo de sentido común y tacto, lo mismo del medio como de los reporteros”.

Ulises Zamarroni, jefe de la sección local del diario El Informador, señala que “cada caso debe valorarse, y antes de publicar algún suicidio hay que tener claro qué queremos transmitir a la sociedad. El suicidio es un acto complicado y personal, pero hay casos y contextos que deben difundirse. Un menor de edad que se suicida debe alertarnos como sociedad. El suicidio de un político o un personaje debe tener un trasfondo que debe ser conocido. Cuando ocurre en un lugar público también debe difundirse, pero con una alerta sobre las implicaciones sociales. Nunca se debe informar sólo el hecho a detalle”.

La nota que leyó Ana González y que difunde los detalles de la muerte de su esposo, le resulta igual de dolorosa que el propio deceso de su pareja. Ahora se pregunta: ¿publicando estos casos y de esta manera, en serio estamos colaborando para hacer algo por las personas que no encuentran una salida a su sufrimiento y piensan en el suicidio como opción?”

Trabajar la ausencia
En la Clínica de Duelo por Suicidio, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud, los médicos Roque Quintanilla Montoya y José Ignacio Cruz Gaitán atienden a los familiares y amigos de alguien que se haya quitado la vida.

“El suicidio deja en los cercanos un shock y luego sensaciones de culpa, muchas preguntas de si pudieron ayudarlo o no, ya que es difícil aceptar algo así. Lo que queremos es ayudarles a que acepten la pérdida y la vivan, pero que también puedan volver a integrarse de nuevo a la vida normal sin el ser que se fue”, menciona Cruz Gaitán.

La clínica surgió como una respuesta a la línea de investigación que previamente habían desarrollado sobre los procesos de duelo en esta clase de pérdidas: “Pocos lugares trabajan con la familia que ha perdido a su ser querido por suicidio, ni se atiende el gran riesgo de que esto lleve a otro suicidio o a una calidad de vida psicológicamente inestable. Además, hay un estigma social hacia el suicidio. En Jalisco es visto como un pecado. Quien sufre el duelo por estos casos, también tiene que enfrentar el señalamiento y el tabú que hay aún por estos temas”.

Respecto a la cobertura de los medios de comunicación, Cruz Gaitán comenta que las noticias de este tipo modifican el proceso de duelo por suicidio de los afectados, ya que los hacen sentirse expuestos.

Para ambos sería aventurado señalar que las noticias propicien un impulso de emulación de la sociedad, porque hay muchas variantes relacionadas con una decisión de esta magnitud, sin embargo, admiten que si una persona ya tiene conflictos, las noticias o la relación con los hechos podrían incitarlo.

“Lo más grave que puede pasar es que naturalicemos estos hechos, como con la violencia, que pensemos que porque sucede en exceso pueda ser normal y tengamos que verlo como algo que pasa sin asumir las medidas que se tienen que tomar para respetar a los dolientes”.

En opinión de los especialistas de Apside, la psicoeducación es fundamental: “Los medios informan a la sociedad. Por eso es importante brindar información psicoeducativa sin restar importancia e impacto a la noticia. Que sea información que nos deje algo nuevo y que no nos deje peor de como estábamos antes de comenzar a leerla”, consideró Luis Fernando Soto, voluntario de Apside.

 

SEÑALES DE TENTATIVA DE SUICIDIO

Aislamiento Regalar o deshacerse de pertenencias Falta de sueño o apetito Hablar sobre dejar “asuntos en orden” Alejarse de amigos o familiares Cambio repentino de comportamiento, Pérdida de interés en actividades que solía disfrutar.

 

Para saber más…

Contacto para primeros auxilios psicológicos en caso de sospecha o tentativa de suicidio:
Emergencias: 065
Apside: 3586 8042
psic_eme@hotmail.com
Facebook: Apside (Atención Psicológica en Desastres y Emergencias).

Artículo anteriorTestimonios en pantalla
Artículo siguienteProyectos de ciudad