Promueve CUCosta proyectos ecológicos en Puerto Vallarta

Investigadores de este centro trabajan en la recuperación de la zona estuaria de Boca de Tomates, el proyecto de una red de bosques urbanos, además del rescate de las inmediaciones del contaminado río Pitillal

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Con al menos tres grandes proyectos ambientales que beneficiarán a la población local y al turismo, el Centro Universitario de la Costa (CUCosta) busca rescatar, conservar y preservar la riqueza y la diversidad biológica de esta región de Jalisco.

La recuperación de la zona estuaria de Boca de Tomates, en Puerto Vallarta, para convertirla en un Área Natural Protegida, el proyecto de una red de bosques urbanos en la costa que ofrezca servicios ambientales y turísticos, además del rescate de las inmediaciones del contaminado río Pitillal, ocupa el trabajo de un grupo de al menos 18 especialistas multidisciplinares del CUCosta.

Este trabajo consolida la vocación que el centro ha tenido para contribuir a mejorar las condiciones de algunos espacios golpeados por el desmedido desarrollo inmobiliario y el excesivo turismo, como fue el caso del Parque Nacional Islas Marietas, afirmó el rector del centro,  Jorge Téllez López

“Hemos intervenido no sólo la Bahía de Banderas, sino también la Costa Alegre de Jalisco. Este un proyecto largo porque hay que convencer a los pobladores y ciudadanos de que es la mejor medida para preservar la riqueza biológica y los servicios que brindan entre ellos todos los valores económicos y de desarrollo que dan para la región, no es una tarea sencilla”, señaló.

Recuperar Boca de Tomates

Desde hace más de cinco años, el CUCosta ha pugnado ante las autoridades municipales por convertir a la ribera de Boca de Tomates en una área protegida de carácter municipal, una aspiración que podría ser realidad en poco tiempo.

Foto: Cortesía

El rector del centro explica que el proyecto “Zona de protección ecológica municipal de Puerto Vallarta -Boca de Tomates- Estero Boca Negra” abarca 165 hectáreas de terreno en las que se encuentran la desembocadura del Río Ameca -que nace en el Bosque La Primavera- y el Estero de Boca Negra, ambos cercanos a la zona del aeropuerto.

“Ha sido uno de los lugares más visitados por los locales desde hace muchos años y en la que suelen dejar su basura. Es una zona abandonada y peligrosa por las colonias de cocodrilos a la que hay que poner un orden y dar protección”, explicó.

La académica del Laboratorio de Ecología, Paisaje y sociedad del CUCosta, Eréndira Canales, explicó que en 2019 realizaron un Estudio técnico justificativo para impulsar la declaratoria de protección del área y delimitar el polígono que abarcará.

Durante años ha habido una pérdida importante de los bosques de manglar, fundamentales para la vida costera sostenible, y cacería de bajo impacto de reptiles en este espacio.

Sacar adelante este proyecto significaría ordenar la zona para que sus recursos sean mejor aprovechados, la restauración de los recursos ecológicos y el rescate de un sinnúmero de especies de flora y fauna.

“Es una zona alta en biodiversidad, súper importante para el Río Ameca, tiene muchas especies clave para conservar la dinámica de los manglares como son los cocodrilos, 21 especies de mamíferos, 153 especies de aves algunas de ellas migratorias, 14 endémicas. Además de ser zonas para recreación y la pesca de los pobladores”, indicó.

Una vez que los especialistas lleguen a un acuerdo con el ayuntamiento para delimitar el área protegida, se podrá avanzar en el proceso de autorización del cabildo para iniciar con el trabajo científico, adelantó.

La restauración del Río Pitillal

La deforestación en las inmediaciones del cauce del Río Pitillal, que desemboca en plena zona hotelera de Puerto Vallarta, tras acciones de desazolve por parte del gobierno municipal, generó un daño de al menos ocho hectáreas del bosque de galería, también conocido como bosque de ribera, denunciaron especialistas del centro y ecologistas.

A raíz de este daño los especialistas del CUCosta realizan visitas para hacer un diagnóstico de las condiciones medioambientales en que quedó, con miras a generar un proyecto de restauración que cuente con la colaboración de sector privado y el gobierno municipal, explicó el rector Téllez López.

Foto: Cortesía David Stanley

“Hacer un proyecto de restauración implica la disciplina en manejo de vida silvestre. Se tiene que hacer con base científica, antes tenemos que hacer un estudio en zonas aledañas para tratar de conocer cuáles son las condiciones naturales perdidas y poder restablecerlas”.

La especialista Eréndira Canales detalló que se han hecho análisis con imágenes satelitales para conocer la cobertura forestal que había antes y la que hoy prevalece. De las ocho hectáreas, 67 por ciento fueron “severamente afectadas”, lo que tiene un impacto en el hábitat de 300 especies de aves, reptiles, mamíferos e invertebrados y una gran cantidad de especies vegetales.

“Esta zona tiene diversos componentes, como el agua dulce del río que desemboca en el mar, el bosque de galería y el parque lineal que fue construido y lo convertía en un excelente ejemplo de bosque urbano. La deforestación afecta el disfrute del lugar y de la belleza escénica, porque ahora es básicamente suelo desnudo”, dijo.

La recuperación será posible una vez que concluya el diagnóstico y cuando termine el temporal de lluvia, ya que el cauce del río crece y representa un peligro para los especialistas que trabajan en la zona.

Una red de bosques urbanos en la costa

Los esfuerzos por rescatar las zonas del Río Pitillal y Boca de Tomates forman parte de un esfuerzo aún mayor. Los especialistas del CUCosta han delineado un proyecto para conformar una Red de Bosques Urbanos que integre al menos seis lugares en Puerto Vallarta y zonas aledañas.

La idea es que estas áreas naturales protegidas brinden espacios de recreación y turismo sustentable para que los visitantes conozcan la biodiversidad y los servicios medioambientales que aportan lugares como el Estero El Salado y la Reserva del Río Cuale o el parque lineal del Río Pitillal, por ejemplo.

Además se busca regenerar la belleza natural de esas zonas que han sido arrasadas por el desarrollo inmobiliario y el crecimiento turístico, dijo el rector Téllez López.

“En Puerto Vallarta el crecimiento de la ciudad ha sido acelerado y hemos perdido sistemas de montaña, de ríos y sistemas estuarinos. Buscamos una categoría de protección en cada uno de ellos y después sumarlos como una sola red para que exista la visión de la conservación y del uso público”, expresó.

Bartolo Cruz Romero, coordinador de la Maestría de Ciencias para el Desarrollo, la Sustentabilidad y el Turismo, del CUCosta, explicó que este corredor conectará de manera simbólica parques de uso público no tan conocidos como las cascadas de Palo María o el parque Agua Azul en la zona montañosa de Vallarta o el pueblo Playa Grande.

En cada parque se implementarían estrategias de recreación y educación ambiental según sus características como senderos interpretativos, turismo ecológico, deportes extremos, recorridos en lancha, caminatas, entre otras, añadió.

El proyecto es impulsado por el gobierno estatal y municipal y se irá desarrollando conforme se den las condiciones de protección de cada lugar, así como los servicios para garantizar el uso adecuado y sostenible por parte de los visitantes.

Zonas que forman parte de la red

-Cascadas de Palo María

– Parque Agua Azul

-Parque lineal del Río Pitillal

– Pueblo Playa Grande

– Estero El Salado

– Boca de Tomates

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