Poesía para despertar

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Cuentan que cuando murió, Jorge Manrique llevaba sobre el pecho una banda bordada con letras de oro que rezaba: “Ni miento, ni me arrepiento”. Eran las palabras de un poeta guerrero que había peleado contra los moros para ayudar a consolidar el Reino de Castilla; era la voz de “un poeta de transición entre la lengua medieval y el ‘itálico modo’ que tanto influyó en los siglos de oro”, según narra Hugo Gutiérrez Vega en el prólogo de la primera entrega —dedicada al poeta español del siglo XV— de la Colección de Poesía que él coordina, como parte del proyecto literario Letras para volar.

En el marco del Programa Universitario de Fomento a la Lectura, la Editorial Universitaria de la UdeG ha emprendido un proyecto para que las generaciones más jóvenes puedan tener acceso a fundamentales textos narrativos, ensayísticos y poéticos de la literatura universal, encomendando a importantes figuras del contexto literario nacional, como a Fernando del Paso, Fernando Vevia Romero y Hugo Gutiérrez Vega, la coordinación y selección de las obras para una colección creada para volar.

Con motivo del Día Mundial de la Poesía, el pasado 21 de marzo Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla, Rector General de la Universidad de Guadalajara, dio la bienvenida al primer número de los diez que conformarán la Colección de Poesía, en un Paraninfo Enrique Díaz de León colmado de jóvenes universitarios con quienes compartió el gusto por rememorar aquella literatura que ha hecho de la poesía el género que “trasciende las concepciones comunes de la realidad”. Un gusto que no debe verse mermado ante ningún desafío, por lo que “es necesario asegurar el derecho a la lectura de forma incluyente”, imprimiendo para todas las colecciones su respectiva versión en sistema braille.

Pero la poesía, al igual que las viejas canciones medievales, una vez leída pertenece a la memoria más que a la tinta “como dijera Rafael Alberti, porque lo que uno ama se memoriza espontáneamente”, recordó Hugo Gutiérrez Vega, con sus expresivos ojos bien abiertos —reminiscencias de una formación actoral que fue justamente la que lo acercó a la lírica— antes de citar de memoria las coplas de Manrique que aprendió hace 55 años, cuando viajó por el país con el grupo los Cómicos de la Lengua de la Universidad Autónoma de Querétaro: “Recuerde el alma dormida/ avive el seso y despierte/ contemplando/ cómo se pasa la vida/ cómo se viene la muerte/ tan callando/ cuán presto se va el placer/ cómo después de acordado/ da dolor/ cómo a nuestro parecer/ cualquiera tiempo pasado/ fue mejor”.

A más de 500 años de las coplas inspiradas en la muerte de don Rodrigo, padre de Jorge Manrique, Gutiérrez Vega presta su voz al poeta que “aunque la vida perdió, dejonos harto consuelo Su memoria”, frente a un auditorio dispuesto al recuerdo y a la espera de los títulos que prometen las subsecuentes ediciones que, según el mismo compilador, están repletas de “palabras para despertar en un mundo dormido y aletargado”. Una tarea que el autor de Los soles griegos, espera ansiosamente concluir siempre y cuando la vida se lo permita, pues reconoce —en honor al poeta castellano— que “querer el hombre vivir cuando Dios quiere que muera, es locura”.

En un acto simbólico dirigido a la comunidad juvenil universitaria, los ganadores de FIL Joven 2014 en la categoría de poesía, Itzel Bravo Calzada, Selene Camacho, Salma Barajas Delgadillo y Jorge Miguel Rivera recibieron durante la ceremonia de presentación ejemplares del primer título de la colección, mientras que la versión en braille fue entregada a otros ganador, Jesús Calvillo, de manos del Rector General, los escritores Fernando del Paso y Fernando Vevia Romero, y el Secretario de Educación de Jalisco Francisco Ayón López para impulsar el lema que ha servido de fundamento para este proyecto: “¡Que ningún universitario se quede sin leer!”.

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