Pizzería kamikaze

961

Haim, el protagonista de uno de estos cuentos, se embarca en una breve errancia en que la ansiada redención ya no es posible, pero aun así continúa adelante, como ejemplo único de un viaje que por definición ya no puede tener fin.
Acompañado por su amigo Ari y después también por la hermosa Lihi, se va topando en el camino con diversos congéneres suicidas, como Kurt, el vocalista de Nirvana, a quien esta historia considera un imbécil que busca reconocimiento póstumo en esa segunda vida, o un barman árabe que termina alcoholizado al no encontrarse con las 70 vírgenes que le prometieron antes de estallar en mil pedazos.
El resto de los cuentos que conforman este volumen incluye a un conductor de autobús que desempeña su profesión con gusto y un sentido de responsabilidad social, a falta de cumplir su sueño en la vida: ser Dios, relato de un progresivo ciclo de locura entre un grupo de amigos que aguardan su turno para enloquecer, y otros tantos elementos emanados de la inconfundible pluma de Keret.
Con este libro, un narrador del absurdo de la vida cotidiana ha llevado hasta sus últimas consecuencias sus relatos, ya que plasma y describe situaciones hilarantes y angustiantes al mismo tiempo, que han cautivado a miles de lectores de muchas partes del mundo.

Artículo anteriorAlberto Villarreal
Artículo siguiente¿Dónde quedó el ejemplo?