Seguridad social sólo de palabra

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Más de 355 mil familias mexicanas están registradas en el Seguro Popular bajo la premisa de que gozan de seguridad social. Sin embargo, especialistas en el tema indican que este programa no garantiza la cobertura a la salud ni la integralidad de la persona.
La Secretaría de Salud señala que el objetivo del programa es “brindar protección financiera a todos los mexicanos, ofreciendo una opción de aseguramiento público en materia de salud a todas las familias y ciudadanos que por su condición laboral y socioeconómica no son derechohabientes de las instituciones de seguridad social”.
Para Marco Antonio Castillo Morán, director del Observatorio para la salud, de la UdeG, “seguridad social implica la atención a la jubilación y la protección en caso de enfermedad o invalidez. El seguro popular no es seguridad social”.
La persona no puede vivir a expensas de un paquete de enfermedades que sí cubre, porque eso no significa una protección a la salud, sino una forma de protección sanitaria, añadió.
“No debe ser sólo una dádiva del gobierno, sino que se involucre la participación del usuario. Modelos como el humanismo científico, en el que lo importante es el ser humano como tal, pero estamos montados en un modelo utilitarista inmediatista, que busca resolver problemas inmediatos, aunque no se resuelvan las causas”.
Políticas sociales desgastadas
Eliminar la presión social y dar validez a un sistema político, pueden ser los objetivos del Seguro Popular, señaló Castillo Morán, quien comentó que no son nuevos en cuanto a políticas sociales.
En los setentas, con el presidente Luis Echeverría, existió el Pider (Programa Integral de Desarrollo Rural), que abarcaba el tema de salud. Con José López Portillo entró Coplamar (Coordinación para la Planeación de las íreas Marginadas), que también incluía el elemento de la salud: IMSS-Coplamar.
En 1988, bajo el mandato de Carlos Salinas de Gortari, nació el Programa Nacional de Solidaridad (Pronadol), que creó otra área de salud: IMSS Solidaridad. En el sexenio de Ernesto Zedillo, particularmente en 1997, nació el programa Combate a la pobreza, el cual respetaba los esfuerzos anteriores, pero también incluía la estrategia Progresa (Programa de Educación, Salud y Alimentación). De ahí nació IMSS-Progresa. En la administración de Vicente Fox destacó el programa Contigo, el cual Felipe Calderón bautizó como Para vivir mejor, del que se desprende el programa Seguro Popular.
“A mediados de los noventas se hablaba de los programas de transferencia monetaria condicionada, becas para la alimentación de la gente, a cambio de que se inscribiera en la escuela y recibieran atención a la salud. En esa experiencia México llevó una batuta interesante e incluso los chinos se basaron en este programa”.

La investigación
Marco Antonio Castillo Morán realizó un estudio con el fin de encontrar indicadores que permitan conocer la efectividad del Seguro popular. En el trabajo participaron 774 personas, entre usuarios del Seguro Popular, no usuarios y prestadores del servicio.
Al preguntar en qué se han visto beneficiados con el Seguro Popular, el 98 por ciento de los usuarios respondió que para apoyarse en los gastos de la enfermedad y el resto indicó que en nada. Sin embargo, al preguntar si a pesar de contar con el servicio han tenido que invertir más dinero, el 68 por ciento respondido que sí, representando el principal gasto los medicamentos.
En la parte cualitativa las principales respuestas de los usuarios entrevistados fueron: “hemos tenido que meter más dinero, porque hay cosas que no cubre”, “hay gente que no conoce del todo lo que este programa implica y no sabe que tiene que pagar más”. Por parte de los prestadores del servicio, contestaron: “Es un engaño, fue creado para ir desapareciendo poco a poco el Seguro Social”, “para la población evita que paguen la consulta, sin embargo para nosotros aumentan las consultas. No contamos con medicamentos ni insumos y no hay más médicos para apoyar”.

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