Rodar como calabaza

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La noticia de un joven que había perdido una pierna en un accidente impactó al escritor Mario Heredia. Empezó a darle vueltas en su cabeza. Su imaginación se activó y posteriormente soltó su pluma. Ese fue el inicio de Las machincuepas de Silvestre y su pierna biónica, novela editada por editorial Arlequín.
“Pensé en lo terrible que son esos accidentes, en que alguien crea a otra persona un problema sin tener intención de hacerlo”. En la novela el personaje principal pierde una pierna por el disparo accidental provocado por un amigo. En ese momento comienza el rodar por la vida de Silvestre. Después de una breve estancia en la sierra como miembro del ejército, se convierte en narcotraficante, después en amante de una asesina y por último de un ex boxeador.
La novela contiene una aguda y mordaz crítica al ejército, al clero y al gobierno. Con su implacable pluma, Heredia se burla de la doble moral, así como de las contradicciones que permean a muchos sectores de la sociedad mexicana y denuncia la corrupción. Llega, incluso, a la irreverencia.
Mario Heredia se nutrió de la realidad, de lo que escuchó y vio de niño para crear una trama capaz de mantener al lector atento a lo que sucede con Silvestre, personaje que no espera nada de la vida, que vive solo el presente.
El escritor, en cierta ocasión, escuchó que su madre lo había vestido de niña cuando él tenía seis meses de edad, lo que despertó el enojo de su padre. Heredia retomó el hecho para iniciar su novela.
Silvestre recuerda estar sentado frente a un espejo, adornado con moño rojo, vestido de encaje color violeta y pulseras de vidrio. Está rodeado de muñecas, propiedad de su madre. Él ya es un adulto cuando empieza a recordar y narrar su historia. “Ahora, cuarenta y cinco años después, podría decir que sigo en el mismo lugar, rodeado de las mismas muñecas, confundido entre los mismos rostros, pero sin mi madre a un lado. Y yo por fin, sin adornos, sin pintura, sin mi pierna derecha y vestido de la forma más convencional, solamente gozo”.

Realidad y ficción
Heredia mezcló la realidad con la ficción, sin preguntarse de dónde obtuvo muchas de las ideas que dieron forma a la novela. “No me cuestiono mucho de dónde salieron. Es inconsciente, me dejo llevar por la musa. Los personajes me van llevando por los caminos que tienen que seguir. Hay lectores que piensan que uno es consciente de todo lo que escribió y no es así”.
íšrsula, la pierna postiza de Silvestre, es todo un personaje en la obra. Se resiste a ser parte del ex estudiante de medicina en la Escuela Militar, pero no le queda de otra. Por más que desea huir, tiene que cumplir su destino.
Otro personaje es Mario, el amigo de Silvestre, que dispara la pistola accidentalmente: es el álter ego del escritor. “Realmente yo fui quien le cortó la pierna a Silvestre para poder escribir la historia. Silvestre se quiere vengar de Mario”.
La novela está escrita en primera y tercera personas. Hay momentos en los que el narrador entra en funciones, los cambios se dan sin que el lector, muchas veces, se lo espere. El objetivo es dar mayor agilidad y riqueza a la narración.
“Cuando empecé a escribir esta novela estaba utilizando un tono más realista y clásico. Como resultado iba logrando un melodrama, que cuando lo leí, pensé: ‘qué cosa tan espantosa. No puedo tocar este tema así’. Entonces fue cuando se me ocurrió hacer estos cambios de tiempo y meter el humor”.
Torreón, Coahuila, ciudad a la que fue por vez primera Heredia hace 15 años, y Nueva York, a la que considera capital del mundo, son los escenarios principales de Las machincuepas de Silvestre y su pierna biónica. Otro lo constituye la sierra, en la parte fronteriza entre Sinaloa y Durango, donde Silvestre se convierte en narcotraficante. Hay que aclarar que la novela habla del crimen organizado sin ser novela del género.
En cuanto al título, fue resultado del juego que hizo con las palabras de distintos títulos pensados. “La palabra machincuepa en Guadalajara no se utiliza mucho, pero en Orizaba, Veracruz, sí. En lugar de que la gente diga: “vamos a echarnos maromas”, dicen: “vamos a echarnos machincuepas”. Luego me puse a investigar su origen. Supe que era una palabra náhuatl que significa rodar como calabaza. Me gustó, porque el personaje principal rueda toda su vida de un lado a otro. Va de aventura en aventura”.
Mario Heredia nació en 1961. Radica en Guadalajara. En 1993 obtuvo el primer lugar en el Concurso nacional de cuento “Edmundo Valadés”, por el cuento “Preludio de un funeral” y el Premio internacional de novela “Sergio Galindo”, por su novela A la diestra del padre.
La presentación de Las machincuepas de Silvestre y su pierna biónica, tuvo lugar en el Fondo de Cultura Económica, en el auditorio José Luis Martínez.

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