Puente atirantado obra poco amigable

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Lo que el gobierno estatal presume en los promocionales televisivos como lo que será “una obra amigable” y símbolo de “la modernidad y el progreso”, para los expertos y la ciudadanía –que no fue tomada en cuenta al omitir la consulta pública necesaria– será “un cuello de botella”, “algo que no se necesita, porque estimulará más problemas vehiculares” y que “cuartea un poco el ámbito visual del entorno urbanístico”.
Esa es la opinión que la sociedad tiene respeto al puente atirantado, previsto para ser construido entre el cruce de las avenidas Lázaro Cárdenas y López Mateos, que tendrá una extensión de 950 metros, correrá desde la calle Atmósfera, hasta la calle Antonio Valeriano y contará con seis carriles.
Tendrá un costo inicial de 450 millones de pesos y 560 árboles que serán derribados para su construcción, que se calcula en un tiempo aproximado de 20 meses. En 14 de éstos, los carriles centrales de ambas avenidas permanecerán cerrados.
Las inconsistencias reclamadas se fundamentan principalmente en los daños al paisaje urbano, y al fomento de la utilización del automóvil.
Para el doctor Luis Felipe Cabrales Barajas, investigador del Departamento de Geografía, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, es una obra cuestionable, puesto que “hay una demanda de movilidad colectiva, pero los recursos son escasos”.
El maestro Horacio Santiago Luna, investigador del Departamento de Artes Visuales, en el Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño, indicó: “no creo que se integre mucho al paisaje urbano donde se desarrolla. De repente surgen como ocurrencias personales y se deja de lado la consulta pública y la utilidad, pero no hay un concepto integral que incluya el paisaje urbano. Solo se enfoca a la vialidad. Cada gobierno trata de dejar un sello mediante una obra que sea representativa”.

“Usa el vehículo, usa el vehículo”
“Usa el vehículo, usa el vehículo”
OMAR GARCíA

con una invitación, poco convencional, por medio de facebook y a través de la página www.pasaloaunmejor.org, se convocó a acampar en el camellón de Lázaro Cárdenas y la avenida López Mateos, lugar que desde el lunes 26 de octubre luce con barricadas de concreto que prohíben el paso en los carriles centrales de esa arteria vial. Permanecerá así hasta finales de 2010, al igual que las máquinas y los trabajadores de la construcción del puente Jorge Matute Remos.
El cuidado del medio ambiente es un argumento válido, pero aquella noche de octubre, cuando la lluvia arreciaba, parecía un anuncio de que los ciclos de la naturaleza están cambiando, y la poda de los árboles de la zona podría contribuir más a esto.
Pablo, un miembro del contingente, extraña a los árboles que aún viven en el lugar, y que seguramente serán replantados, pero tal vez no sobrevivan, comenta. Como él, hay cerca de 30 simpatizantes, no mayores de 40 años, quienes dormitan en las nueve casas de campaña y opinan que el puente atirantado es un capricho, porque “no hay ni planeación en los proyectos de movilidad urbana”.
A las 23:00 horas de aquel 26 de octubre llegó montado en su bicicleta Carlos Delgado, personaje famoso por haber lanzado a su perro Fidel como “candidato de la perrada”. Afirmó estar preocupado porque no sabe si un plantón de este tipo es la mejor manera de pedir un diálogo abierto con las autoridades.
Bajo la noche negra, el cocinero preparó una sopa espesa en la estufa de gas que alguien llevó. Es de letras y huele bien. Entretanto, discuten las razones del descontento. Jesús Carlos, el “Negro”, como lo conocen, cuenta que deberían haber hecho un estudio sobre las personas que cruzan esa arteria.
Según sus números, el 80 por ciento de los que cruzan tienen un recorrido de menos de cuatro kilómetros. Por el cruce de Lázaro Cárdenas y López Mateos transitan 250 mil vehículos, y con la obra, a mediano plazo habrá 500 mil automotores circulando por la zona.
Pablo señala que las autoridades piensan que el problema es la esquina de avenida Lázaro Cárdenas y López Mateos, que a la una de la mañana tiene a dos prostitutas como veladoras. Opina que “el gobierno no tiene una visión de ciudad”.
Los que comen con la misma cuchara de esa sopa todavía caliente, no están de acuerdo con los “comerciales” del gobierno del estado para promocionar la construcción del Matute Remus. Una de ellas es Karenina, una joven con gustos folclóricos, quien dice que es la teoría de George Orwell, basada en la repetición hasta el hartazgo: “usa el vehículo, usa el vehículo, usa el vehículo.”
La lluvia no moja, pero sí enfría demasiado. Es la 1:24 de la mañana e integrantes del contingente sacan seis cartulinas. “El chino” asevera que la campaña debe ser propositiva, que todos los carteles deben de tener impresa la palabra “Sí, sí a la ciudad planeada, sí a una ciudad incluyente, sí al diálogo”.
Es hora de dormir. Hay guardias que custodian el sueño de quienes dormitamos en las casas de campaña. Algunos, como Gisandro, mejor agarraron su bicicleta y se fueron a su casa, con la promesa de regresar y apoyar el movimiento. En el campamento, que seguirá hasta que los de Pásalo aun mejor aguanten el silencio de las autoridades, día que seguramente tomaran nuevas medidas, pues no son los apáticos que piensan los que tienen visión de escritorio.

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