María Magdalena Flores González

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Desde niña quiso ser abogada. Defendía las causas que le parecían injustas y si sus compañeros o hermanos peleaban, ella se metía a la riña para defenderlos. Es la única hija mujer del matrimonio Flores González.
Creció con sus hermanos y eso le permitió tener un trato siempre de igualdad sexo opuesto, factor que le facilitó el camino para transitar en el terreno de la abogacía. Sin embargo, personas cercanas a ella no la veían ejerciendo la profesión y le decían que su apariencia era de maestra o doctora, “pero ahora que han observado mi desempeño, les queda claro que definitivamente esta era mi vocación”.
María Magdalena Flores González es egresada de la generación 85-90 de la Facultad de Derecho de la Universidad de Guadalajara. Es abogada litigante y ha trabajado en la administración pública desde el inicio de su carrera profesional.
Desempeñó diversos cargos en el poder judicial, fue síndico en el ayuntamiento de Lagos de Moreno, coordinadora jurídica de la Dirección de Seguridad Pública de Zapopan, colaboró en el Instituto de Transparencia y actualmente es secretaria académica del Instituto de Estudios Jurídicos y presidenta de la “Generación de abogados licenciado León Fernández, A. C.”

Como mujer, ¿qué ha sido lo más difícil para abrirse camino en el terreno de la abogacía?
Definitivamente no es un camino fácil. Se necesita carácter, porque muchas personas no creen en el trabajo de la mujer. En ocasiones hay que luchar contra cuestiones machistas, pero finalmente el respeto una se lo da. Yo desde que estaba estudiando ingresé a los juzgados y eso me permitió acoplarme bien con todos los compañeros, además de que tenía siempre el respaldo de mi juez, la magistrada Patricia Campos, que siempre me apoyó.

¿En qué medida las mujeres somos responsables de promover profesionalmente a las personas de nuestro mismo género?
Creo que en muchas ocasiones las principales bloqueadoras y competidoras de una mujer somos las propias mujeres, pero en mi caso, hablando del aspecto familiar, tuve el apoyo de mi mamá y de mis tías como una cuestión femenina y de género. Después, en el plano laboral, con mis superiores también tuve todo el respaldo. Entonces creo que fui afortunada, aunque no siempre es así: hay mucha competencia.

En la actualidad, ¿qué desafíos enfrentan las mujeres para desempeñarse en el campo del derecho?
Anteriormente eran más los retos, porque a las mujeres no se nos permitía estudiar, así que desde ahí ya comenzaban los obstáculos. En mi caso no fue así, porque no me pusieron barreras, a pesar de que vengo de una familia muy tradicional. Ahora ya no hay que lidiar con ese problema. Ahora la cuestión es prepararse mejor, porque existe mucha competencia. Lo más importante es tenerse confianza, tener un sentido de responsabilidad muy importante y estar conscientes de que hace falta su participación.

Es una realidad que todavía es reducido el porcentaje de mujeres que ostentan cargos directivos, ¿por qué cree usted que se da este fenómeno?
El problema es que en muchas ocasiones la mujer no se atreve a dar el paso a una competencia. Puede ser por cuestiones de educación, falta de confianza en sí mismas o porque de repente sí somos competencia. Basta ver cuántas diputadas tenemos en el Congreso del Estado, cuántas magistradas hay en el poder judicial. Las mujeres trabajamos bastante, pero en muchas ocasiones no se nos permite o también no nos permitimos estar en un puesto de primer nivel.

¿Qué aconseja a las jóvenes que quieren ser abogadas?
Que luchen por lo que quieren, que crean en ellas mismas y que se atrevan, porque las mujeres tenemos cualidades que algunos hombres no tienen, como organización, disciplina y el trabajo más a detalle. Ese es un atributo, profesionalmente hablando, que hay que destacar. Les diría que amen su carrera, que sigan el deseo de servir, que se valoren a sí mismas y que se den a respetar.

Como presidenta de un grupo de abogados, usted ostenta un cargo que en pocas ocasiones se confiere a las mujeres, ¿qué tan difícil es desempeñarlo?
Tengo prácticamente un año en este encargo. Fue una propuesta de mis compañeros abogados. Ellos consideraron que era tiempo de que yo asumiera la presidencia y ha sido una experiencia muy positiva. Tengo una responsabilidad muy grande, pero existe muy buena relación.

Primera persona
Magdalena Flores es egresada de la Facultad de Derecho de la Universidad de Guadalajara y presidenta de la “Generación de abogados licenciado León Fernández, A. C.”

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